Invasores
Hemos hablado un poco en estas páginas de las especies invasoras y del peligro que representan para los ecosistemas. Hace poco le dedicamos un artículo al pez león: una especie nativa de Indonesia que escapó en Florida en los 90’s y en la actualidad está amenazando incontables especies de los arrecifes coralinos del Caribe.
Por causa de la mediación humana (y de la globalización), este tipo de incidentes suelen ocurrir de manera constante. En el pasado, incontables especies fueron introducidas porque con ello se buscaba “mejorar” los territorios o generar ganancias económicas, entre otras razones. Pero con el tiempo las personas se dieron cuenta que muchas veces los resultados eran desastrosos y era mejor dejar las cosas como estaban. En la actualidad, introducir especies a un ecosistema al que no pertenecen es un crimen en muchos países.
Pero en ocasiones los beneficios económicos de una especie hacen que las autoridades permitan su introducción controlada en jaulas o corrales y la especie termina por escapar. Esto fue lo que sucedió con la cobia, un pez depredador que escapó de unas granjas en Ecuador en el 2016.
Cobia
La Cobia es un pez depredador, habitante de los mares tropicales y templados del mundo con la única excepción del Pacífico Oriental. Se trata de un pez carnívoro, ágil y de rápido crecimiento que alcanza los dos metros de longitud y los 70 kilogramos de peso. Por su crecimiento rápido es considerado una buena alternativa productiva para las personas que viven en la costa. Además, su carne firme y de buen sabor lo hace un pez bastante cotizado: un kilogramo de peso puede fácilmente superar los 20 dólares de precio.
En Ecuador, país con costas en el Océano Pacífico, comenzó a promocionarse el cultivo de cobia hace poco más de 6 años. Varias personas hicieron sus granjas en el océano (donde encerraban a los peces en jaulas) y resultó que en agosto del 2015 a un productor se le escapó un número indeterminado de peces.
Y ahí se encendieron todas las alertas. Se temía que la cobia conquistara el Pacífico Oriental (un ecosistema en el que no era conocida, y por lo tanto en el que sus potenciales presas no tendrían defensa alguna) tal y como el pez león conquistó el Caribe.
Los fugitivos
Se supone que todos los peces de un criadero son del mismo sexo, pero en este caso no se tiene la certeza. Por esta razón, no está claro si los peces podrían reproducirse o no.
Dos meses y medio después de la fuga el Instituto Smithsoniano reveló el avistamiento de cobias en Panamá. Por su tamaño, se calculó que eran las mismas que se habían fugado de Ecuador. Esto significa que recorrieron más de mil kilómetros en menos de tres meses.
Es posible que estos peces no puedan reproducirse (si son todos del mismo sexo), y es posible que aún cuando puedan hacerlo su población no aumente de manera desenfrenada como lo hizo la de pez león. Pero en cualquier caso, las alertas están lanzadas. Las autoridades han educado a los pescadores para reportar la aparición de los peces y les han indicado que deben pescarlos a toda costa.
Lamentablemente no hay noticias en los últimos dos años sobre la invasión de las cobias. Pero esto es positivo. Significa que seguramente el asunto no pasó a mayores y el Pacífico no fue conquistado por una especie invasora. Las cobias podrían haber muerto, haber sido incapaces de reproducirse, haber sido pescadas o haber sido comidas por otros depredadores generalistas, como los tiburones.
Fuentes:
- https://www.bbc.com/mundo/noticias/2016/02/160224_ciencia_pez_cobia_de_ecuador_a_colombia_y_panama_ap
Imágenes: 1: youtube.com, 2: arkive.org