El Concilio de Nicea
El Concilio de Nicea se realizó en el año 325 de nuestra era e involucró la participación de numerosos obispos y representantes eclesiásticos. Fue convocado por el Emperador Constantino y buscaba consolidar las creencias de la Iglesia y unificarla en todo el mundo cristiano.
Si bien el Concilio de Nicea no “creó” la Biblia moderna, sí tomó decisiones respecto a los libros que estarían en ella. No se sabe con seguridad en qué momento se consolidó el libro sagrado que llegaría a tiempos actuales, pero se sabe que tuvo que ser antes (o por mucho, en torno) del año 500.
En cualquier caso, entre las decisiones que se tomaron en Nicea, y que serían posteriormente ratificadas por las comunidades de la Iglesia estuvo el rechazo a obras que no se consideraban fiables o se creían falsificaciones. Una de estas obras fue el Evangelio de Judas, un documento del que no sabríamos nada de no ser porque, por azar, una copia apareció en los 1970’s.
El Evangelio de Judas
Como muchos otros documentos antiguos de la cristiandad, incluyendo los Pergaminos del Mar Muerto y los Evangelios Gnósticos, el Evangelio de Judas fue hallado por azar en Egipto, como un antiguo manuscrito escrito en copto y posteriormente enterrado. Sin embargo, en este caso el descubrimiento ocurrió varias décadas antes de la publicación del documento y este permaneció en manos privadas antes de llegar a los museos. En la actualidad se conserva menos de un tercio, lo cual es una lástima porque seguramente estaba originalmente completo.
Pero en cualquier caso este documento contiene, entre sus elementos, una copia completa (que ha llegado casi intacta a nuestros tiempos) del Evangelio de Judas: documento que hasta su hallazgo ni siquiera sabíamos que existía.
El Evangelio de Judas, como su nombre lo indica, dice ser un relato de la vida de Jesús desde la perspectiva de Judas Iscariote, el aborrecido discípulo que entregó a su maestro a los romanos. Pero ¿qué dice dicho Evangelio?
Jesús humano
Lo primero es que el Jesús que aparece en estos relatos como un personaje diferente, mucho más terreno, por así decirlo. Se le registra no solo riendo, sino burlándose de la ignorancia de otros, una característica altamente improbable con el Jesús del que hablan los evangelios canónicos. Así mismo, se menciona la compañera de Jesús como María Magdalena, palabra que en Arameo o Griego solía referirse a la pareja sentimental (pero no en copto, que es el idioma del Evangelio… pero es posiblemente una traducción del griego).
El mejor discípulo
En el Evangelio de Judas se indica que Judas era el discípulo más cercano a Cristo, y el único que entendía verdaderamente su mensaje.
En efecto, los demás discípulos no habían entendido el mensaje profundo de Cristo y seguía apegados al mundo material, pensando que en él encontrarían la salvación. Pero Judas, quien era el discípulo más cercano entendía bien al Maestro y sabía que la salvación provenía, tenía que provenir del espíritu. Por esta razón, la muerte del cuerpo de Cristo (que ocurrió porque el mismo Jesús, personalmente, así lo planeó, y le pidió a Judas que lo entregara) no es algo de lamentar y fue lo que permitió su renacimiento espiritual. Renacimiento, no resurrección.
Y aquí podemos empezar a ver dónde entraría este evangelio en conflicto con la Iglesia, pues la resurrección es uno de los dogmas fundamentales del catolicismo.
Otras contradicciones
Pero como si esto no fuera suficiente, el Evangelio de Judas tiene otras muchas contradicciones, asociadas principalmente a los orígenes divinos y la naturaleza de Dios.
En primer lugar, en este Evangelio no es Dios quien crea a los hombres… o no de manera directa, al menos, sino que se trata de un “dios inferior” creado por Dios. En efecto, al principio de los tiempos Dios habría creado una serie de dioses menores y ángeles encargados de los asuntos materiales (algo que él, puro, único, perfecto, no podía manejar). Muchas de las tradiciones que pertenecen al catolicismo se veían en conflicto con esta noción, pues como imaginarán, para el catolicismo no existe más que un Dios, y los ángeles no son capaces de realizar las acciones de Él (como crear vida).
Pero peor aún, el Evangelio de Judas cuestiona la divinidad misma de Cristo. Al ser humano, Cristo no podía ser “uno con el Padre”, pues era necesariamente impuro. Esto significaba que Cristo era hijo de Dios, cierto, pero no estaba a su nivel ni tenía sus características espirituales. Huelga decir que la Iglesia no se tomó estas afirmaciones con mucha calma.
Por último, el Evangelio de Judas afirma que las tradiciones sacramentales judías y de la Iglesia Cristiana no reflejan la voluntad de Dios. El sacrificio de animales y, sobre todo, la comunión (que en teoría refleja el Cuerpo de Cristo) eran indicados como costumbres casi bárbaras que no eran apreciadas por el Dios verdadero, sino por los dioses menores.
Procedencia
Si bien se desconoce el origen del Evangelio de Judas, por lo general se acepta que no es “original”, es decir, que no proviene de los tiempos tempranos de la Iglesia, sino que fue escrito más adelante. De acuerdo con la datación de radiocarbono, este manuscrito proviene del 280 a.C. (+/- 60 años), pero se cree que es copia de un escrito en griego, más antiguo, que hoy se ha perdido.
Sin embargo, todos creen que dicho escrito se realizó luego del año 100, por lo que no sería tan antiguo como los “verdaderos” evangelios y casi seguramente no fue un escrito de primera mano (por Judas, o alguien cercano).
Fuentes:
- https://en.wikipedia.org/wiki/Gospel_of_Judas#Background
- https://www.livescience.com/28506-gospel-judas-ink-authenticity.html
- nytimes.com/2007/12/02/opinion/02iht-edeconick.1.8558749.html
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