El asunto es que criar un cerdo con órganos humanos no solo se ha probado biológicamente muy difícil, sino que presenta importantes implicaciones morales y muchas comunidades y sectores sociales se oponen frontalmente a su desarrollo. Por dar un ejemplo, el gobierno de los Estados Unidos no está autorizado para darles fondos y como tal toda su investigación se viene desarrollando con donaciones de privados.

Pero, ¿serían las implicaciones iguales si no fuese un cerdo, sino una manzana?

La manzana

Como lo mencionamos en este artículo, hace poco tiempo comenzó a desarrollarse una tecnología revolucionaria que permitía modificar cadenas específicas en el ADN de un ser vivo. Hasta ahora, la ingeniería genética se había basado en apuestas más aleatorias, en las cuales se insertaba una cadena sin saber exactamente su posición. Actualmente, tenemos una precisión nunca antes imaginada.

Esto ha permitido el surgimiento de nuevas investigaciones en el campo de la genética. Recientemente un científico de la Universidad de Ottawa comenzó a experimentar insertando ADN humano en una manzana para ver si una planta podía replicar tejidos de un ser humano. En sus palabras, “quería ver si era posible tratar la biología como un hardware: tomar, sacar piezas, mezclarlas y crear algo completamente distinto”.

Sus investigaciones comenzaron con un éxito arrollador (e inesperado): logró cultivar una oreja en una manzana. El procedimiento no fue tan complejo, y al tratarse de un tejido simple la manzana pudo construir una oreja en medio de sus propias células.

Esto no significa que podamos producir órganos más complejos en frutas, como riñones o un corazón, pero sí significa que podemos producir tejidos  y eventualmente comenzar a crear “máquinas” biológicas que construyan partes más complejas y eventualmente quizás permitan que las personas con este tipo de limitaciones puedan tener una vida normal.

Imagen: elespectador.com