Cuello de Botella
En biología se conoce como un “Cuello de Botella Genético” un evento en el cual queda una pequeña población superviviente de una especie que luego repuebla los territorios que poblaba originalmente. Por ejemplo, en teoría algunas especies (como el Tigre) se encontrarían en un cuello de botella genético causado por la intervención humana: si los humanos desapareciéramos los 3.500 tigres que quedan en estado salvaje repoblarían pronto todas las regiones que antes habitaban y la población de 400 o 500 mil animales al final sería completamente descendiente de ese pequeño grupo original.
Un cuello de botella genético puede determinarse analizando la cercanía que tienen todos los miembros de una población. En el caso de los seres humanos, las evidencias indican que en algún momento no demasiado lejano de nuestra historia la población se redujo a entre 3.000 y 10.000 individuos, colocándonos al borde de la extinción.
Hay otras versiones que hablan de una serie de cuellos de botella más limitados (con una población de unos 25.000 sobrevivientes) que se repitieron a lo largo de los últimos 1.2 millones de años. Sin embargo, hasta el momento la evidencia parece indicar que todo esto sucedió en un periodo más reciente de entre 50 y 100 mil años. Periodo en el que, curiosamente, ocurrió una gigantesca explosión volcánica.
La Catástrofe de Toba
Ubicado en el norte de la isla de Sumatra, el volcán de Toba habría explotado entre 70 y 75 mil años en el pasado con una fuerza equivalente a 3.000 veces la potencia del Volcán Santa Helena, dejando como rastro el lago de Toba, el lago volcánico más grande del mundo. Dicha explosión podría haber causado lo que se conoce como Invierno Volcánico, disminuyendo la temperatura terrestre en unos 3,5 °C en promedio por un periodo de 6 a 7 años, causando una verdadera catástrofe.
Las regiones templadas fueron las que más sufrieron: la temperatura allí pudo haber bajado hasta 15°C, lo que habría llevado a la irremediable extinción de muchas de las especies de Homo que habitaban aquellas regiones. Apenas un reducto de humanos en las zonas norte de la selva africana habría sobrevivido, los cuales, de acuerdo con la evidencia, serían muy parecidos a los bosquimanos actuales.
La eventualidad de la destrucción humana
En un momento en el que nuestra gloria parece incontestable y en el que hemos sido capaces de dominar prácticamente todas las regiones terrestres del mundo (excepto por la Antártida) es bueno recordar que hace apenas 75.000 años un fenómeno geológico estuvo a punto de borrarnos del mapa.
¿Cómo sería el mundo si los hombres no estuvieran en él? Seguramente otras especies de simios habrían alcanzado un desarrollo mayor, quizás comenzando a evolucionar hacia una eventual raza inteligente. Y, como es lógico, los grandes paisajes naturales seguirían intactos y las bestias gigantescas que rondaban el mundo aún habitarían en él.
Pero también es cierto que muchas de las cosas más bellas (incluyendo, claro, la capacidad misma de apreciar la belleza) jamás habrían sido creadas. La humanidad, para bien o para mal, es la única especie que ha sido arquitecta de su propio destino.
Sin embargo, una erupción como la de Toba bien podría dejar nuestro orgullo hecho trizas y convertir la tierra en un verdadero infierno para nuestra sociedad. Aunque es poco probable que el desastre culminara en la muerte de más de 7 mil millones de personas, no cabe duda de que cobraría su parte. Entonces veríamos qué tan grandes somos realmente frente al poder de las fuerzas terrestres.
Fuente de imágenes: 1: s1298.photobucket.com, 2: marcianosmx.com