Un terrible dolor sufría Phil Williams en su rodilla, por lo que requirió una operación quirúrgica para encontrar una solución final a su padecimiento. Por tal razón, viajó hacia Florida con la finalidad de realizarse la cirugía y lograr una recuperación satisfactoria; debió dejar su casa en Hempstead, Nueva York, durante ocho meses y finalmente, al retornar a su hogar, no encontró ni el recuerdo de su vivienda.
La verdadera causa de la demolición
Empero, la causa de la desaparición de su domicilio no fue una catástrofe natural, ni un pedazo de roca que cayera del espacio o algún incendio accidental, sino que el municipio entero de Hempstead se empeñó en demoler la propiedad. Lo hicieron sin siquiera tener en cuenta los muebles, la ropa, las joyas, electrodomésticos y otros bienes que yacían en el interior de la vivienda, mismos que aprovechando la demolición, fueron hurtados.
Obviamente, ante semejante escena y acto de barbarie, Williams decidió demandar al municipio, por haber destruido su casa sin su previo conocimiento y autorización. Pero lo que no sabía Phil es que en Hempstead se había registrado un gran número de “casas zoombies”, que no precisamente son lugares de disfraces, sino edificaciones abandonadas, muchas de estas en procesos de embargos y otras tantas, dejadas al olvido.
Habitantes desesperados
De tal modo que esos domicilios abandonados se volvieron molestos para los habitantes de aquel sitio, porque según ellos dañan el panorama armónico del vecindario y son una fuente de otra serie de problemas como la delincuencia y drogadicción. Entonces, la solución fue demoler esas construcciones para “limpiar las casas zoombies” y sin requerir de un exorcismo.
Dentro de esa limpieza caló la casa de Phil Williams, pero con la diferencia de que al sujeto nunca se le notificó que su propiedad era calificada como un objetivo de demolición.
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