Robótica
La robótica ha estado en boga ya por más de una década y sus impresionantes avances nos hacen preguntarnos si no llegará un momento del futuro cercano en el que la Inteligencia Artificial sea un concepto con el que tengamos que lidiar y no una simple noción de ciencia ficción. Sin embargo, las nociones que tenemos de robótica suelen ser un tanto… esquemáticas: vinculadas a estructuras metálicas con partes rígidas. Un robot blando es un concepto un tanto… extraño.
Y sin embargo, es algo que los científicos han estado intentando por algún tiempo. El concepto actual de robótica, aunque extremadamente funcional a sus fines, ha resultado poco flexible e incapaz de responder ante toda una plétora de necesidades.
Por esta razón, los robots blandos son de hecho un proyecto de muchos colectivos científicos. Y recientemente parece haber sido creado el primero de ellos funcional.
Octobot
Basta un vistazo para darse cuenta de que el modelo para este robot fue el pulpo. Las razones son lógicas: estos magníficos animales tienen una capacidad impresionante para encajar sus elásticos cuerpos por las más diminutas hendiduras.
El robot, si hemos de ser francos, no es nada impresionante. Se trata de un pequeño pulpo de goma con un circuito interno que no tiene cables y extiende sus tentáculos usando reacciones químicas. A decir verdad, a primera vista no sorprende tanto (a menos que exceptuemos el diseño, que es bastante interesante).
Pero la ingeniería detrás del sistema es algo verdaderamente magnífico. Se trata de un sistema que utiliza reacciones químicas – principalmente peróxido de hidrógeno – de la mano con canales cuidadosamente imprimidos con impresoras 3D para catalizar el movimiento de las patas, que suben y bajan de manera rítmica.
Aunque por ahora el pulpo es más bien inútil, se espera que esta tecnología permita la construcción de verdaderos robots blandos capaces de acudir a desastres, arrastrarse bajo las ruinas de un terremoto o incluso entrar al cuerpo de una persona y taponar una hemorragia.
Es un concepto muy, muy simple que promete aplicaciones revolucionarias. Es posible que en una década estemos viendo una nueva generación de robots construidos con un tejido completamente blando.
Así mismo, resulta un poco aterrador cómo la ciencia, cada vez más, crea objetos que se asemejan a la naturaleza. Al final, quién sabe, podríamos terminar en un mundo en el que no sepamos bien cuál es el animal salvaje y cuál el robot.
Imagen: popsci.com