El Pensante

El ganado asesino que los nazis trajeron de vuelta

Animales sorprendentes - octubre 9, 2015

Imagen 1. El ganado asesino que los nazis trajeron de vuelta

Comparación entre el Uro salvaje y un toro moderno domesticado

El Uro

Antecesor de las reses domesticadas modernas, el uro fue una imponente especie bovina que apareció hace unos dos millones de años en Asia Central y desde allí colonizó prácticamente todas las estepas euroasiáticas y del norte de África. Era un animal imponente, que pesaba en promedio más de una tonelada y llegaba hasta los 1.800 kilogramos: mucho más poderoso y temible que sus sucesores domesticados. Era tal la fama del Uro que Julio César lo describió como “un animal algo más pequeño que el elefante”: aunque hablara del elefante norafricano, significativamente más pequeño que su pariente del sur (y hoy extinto), la comparación resulta sorprendente.

A lo largo de miles de años la caza, la destrucción de los bosques y la domesticación fueron acorralando a los uros hasta llevar a su extinción en vida silvestre. Decir que la especie desapareció resultaría incorrecto – al fin de cuentas sus descendientes se cuentan por millones en las granjas de todo el mundo – pero sí ocurrió que las variedades más salvajes, grandes e imponentes desaparecieron, y solo quedaron la subespecies domesticadas.

Sorprendentemente, la variedad de Uro salvaje que más tiempo sobrevivió fue el uro europeo, que se extinguió hace apenas 4 siglos: el último ejemplar murió en los bosques de Jaktorów, en Polonia, a mediados de 1627.

Conocido por un carácter irascible, una temible velocidad y dos poderosos cuernos de mayor tamaño que los de las reses, los uros eran respetados y temidos por los europeos y se consideraban un símbolo de fiereza y fuerza, como el león. Quizás por esta razón Hitler comenzó a interesarse por la especie perdida, que en algún momento rondaba los bosques de la Germania cuando la raza aria aún era pura.

El Uro, símbolo del poder europeo

Cuando los hermanos Heinz y Lutz Heck comenzaron a trabajar con el objetivo de resucitar la perdida especie del Uro, pocos tomaron en serio sus intenciones. Corría entonces el año de 1920 y el nazismo aún estaba lejos de alcanzar importancia en la entonces quebrada república alemana; sería luego que su ideario influenciara el proceso.

La idea de los hermanos Heck era sencilla. Se tenía acceso a una serie de descripciones de la criatura y se sabía que su extinción había sido reciente. En los tiempos en que el uro salvaje pastó con el ganado doméstico era lógico que además hubiera cruces entre ambas variedades. Muchos de los genes del uro salvaje corrían por las venas del ganado moderno, solo había que seleccionarlos y asegurarse de que fueran heredados por la siguiente generación.

Fue usando este sistema de cruce y cría que los hermanos (trabajando por separado) comenzaron a ver los primeros resultados. Sin embargo, no fue hasta 1932 que la pareja obtuvo su primer resultado que, consideraron, se parecía al animal original.

Imagen 2. El ganado asesino que los nazis trajeron de vuelta

El proyecto nazi de recuperación del Uro

A partir de entonces (y con un consistente apoyo del gobierno nazi) el proyecto continúo produciendo más y más toros al punto que hoy sobreviven más de 2.000 ejemplares. Aunque muchos dicen que el experimento no se llevó a cabo con suficiente rigurosidad y que seguramente el llamado “Ganado de Heck” no se parezca tanto como creemos a los antiguos Uros (el toro de lidia español sería más cercano al Uro que estas creaciones), no cabe duda de que estos animales resultan imponentes.

Los testimonios de Derek Gow

Muchos de estos animales se encuentran en zoológicos o fincas especiales. Uno de los hombres que los ha manejado es el norteamericano Derek Gow, quien tiene una finca en Colorado, Estados Unidos, y realizó consistentes esfuerzos para importar a ese país algunos de los animales. Los resultados, sin embargo, fueron bastante inesperados.

Dentro de las características que buscaban los hermanos Heck estaba la agresividad, que según las crónicas romanas hacía de este animal un temible adversario y algo que nadie quería encontrarse en su paso por la campiña. Por esta razón la mayor parte de los especímenes del llamado “Ganado de Heck” resultaban increíblemente violentos al punto que Gow los denominó “ganado asesino”

Imagen 3. El ganado asesino que los nazis trajeron de vuelta

Un ejemplar moderno del Ganado de Heck

No todas las reses se comportaban así, pero el estadounidense tuvo que deshacerse de las que lo hacían porque eran completamente incontrolables. En palabras de Gow:

“Son por mucho los animales más violentos y agresivos con los que he trabajado. No era posible acercarse a ellos”.

Así que tenemos una raza de ganado traída por los nazis que por lo visto gusta de atacar y matar personas. Interesante, ¿no creen?

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