Esclavos en una plantación de algodón
Esclavitud y racismo
La esclatitud es, hasta donde sabemos, casi tan antigua como la civilización.
En la antigüedad clásica, era una de las instituciones más importantes, en la que se basaba la producción agropecuaria que sostenía las ciudades y, más adelante, los Imperios. En el Antiguo Egipto también existía, y hasta donde sabemos era común en muchas sociedades americanas previas a la conquista. Incluso China, región más basada en el campesinado, tuvo bastantes esclavos en variados momentos de la Historia.
Sin embargo, en la Europa del siglo X algo cambió. Las leyes cristianas prohibieron esclavizar a otro creyente en la fe verdadera, y por esta razón la esclavitud comenzó a morir lentamente en el continente. De hecho, en este periodo gran parte de eslavos del Oriente de Europa eran capturados y vendidos al Islam (como eran paganos, no estaban cubiertos por esta ley) y es de allí de donde proviene el término “esclavo”.
Claro, el régimen feudal era muchas veces peor que la esclavitud, pero el punto aquí es que la institución murió en Europa Continental para el siglo XVI, al menos en términos económicos (quedaban uno que otro esclavo por allí, pero ya no eran relevantes en el marco general). El feudalismo presentaría su propia crisis, allá en el siglo XVI en Europa Occidental y en el XIX en Europa Oriental.
Pero mientras la esclavitud desaparecía de las tierras continentales, era llevada a una escala impresionante en las colonias europeas de ultramar. España, Portugal e Inglaterra llevaron una cantidad impresionante de esclavos de las costas africanas a las tierras americanas (y al Caribe) para trabajar en las haciendas, ingenios y plantaciones.
Y en este periodo, cuando la institución de la esclavitud se convirtió en sinónimo de “negro” (o “africano”), comenzó a surgir una idea generalizada acerca de la supuesta inferioridad de las personas originarias de este continente. “Negro” se convirtió en sinónimo de “bárbaro”, “incivilizado” e “inferior”.
No era la primera vez en la Historia que ocurría (como ya mencionamos, en los tiempos de la Edad de Oro del Islam el ser eslavo era sinónimo de ser esclavo), pero sí tendría mucha más influencia que cualquier caso anterior en el mundo moderno.
Estados Unidos, el algodón y la esclavitud
Para finales del siglo XVIII habían comenzado a avanzar movimientos abolicionistas en Europa, particularmente en Inglaterra.
La causa era simple: en aquellos tiempos aún había importantes grupos de piratas bereberes que encarcelaban europeos y los vendían en los mercados de esclavos de África del Norte. La oposición generalizada a esta trata de esclavos en Europa hizo que muchos europeos comenzaran a reconsiderar su posición respecto a la institución, y llevaría al crecimiento del movimiento abolicionista. Para 1807 consiguieron la abolición de la trata (e Inglaterra incluso comenzaría a cazar barcos esclavistas en aguas internacionales) y para 1833 abolirían la esclavitud en todos sus dominios. Y, de paso, en 1814 bombardearían Algiers, capital de los piratas esclavistas, y obligarían a los países de África del Norte a abolir la esclavitud.
Esclava europea siendo vendida en África del Norte
Como Inglaterra, la práctica totalidad de las colonias españolas aboliría la esclavitud para 1855. Solo el Imperio de Brasil, tan dependiente de los esclavos como Estados Unidos, pospondría más la decisión.
Pero en Estados Unidos la cosa era diferente. En tiempos de la Independencia, los próceres de aquel país habían omitido la esclavitud, a sabiendas de que contradecía sus principios pero que abolirla les ganaría muchos enemigos. Como era una institución en decadencia, esperaban simplemente que desapareciera en unos años. Y en aquellos tiempos, de hecho era regular que los dueños de esclavos liberaran a sus esclavos al momento de su muerte, por lo que no era una posibilidad tan lejana.
Pero ninguno de estos hombres pudo prever la aparición de un nuevo actor en la economía del sur de este país: el algodón.
El algodón requería mano de obra no calificada para su recolección, y por su clima, era el producto ideal para sembrar en los estados sureños. Y con el advenimiento de la Revolución Industrial, y la creación de gigantescas fábricas de tela en Inglaterra, la demanda de algodón crecería de manera dramática y este cultivo se convertiría en uno de los mejores negocios del mundo.
En este contexto la esclavitud no solo dejó de disminuir, sino que comenzó a incrementarse de manera acelerada. Los esclavistas sureños, en vista de que la trata había sido abolida, comenzaron a asegurarse de que sus esclavos tuviesen más hijos para perpetuar la tradición, y la economía entera del sur comenzó a depender de la institución.
Es importante recordar aquí que en sus inicios los Estados Unidos no se consideraban una nación unificada, sino una Confederación de estados independientes. En aquellos tiempos cada estado podía tener su propia legislación, sus propios cuerpos armados y sus propias instituciones; sin embargo, el Senado del Gobierno Central (en el que cada estado tenía representación de acuerdo con su número de habitantes) podía crear leyes que aplicaran en todo el territorio.
