Hechos insólitos acaecen por doquier de instante en instante. Muchos de éstos nos hacen reflexionar el valor de la vida y de los seres que amamos. Un suceso así vivió una familia en 2016, en Florida, Estados Unidos, donde un hombre alcanzó a asistir a su propio velorio. Se apareció justo en el momento en que preparaban las exequias. Ésta es la historia:
El 18 de mayo los familiares de Cono Millán, un hombre que para entonces cumplía 90 años de edad, estaban bajo sollozos organizando los procesos fúnebres del abuelo. Pero ese mismo día, en horas de la mañana, don Cono comenzaba su jornada caminando hacia casa de su bisnieto, para llevarle el desayuno. Jamás imaginó lo que habría de ocurrir horas más tarde.
Su estado de salud era prodigioso, teniendo en cuenta su avanzada edad. Desde hacía un buen tiempo vivía solo en su casa, misma que cuenta con un gran espacio y aprovechaba para pasar allí el tiempo en los menesteres propios de su vivienda, como podar los árboles y, además, le encantaba tocar el piano horas enteras.
Aquel lunes tragicómico, inició el día como de costumbre y hasta decidió ir a visitar a una vieja amistad que se encontraba enferma. Al salir de allí, fue al supermercado para las compras pertinentes.
Sin embargo, pasadas las 3 de la tarde, se escucharon gritos de auxilio y de horror, cuando un hombre cayó muerto en plena calle, mientras compraba algunas frutas en un puesto ambulante. Por más ayuda que recibiera, no fue suficiente para salvar su vida.
Las autoridades policiales se hicieron presentes para realizar el levantamiento correspondiente. Los paramédicos llegaron al instante en que nada había por hacer. Por allí, justamente pasaba un corresponsal de un prestigioso medio de comunicación, que vivía en la misma cuadra que Cono Millán. Apenas vio el cadáver, quedó pálido y pensó que se trataba de aquel anciano.
Ante el escándalo y el tumulto de curiosos, al poco rato allí resultó la nieta de Millán y no soportó el llanto, por el inmenso dolor de haber perdido a su abuelo y verlo ahí tirado en el piso. Permanecieron en el sitio en medio de lamentaciones, cerca de dos horas hasta que arribó el forense. Entonces al enterarse toda la familia, iniciaron cuanto antes los trámites con la funeraria.
Los hijos de Millán corrieron a buscar los documentos pertinentes. La nieta inconsolable, sintió que debía acudir a la virgen del Verdún, su santa de la devoción, para pedirle calma y consuelo. El único que quedó solo en la casa, fue Pablo, uno de los nietos.
Una impactante aparición que jamás olvidará
Pablo paseaba por aquellos pasillos de la casa de su abuelo, recordando tantos momentos especiales vividos con él. En medio de su llanto, creyó escuchar la voz del fantasma del anciano y quedó rígido, pálido, casi en shock. Al principio trató de explicarlo todo, creyendo que estaba sugestionado, pero a los dos minutos fue más clara la voz que decía:
“Alcanzame la llave del portón, me dejaron afuera. ¿Para qué trancaron la reja?”
Pablo reaccionó corriendo hacia la puerta, para ver bien de lo que se trataba. Cuando lo vio el llanto no le permitió hablar ni una sola palabra. Cuando pudo serenarse un poco, con una voz entrecortada dijo: “A vos te están velando, abuelo”. Estaba casi convencido de que estaba al frente de una aparición de ultratumba, por eso se lanzó a tocarlo hasta comprobar que estaba vivo.
No paraba de abrazarlo y decirle lo mucho que lo amaba y pidiéndole perdón por las travesuras. En ese instante llegaron las nietas y el impacto fue de la misma magnitud. El abuelo estaba muy confundido, tampoco lograba asimilar lo que acontecía. En un momento, todos estaban llorando.
Cuando los medios entrevistaron al joven Pablo, él manifestó:
“Yo soy ateo, no creo en nada de esas cosas y no entendía lo que pasaba”
Fue como una bola de nieve. Cada vez que lo publicaba un medio, muchos otros ampliaban la noticia hasta que se hizo viral. Mientras tanto, Cono Millán explicó con detalle lo que sucedió:
“Cuando el esposo de mi nieta me vio se quedó sin habla. Todos lloraban y yo pedía la llave de mi casa porque me dejaron afuera, se habían ido a la empresa fúnebre a hacer los trámites para velarme. En septiembre voy a cumplir 91 años, estoy agradecido con el que me mandó al mundo. Quiero vivir muchos años más”, afirmó el anciano.
El verdadero fallecido
En realidad, se trató de un funcionario pensionado de una entidad bancaria, de 85 años de edad, que se parecía mucho en el aspecto físico a Millán. Tan pronto como la empresa exequial se enteró del presunto deceso, se encargó de acelerar todos los procedimientos. Pero cuando supieron la equivocación, el cadáver tuvo que ser llevado a otra funeraria, donde correspondía.
Imagen: wikipedia.org