Marisa de Toledo una mujer de origen brasilero ha sido reconocida por tener una curiosa enfermedad que le inhibe toda sensación de dolor y que es conocida como analgesia congénita es hereditaria y muy poco frecuente e inhibe los receptores nerviosos que envían la información de la experiencia dolorosa al cerebro.
Los pacientes que la sufren suelen tener serias complicaciones ortopédicas y óseas, lo cual incrementa altamente el riesgo de fracturas, escoliosis y en casos más extremos amputaciones. Esta enfermedad es bastante rara por lo que desde 1932 hasta 2002 solo se han reportado 30 casos alrededor del mundo.
Marisa fue descubierta por su madre, quien se dio cuenta que desde muy pequeña la niña mostraba un comportamiento diferente al del resto de sus hijos. A los siete años de edad Marisa se fracturo un tobillo pero esto no le impidió seguir con sus labores cotidianas y fue llevada al médico donde se confirmó que efectivamente la niña no sentía ningún tipo de dolor.
Aunque parezca una experiencia de ensueño vivir sin dolor puede resultar bastante incomodo porque el cuerpo humano no se da cuenta de las lesiones que se producen por malas posturas o fuerzas mal hechas. Ya que el dolor es un indicador de peligro y con la ausencia de este el peligro de muerte se hace más inminente.
El caso de Marisa es muy particular ya que ella tiene muchas cicatrices en su cuerpo y de las cuales no tiene ni idea de porque están ahí. Actualmente esta mujer carece del sentido del gusto porque se quemó la boca al ingerir alimentos muy calientes y no se dio cuenta de la magnitud de las quemaduras.
Tuvo 3 hijos y en el parto del tercero se quedó dormida, no experimento ningún dolor en el parto y jamás ha necesitado anestesia para los procedimientos quirúrgicos que incluyen la amputación de un dedo del pie. Pero asegura que siente calor y frio pero no puede distinguir si quema o congela lo cual demuestra que el bloqueo del cerebro solo se da frente a las experiencias dolorosas. Algún poeta alguna vez dijo que el dolor nos ayuda a permanecer vivos, y a recordar que lo estamos.
Versión de video: La mujer que no siente dolor