Veamos hoy a uno de esos curiosos bichitos que tanto nos gustan. Se trata de un pequeño crustáceo isópodo la mar de aprovechado, ya que pasa toda su vida parasitando a diversos peces hasta el punto de llegar a reemplazar su lengua, siendo éste un caso único en la naturaleza en el que el parásito sustituye un órgano de su anfitrión.
La Cymothoa exigua, como se conoce científicamente a este animalito se aferra a la lengua del feliz y desprevenido pececillo que se la zampa inocentemente sin saber que acaba de alojar a un inquilino del que no volverá a desprenderse. En un principio, el bicho, una vez aferrado con sus patas delanteras a la lengua, vampiriza al pez bebiendo su sangre a través de la arteria que suministra el riego a la lengua, esta, al tiempo y precisamente por esa falta de riego, acaba por atrofiarse.
Aquí viene la segunda parte, cuando la Cymothoa toma el control de órgano uniéndose a sus músculos y haciendo las funciones con su propio cuerpo, en este punto según parece, deja de alimentarse de sangre para pasar a otros alimentos más sabrosos, como las mucosas del pez…
En fin, que parece ser que al pez no le hace ningún daño, pero claro, tampoco ninguno ha contestado a las preguntas de los científicos por el momento. Lo único claro es que este okupa de la naturaleza, mezcla entre borreguito y cigala, se lo ha montado bastante bien y, si algo funciona, ¿para que se va a cambiar?
Fuentes:
https://es.wikipedia.org/wiki/Cymothoa_exigua