Todas las personas, en mayor o menor grado, en algún momento de la vida nos causamos algún tipo de daño y, aunque eventualmente ese daño es fortuito y no nos gustaría sufrir, hay personas que sí gustan de autoinflijirse dolor, tal es el caso de las personas mazoquistas o aquellas que por algún tipo de desorden mental terminan por atentar contra sí mismas.
Pero lo que hizo André Thomas traspasa la línea de la cordura y se acerca a lo morboso y macabro, sin dudas, todo un acto demencial.
Y es que no en vano Thomas había sido hallado culpable en el año de 2004 por haber matado a puñaladas a su esposa y a sus dos hijos, mismos a los cuales, luego del crimen, procedió a arrancarles el corazón.
Para entonces, en el interín del juicio, el hombre procedió a arrancarse un ojo y, por si eso no fuera suficiente, se lo comió. Las atoridades señalaron que el hombre no contaba con algún elemento con el que hubiera podido haber cometido tal acción, por lo que todo apuntaba a que él mismo se había arrancado el ojo con sus propias manos.
Tras esto fue condenado a muerte y se mantenía a la espera de su turno fatal. Sin embargo, en el entretanto, el propio Thomas había manifestado que quería ser trasladado de la cárcel a un centro psiquíatrico pues él mismo reconocía que su salud mental no estaba bien. Y tiempo después, no siendo suficiente con haberse arrancado ya un ojo, Thomas procedió a arrancarse el otro ojo y, como en el caso anterior, a comérselo.
Tras esto el hombre quedó completamente ciego y fue internado en un centro psiquíatrico. Todo un hecho desconcertante que muestra hasta dónde puede llevar la demencia a una persona.
Fuente de imagen: cinestonia.blogspot.com