Desde hace poco más de dos años, una mujer por lo demás anónima ha estado publicando videos en los que visita los sitios prohibidos de la ciudad en donde según los científicos los hombres no podrán vivir por al menos otros 20.000 años.

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Parece ser que al menos en Occidente nadie sabe el nombre de la mujer o su procedencia. La razón por la que visita esta región prohibida, sin embargo, está más clara ya que ella misma la explica en sus videos.

Se trata de demostrar que muchas cosas no son tan peligrosas como creemos y que mientras la humanidad tiende a exagerar algunos peligros subestima otros al punto que ni siquiera los tiene en cuenta. Chernóbil, afirma ella, ya no es peligroso y puede volver a ser habitado por personas.

En sus visitas carece de la más mínima protección, aunque cuenta con un sensor de radiación que le permite detectar qué tan alto es el nivel en el ambiente. Según sus lecturas, una visita a la ciudad abandonada (e incluso a la misma planta donde ocurrió el accidente) no representa mayor peligro que pasar un día bañándose en el mar sin protector solar o que entrar a un Hospital promedio. Estas dos cosas, afirma, someten a las personas a niveles aún más altos de radiación.

La joven se ha convertido en una práctica celebridad en el Internet por su valentía. No sólo ha visitado Chernóbil varias veces, sino que ha comido manzanas cosechadas allí y ha recogido trozos de uranio con su mano desnuda a menos de un kilómetro de la planta sin que considere que esto es un riesgo. Según afirma, el único momento en el que se ha sentido realmente en peligro fue al verse perseguida por un zorro.

Su nombre, dice, no importa, y ha mantenido su identidad bien oculta, con suficiente éxito, al menos, para que hoy no sepamos quién es. En cualquier caso, pasará a la Historia como la mujer que comió de la fruta prohibida… en Chernóbil.

Fuente de imagen: esp.rt.com