La deriva de las dos regiones
Mientras el sur profundizaba en la economía agraria esclavista, el norte pasaba por una revolución que cambiaría para siempre su destino. Al igual que Francia y Alemania, estaba en camino a convertirse en una poderosa potencia industrial, con fábricas que competirían (y eventualmente superarían) a aquellas de la Gran Bretaña.
Ferrocarriles y fábricas, símbolo del avance industrial del Norte
Pero esto llevó a que las dos regiones que otrora se hubiesen independizado juntas comenzaran a volverse más y más diferentes. Para el Norte, la esclavitud era un lastre, una actividad arcaica e inmoral que no podía justificarse de ninguna manera y además, en el marco de una economía industrial, un lastre económico. Ellos querían tarifas que les permitieran desarrollar su industria con tranquilidad, mejores sistemas de transporte y bancos fuertes que permitieran créditos a los industriales nacientes. En el Sur, en cambio, las tarifas eran vistas como un insulto (pues encarecían los bienes que ellos querían importar), la esclavitud defendida a ultranza, y los bancos no tenían importancia. Como los sureños exportaban algodón, podían contar con el crédito británico en cualquier momento.
Y así el país comenzó a dividirse, al principio lento, después más rápido. Sin embargo, la división era más o menos igual (pues ambos grupos, esclavistas y no esclavistas, tenían la misma representación en el Senado) y por lo tanto había garantías para los estados esclavistas de que el Gobierno Federal no aboliría la esclavitud.
El Destino Manifiesto
Pero los Estados Unidos no aspiraban a quedarse donde estaban.
Desde principios del siglo XIX el país había soñado con expandirse hacia el occidente. En un acto de… arrogancia, si somos sinceros, había establecido que era su “Destino Manifiesto” el expandirse desde la costa este de América del Norte hasta la costa oeste. En 1803 dieron los primeros pasos con la compra de Louisiana a Napoleón (entonces Cónsul Francés), un considerable territorio en el occidente del país. Y en 1819 comprarían Florida a España, consiguiendo control de toda la masa continental.
Pero esto representaba un problema para el equilibrio que señalamos arriba. En 1820 los estados de Estados Unidos, para mantener este equilibrio, firmaron el Compromiso de Missouri, que establecía básicamente que cada vez que ingresara un estado no esclavista a la Unión debería ingresar uno esclavista. Esta provisión también prohibía la esclavitud por encima del paralelo 36°30’.
El compromiso de Missouri, señalando el estado esclavista de Missouri (MO), el estado no esclavista de Maine (ME) y el paralelo 30°36 en la zona de la Compra de Louisiana. Lo que está en café era parte de México
Pero este compromiso pronto se agotó. En 1846 los Estados Unidos invadieron México y se apoderaron de los terrenos al norte del Río Bravo. Un estadounidense llamado Ralph Emerson, miembro del partido Whigh, advirtió: Los Estados Unidos vencerán, estoy seguro. Pero serán como el hombre que consume el arsénico que terminará por derribarlo. México nos envenenará.
Emerson tenía razón: la lucha entre esclavistas y abolicionistas por los territorios que habían ingresado a la Unión pronto llevarían a la Guerra.
Texas, California y Nuevo México
En aquellos tiempos, los Estados Unidos tenían “territorios” y “estados”. Los primeros pertenecían a la soberanía del país, pero carecían de representación política y estaban en proceso de colonización. Los segundos tenían representantes en el senado. Un territorio (o parte del mismo) podía solicitar formalmente su adhesión a la Unión, y fue eso precisamente lo que hizo Texas y lo que precipitó la Guerra con México.
Hasta entonces, los Estados Unidos habían tenido cuidado de garantizar que cada vez que ingresara un estado sin esclavos también ingresara un estado esclavista. Pero con los estados de California, Nuevo México y Utah esta norma no se cumplió. California ingresó como estado no esclavista, y en Nuevo México y Utah se permitió un referéndum al respecto. Como los esclavistas eran minoría, ambos estados se volvieron así mismo no esclavistas. Por primera vez, los esclavistas estaban en minoría, y comenzaron a temer que el Senado pudiese votar la abolición definitiva en todo el territorio nacional.
Aquí vemos el ingreso de Texas como estado esclavista, de California como estado no esclavista, y de Nuevo México y Utah como estados que votarían (y donde al final perdieron los esclavistas). Esto rompió el balance
Como “compensación” por esto, los esclavistas en el Senado presionaron para aprobar el “Acta de Fugitivos”. Esta ley básicamente obligaba a los estados del norte a devolver cualquier esclavo fugado a sus amos en el sur, aún cuando la esclavitud fuera allí ilegal. Para los norteños, muchos de los cuales ya consideraban la esclavitud como un crimen y un pecado mortal, esto no cayó nada bien, y más y más personas comenzaron a desafiar a las autoridades ocultando los esclavos y ayudándoles a llegar a Canadá (donde estarían seguros).
Y fue esta situación la que comenzaría a escalar y, eventualmente, llevaría a la peor guerra en su territorio la historia del país norteamericano.
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