El poder de los virus
Los virus pueden ser letales. Terriblemente letales. Recordemos, por ejemplo, la terrible epidemia de Influenza de 1916 que pudo, al cobrar la vida de 100 millones de personas, ser la epidemia más letal de la Historia (recordemos que la Peste Negra pudo haber sido más letal en números totales o no, pero se lleva el premio si contamos el porcentaje de población).
Pero los virus también pueden salvar vidas. En el marco de la creciente inmunidad de las bacterias patógenas a los antibióticos, cada vez más se considera que alternativas como los bacteriófagos (especies de virus que atacan a bacterias específicas) podrían ser la solución a las potenciales “superepidemias” que podrían surgir en el presente siglo.
Recientemente, un grupo de científicos ha llevado esta faceta positiva de los virus aún más lejos, desarrollando, mediante manipulación genética, variedades que serían útiles combatiendo el cáncer.
Cáncer
De todas las enfermedades modernas, no cabe duda de que el cáncer es el más común… y el más temido. Pese al amplio desarrollo de nuestra medicina el cáncer sigue siendo una enfermedad letal y con tratamientos invasivos y tremendamente dañinos (aunque algunos consideran que esto es una decisión deliberada de las empresas farmacéuticas).
Esencialmente, el cáncer consiste en la mutación del código genético de un grupo de células que dejan de comportarse como deberían y comienzan un proceso de rápida reproducción que altera los tejidos (dañando su funcionamiento) y absorbe recursos del resto del cuerpo. Detectar las células y atacarlas individualmente sería lo ideal, pero las tecnologías actuales no lo permiten, y por ello los tratamientos resultan tremendamente dañinos para el cuerpo.
Los virus podrían solucionar esto si se encontrara una manera de hacerlos detectar las células malignas y diferenciarlas de las células sanas.
Y científicos españoles parecen haberlo logrado
CPEB
La investigación se realizó analizando proteínas presentes en células sanas y cancerígenas. Los científicos encontraron que un grupo de proteínas llamadas CPEB presenta características diferentes en uno y otro caso: mientras que la proteína CPEB4 está casi omnipresente en las células cancerígenas y ausente en las sanas, la CPEB1 presenta el patrón opuesto. Es un rastreador perfecto para los virus, que podrían modificarse genéticamente para atacar únicamente las células malignas.
Como todo en medicina, estamos hablando de un descubrimiento reciente que tendrá que ser estudiado y probado con cuidado para determinar su funcionalidad, pero que nos pone ante perspectivas emocionantes. Quizás en unos años estos virus modificados sean la solución definitiva (o al menos una parcial) al eterno problema del cáncer.
O quizás se conviertan en una nueva epidemia, desencadenando un apocalipsis zombie. Uno nunca sabe.
Imágenes: 1: foxnews.com, 2: dailymail.co.uk