El alcance de las nuevas tecnologías
Hace algunos días 26 genetistas líderes en sus campos publicaron una carta en la revista Science en la que advertían de las nefastas consecuencias que podría tener el reciente desarrollo de la llama “técnica de edición genómica”, que llevó a las dos investigadoras que lo descubrieron a ganar el premio Príncipe de Asturias. En la misiva los genetistas advierten de las nefastas consecuencias que esta tecnología podría tener en la sociedad y hacen un llamado a las autoridades para controlar de manera muy estricta su uso.
Esta actitud no es nada natural en el campo científico, donde la posibilidad de obtener conocimiento suele considerarse prioritaria y la intervención estatal siempre es mal mirada. Sin embargo, en este caso la preocupación de los genetistas parece ser legítima: nos encontramos ante una tecnología completamente novedosa cuyas posibles aplicaciones parecen salidas de una película de ficción.
La técnica de edición genómica
Veamos de qué se trata. En general, la técnica de edición genómica permite realizar una modificación de los genes conocida como “Reacción en cadena genética” o “impulso genético” (gene drive). Esto aumenta de manera dramática las posibilidades de que un gen determinado se herede a las siguientes generaciones, permitiendo modificar el “genoma” de una especie en el lapso de unas pocas generaciones. Estamos hablando, literalmente, de la posibilidad de manipular una especie a nuestro antojo en un lapso de meses, años o a lo sumo, siglos (dependiendo de la especie).
La aplicación del sistema funcionaría así: se construye una réplica del gen deseado con la capacidad de realizar este impulso genético y se aplica a las células reproductivas de uno de los individuos. Este gen no solo tiene la capacidad de heredarse, sino que puede “modificar” sus homólogos y convertirlo en copias de sí mismo, llevando así a que una vez la célula comience la reproducción sexual, el heredero lleve una nueva copia del gen.
Esto permite que incluso afectando muy pocos individuos, en un lapso extremadamente corto de tiempo toda una población porte el gen. Las aplicaciones científicas de este descubrimiento son incontables: experimentos que hoy tardan años (incluso décadas) podrían realizarse en semanas o meses. Así mismo, poblaciones de animales que son un peligro para la salud (como los mosquitos que transmiten enfermedades) podrían modificarse para evitar que los animales fueran capaces de transmitir las enfermedades, entre otras.
¿Qué tan peligrosa es esta nueva tecnología?
Pero el problema es precisamente que es un sistema demasiado sencillo cuyas implicaciones potenciales escapan a la imaginación. Una vez el gen se inocule en el medio ambiente, será prácticamente imposible librarnos de él y no tendremos la capacidad de revertir el proceso al estado anterior. Y lo que es peor, nadie garantiza que este sistema no sea usado en seres humanos.
En el marco de sistemas de control y vigilancia cada vez más desarrollados, y con el aumento en el poder de los estados, nadie garantiza que esta tecnología no sea usada para manipular, controlar o incluso exterminar a poblaciones determinadas de seres humanos. Así mismo, la relativa facilidad con la que estos genes pueden desarrollarse nos podría poner en manos de un psicópata o de un grupo terrorista y, para mayor temor, los efectos podrían ser invisibles por las primeras generaciones.
En general el llamado “impulso genético” parece ponernos en el umbral de un mundo en el que el avance tecnológico se ha convertido en un peligro para la moderna civilización humana. ¿Crees que podrán controlarse estas tecnologías? ¿O, tarde o temprano, significarán nuestra perdición?
Fuente de imágenes: 1: multideas.ru, 2: es.hdbuzz.net