Una incesante búsqueda
Teniendo en cuenta la vastedad del universo, podríamos decir que la pregunta no es si encontraremos vida extraterrestre, la pregunta es cuándo (y también, claro, si nuestra civilización estará viva cuando suceda). Hasta hace poco más de una década, los avances en este sentido eran pocos, pero nuevas tecnologías y el lanzamiento de satélites con telescopios más avanzados podrían indicar que encontraríamos vida en poco tiempo.
Lo más interesante para cualquier científico sería encontrar vida inteligente pero, hay que admitirlo, es también lo menos probable. Por supuesto, se trata de un colectivo que no acepta la teoría del contacto con alienígenas y considera que cualquier sociedad extraterrestre debe presentarse abiertamente ante los habitantes de la tierra. Las conspiraciones no son un tema que les interese.
Sin embargo, este grupo de investigadores se encuentra comprometido con encontrar rastros de vida en cualquier planeta cercano a nuestro sistema solar (o, incluso, dentro de él). Así sea un organismo muy sencillo, como una arquea o una bacteria, una vez aparezca sabremos que el proceso terrestre puede repetirse y que la evolución podría llevar a vida compleja en otros mundos, incluso, por qué no, a una inteligencia semejante a la nuestra.
¿Dónde podremos encontrar vida?
Por supuesto, la vida en la tierra ha existido (de acuerdo con varios cálculos) por poco más de 3500 millones de años, la vida inteligente por menos de 200 mil. Por esta razón, los científicos se concentran ante todo en la posibilidad de vida microbiana… la cual podría incluso encontrarse en nuestro propio sistema solar. Sin embargo, no conocemos tipos de vida diferente a la terrestre, por lo que por ahora los científicos se concentran en condiciones semejantes a las de la tierra.
De acuerdo con la BBC, el ingrediente fundamental para la vida en la tierra es el agua en estado líquido. Algunas posibilidades alternativas, como Titán, la luna de Saturno con sus mares de hidrocarburos, también han sido evaluadas, por ahora los científicos se concentran en lugares donde hay, o hubo, agua. Uno de los lugares más cercanos e interesantes es el planeta Marte.
Hasta el momento, las evidencias de Marte nos indican que hubo agua en la superficie por un periodo de tiempo bastante largo. Quizás fue suficiente para desarrollar vida e incluso podría existir aún vida microbiana, sin embargo, las (pocas) muestras no indican rastros de compuestos orgánicos. Los científicos dicen que esto no es para nada sorprendente y que se debe al largo tiempo que la superficie marciana ha estado desprovista de agua: si quedan microorganismos, deben estar ocultos bajo tierra. Es posible que hasta que colonicemos el planeta no seamos capaces de encontrarlos.
Otros candidatos en nuestro propio sistema solar, además de Titán, son las lunas heladas de Europa y Enceladus. En este momento ya hay una petición de la Casa Blanca para destinar 30 millones de dólares para enviar una sonda a Europa que sea capaz de perforar su capa de hielo y obtener muestras de sus océanos subterráneos. En el caso de Enceladus, hay incluso una especie de “géiseres” que arrojan agua incluso al espacio, en donde una sonda podría recogerla y traerla a la tierra para analizarla.
Cómo se observa el espacio
Las probabilidades son que en el Sistema Solar no haya más que vida microscópica, aunque no cabe duda de que todavía se sueña con encontrar ecosistemas complejos en Titán o en Europa. Sin embargo, la posibilidad de que en un planeta cercano exista vida compleja (incluso, inteligente) es muchísimo más alta y a esto le apunta una nueva misión, basada en la potencia del telescopio espacial Kepler y de nuevos telescopios más potentes que se comenzarán a usar en los años por venir. El más importante se denomina TESS y será lanzado al espacio en 2017.
Se trata de analizar la atmósfera de los planetas en las regiones vecinas al sistema solar. De acuerdo con la NASA, cada vez que un planeta pasa enfrente de su estrella la “opaca” y su atmósfera se ilumina ante el telescopio. Analizando los espectros de luz sería posible determinar la composición de la misma y analizar sobre las probabilidades de que estos elementos se den de manera natural o no. Por ejemplo, el oxígeno es un elemento muy reactivo (es decir, que se mezcla con otros elementos), por lo que si las plantas no lo produjeran no existiría en la atmósfera terrestre. El nitrógeno, en cambio, es abundante en muchas atmósferas y puede permanecer allí por miles de años.
Encontrar un planeta con una atmósfera de elementos reactivos podría significar que procesos desconocidos dentro del planeta tendrían que generar estos elementos. Después, ya quedaría determinar qué tan probable es que estos procesos sean naturales o artificiales.
Lo triste del asunto es que aún pasarán décadas, siglos, milenios quizás, antes de que seamos capaces de alcanzar estos planetas. Y por ahora, ninguna civilización semejante a la nuestra (curiosa, quizás, de los cielos infinitos) ha logrado comunicarse con nosotros. Es casi seguro que no estamos solos, pero es también probable que nuestra generación, al menos, no pueda ver a nuestros hermanos en este universo.
¿O acaso ya los vimos, solo que no lo sabemos? ¿Qué opinan?
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