Primeros años
Uno de los mayores asesinos seriales en la historia italiana es Donato Bilancia. Este cruel asesino nació en la ciudad de Potenza el 10 de julio de 1951, una época dura en Italia por la pobreza que llegó con la Postguerra. Se crío en Génova y tuvo como compañero el robo y la delincuencia.
La relación con su familia era indiferente, ellos habían participado activamente en el Fascismo de Mussolini, por lo que tenían asco por la derrota que sufrieron cuando ahorcaron al líder italiano. Es por ello que Bilancia no estuvo favorecido de una buena enseñanza, el paso a ser un delincuente y lo logró cuando lo detuvieron en 1975 por estar robando.
Después de la prisión
En 1976 se le condenó a un par de años de cárcel, allá conoció varios integrantes de la mafia italiana “La Cosa Nostra”, ellos le brindaron su apoyo para que se escapara de la prisión con tal de que trabajara para ellos. Fue cuestión de meses que estuvo por fuera empezando a frecuentar los clubes y los casinos.
En prisión supo jugar el póker y supo que el dinero fácil era lo que él necesitaba. Era despreciado en la sociedad pero tenía la cualidad de pagar las deudas que contraía, las personas que se le acercaban lo consideraban un borracho más.
Siguió su camino del robo en toda la década de los ochentas. Ésta década la empezó mal por el suicidio de su hermano con su hijo. Bilancia no pudo soportar el dolor y sufrió grandes delirios esquizofrénicos que lo llevarían a estrellar su coche, pasando una temporada en coma.
En 1990, Bilancia saldría de la clínica transformado radicalmente. Desde que recuperó la razón supo que necesitaba sangre para apagar el fuego que lo había dejado en cenizas. No podía volver a creer en la vida ni en la felicidad que tanto le vendían los medios de comunicación a la gente. Así lo refirió antes de la entrevista que le hizo Paolo Bonolis en el 2004 y que está en la web.
Su época de represalias
En 1997 comenzaría asesinar personas. En un inicio sin ningún porqué sólido. Lo único que deseaba era vengarse de pequeñas afrentas de años anteriores. Giorgio Centanaro fue su primera víctima. Un hombre con menos de 40 años, médico apasionado por el alcohol y los juegos de azar que fue asfixiado con una cinta adhesiva. La policía no pudo comprobar quien había sido el culpable, creyeron que fue suicidio.
Después siguió una racha criminal sin par: Maurizio Parenti y Carla Scotto pagaron con la vida por otra afrenta, aunque ellos murieron de un tiro en la cabeza. Quiso que pareciera un robo, por ello llevó de la casa un montón de objetos lujosos y más de 5000 euros en efectivo.
Donato Bilancia se daría cuenta que lo mejor para sus atrocidades era robar primero, pues eso le daba un porqué más racional que lo que sentía en su corazón (¡qué extraña la manera en la que piensa un asesino!). Sus asesinatos siguieron con Bruno Solari, Luciano Marro, y Giangiorgio Canu. Todos ellos murieron por haber atacado en algún momento a nuestro asesino.
En un solo mes ya se había cargado 10 personas. La forma de proceder siempre era la misma: Arrodillaba a la víctima y luego le disparaba en la nuca con su revólver negro “Smith & Wesson” calibre 38.
Cuando terminó de matar a sus conocidos que le habían hecho mal, tuvo unos meses de reflexión donde pensó que la peor afrenta recibida había sido por las mujeres. Por lo cual comenzó una racha de asesinatos a prostitutas un par de meses después.
Su época misógina
El 9 de marzo de 1998 mató su primera prostituta. Una mujer que ya conocía, Stela Truya y que lo había rechazado a pesar de que él quería pagarle la cuota o el servicio. La mató en las vías del tren pues ahí nadie pasaba y desde ahí se volvió su lugar preferido para matar.
Ese mismo mes mató otras tres mujeres: La ucraniana Ljudmyla Zubskova, la nigeriana Tessi Adobo y la italiana Elisabetta Zoppetti. Todas ellas sufrieron la misma calamidad que Stela y desde ahí la policía italiana dio el alerta de un asesino de mujeres.
Un transexual al cual Bilancia le pegó un tiro, logró vivir. Él fue a contarle a la policía que el asesino tenía un Mercedes Negro y dio pistas para construir un retrato del asesino. El transexual se llama “Lorena” Castro y era peruano, gracias a esta pista se agilizó la búsqueda por parte de los carabinieri (cuerpo policial italiano).
Cuando lo capturan
Con el asesinato de otras prostitutas, Bilancia empezó a verse acorralado. Se evidenció que utilizaba el mismo revólver para sus crímenes y eso ayudó a que lo buscaran en su propia casa. Los policías hallaron su pistolas con 50 balas demás. No se resistió, aunque días antes había dado de baja a un par de policías.
Dos años después contaría todos los crímenes que hizo, detalle por detalle, incluso contó que mató más persona de las que se habían encontrado cadáveres. Por todo esto la Corte Suprema de Génova lo condenó a 14 cadenas perpetuas y otros 14 años más de cárcel por el intento de asesinato de “Lorena”.
Imágenes: 1 y 2: asesinos-en-serie.com, 3: ilsecoloxix.it