Masacre de Cortés, 1521
En 1521 Se daba la última resistencia de los mexicas contra el devastador ejército de Cortés. Este malévolo y ambicioso español, llegó a las costas mexicanas y quemó sus barcos en un arrebato por no tener más opción fuera de triunfar contra el escalofriante ejército de Moctezuma.
Efectivamente la ciudad de Tenochtitlán era la cuna sagrada de la élite azteca, allá se veía guerreros jaguar y guerreros águila a lo largo de toda la isla, y sería en este sitio donde construirían la Ciudad de México. Era muy normal que casi todos los días sacrificaran personas por distintos motivos, uno de ellos darle a los dioses alimentos. Ese fue el principal punto de apoyo que los españoles usaron para justificar la horripilante guerra que acabaría, usando el plomo y el acero, con la mayor población de indios.
Porque así fue esta guerra: al inicio traicionaron al gran Moctezuma, secuestrándolo y usándolo como un miembro más de la élite azteca para que controlara a la gente y esta no se rebelara, pero Cuauhtémoc, no dejó que acabaran con la gloria del Imperio de Tenochca, llamó a las masas, creó un ejercito y retomó la ciudad en la famosa “Noche triste”.
Este día pasó de todo, los españoles morían ahogados en barcazas tratando de pasar el río, por todo el oro que intentaban sacar. Las jabalinas y las armas hechas con obsidiana intentaban sacar el corazón de todo aquel que se arremetiera contra ellos. Finalmente el mismo Moctezuma sufrió la suerte de un mal líder y fue acribillado a padreadas por gente inconforme y muy furiosa.
Pero Cortés regresó; esta vez traía más armas de fuego, caballos y aliados indígenas tlaxcaltecas. El gran enfrentamiento fue mermando las fuerzas del último líder azteca Cuauhtémoc, por lo que tuvieron que hacerse cada vez más hacia el norte, hasta que llegaron a una ciudad llamada Tlatelolco.
En esta maravilla de ciudad se encontraba una plaza llena de pirámides religiosas y al igual que en todas partes del imperio, sacrificaban personas a los dioses Huitzilopochtli y Tlaloc, principalmente. Era considerado un sitio con mucha incertidumbre, los mismos mexicas tenían miedo de este sitio, donde unos años atrás Moctezuma había organizado una batalla campal que había terminado con el asesinato de montón de mujeres y niños, aún hoy hay allá una tumba de dos amantes abrazados, donde se puede retomar el hilo de esta historia.
Pero Cortés acribilló los aztecas resguardados en este lugar. La guerra había tocado las murallas y con suerte entraron los españoles matando todo lo que se movía a su paso. Flechas y plomo retumbaban el rojo cielo y la noche llegó silenciando las voces nahuas a pesar de que mujeres y niños no luchaban, pero eso no intimidó a Cortés y su sanguinario ejército, que destruyó cuerpos y misericordias indígenas a punta de espadazos.
Esto marcó el fin de los aztecas, unos meses después el gran Cuauhtémoc, fue pasado por el suplicio del fuego, sólo porque los españoles querían oro. Oro que sería robado por los franceses en un arranque de piratería en el Atlántico. Lo único que quedó fue una ciudad pintada de sangre y cuerpos pudriéndose, bajo una nueva Iglesia católica construida sobre toda esta imagen nefasta.
Masacre de Estudiantes, 1968
Ya era la época contemporánea, el rock mermaba el mundo y nadie creía que había un mejor momento histórico. Sólo la guerra fría había construido la imagen de que no todo estaba tan bien, aún así la población intentaba ser lo más recatada posible, pero no continúo mucho tiempo esta situación.
Gustavo Díaz Ordaz era el presidente de ese momento de México, sus puntos de vista no tenían nada diferente a Cortés, por ello la gente comenzó a revotarse. Se desarrollaron muchísimas marchas que iban contra los malévolos planes de gobierno de este sujeto y todas las universidades, colegios y otros gremios, organizaron muchísimas personas para exigir los derechos que el gobierno no quería dar.
Y no los dio, solo tiros y personas torturadas en cuarteles a escondidas de todos fue lo que pasó. Nadie hacía nada para pacificar por las buenas esta exorbitante situación, por ello fue necesario desarrollar una gran marcha y conglomeración el día 2 de Octubre de 1968, antes de los Juegos Olímpicos que se celebrarían ese año en ese lugar.
El recorrido era hacia la plaza de Tlatelolco, que con el tiempo se fue volviendo un barrio donde pasaban eventos importantes alrededor, pero más que nada era un lugar de residencia para funcionarios. Allí, mientras se desarrollaba todos los eventos programados, muchas personas, más de 3 mil veían sentados desde las antiguas pirámides el evento, pero en un momento todo se ensombreció.
Desde unos edificios que rondaban la plaza, el batallón Olimpia destajó a tiros todas las personas que estaban en la plaza. Fue una masacre total, tanto que hasta los impúdicos medios de comunicación no dijeron una sola palabra de lo ocurrido, sino hasta tiempo después. Pero no hubo ningún efecto de contraguardia, porque en ese momento volvía ocurrir lo que pasó con Cuauhtémoc, mataron hasta la esperanza.
Misterio del sitio
Es interesante el lugar que congrega no solo más de 700 años de historia desde su fundación. El sitio tiene algo irónico, es donde se han perpetrado dos grandes masacres, sin contar la que realizó Moctezuma, pues de esta casi no hay fuentes que describan el terror del momento. Ahora pasar por este sitio trae un aura de muerte histórica, como si el devenir se hubiese complacido en dejar los recuerdos de la represión y de la escalofriante parca que no recupera nada.
Fuente de imágenes: 1: biografiasyvidas.com, 2: tlalnepantla.gob.mx, 3: redpolitica.mx