Una lluvia fuera de lo común
Ya hemos visto como, de vez en cuando, la naturaleza parece sufrir una pequeña confusión y hace caer de los cielos objetos que de ordinario no pertenecen allí. Lluvias de arañas, de ranas o de peces no son tan raras como creeríamos y de vez en cuando hacen levantar las cejas de los habitantes de muchas regiones alrededor del mundo.
Sin embargo, la curiosidad puede tomar un tinte algo más trágico cuando el evento en cuestión es una lluvia de piedras. Poco común, las teorías usadas para explicar fenómenos de lluvias de animales normalmente no podrían aplicar a las lluvias de piedras que suelen ser de material demasiado pesado para ser transportado por el viento. Por lo tanto, la lluvia de piedras, menos común que sus homólogas de animales, también es mucho más difícil de explicar y está asociada a eventos paranormales.
Hay varios casos en la historia de Lluvia de Piedras. Seguramente el más antiguo del que tenemos referencia fue citado por Conrad Lycosthenes, un reconocido erudito de Alsacia que relató en su libro Crónicas de Prodigios una lluvia que había sucedido en 1557 y que llevó a la muerte “a centenares de personas y animales”.
Casos históricos de este curioso evento
Hacia finales de la Edad Media se desarrollaron varias teorías para explicar este fenómeno: una de las más populares hablaba de gnomos y criaturas subterráneas que arrojaban las piedras, aunque sin malas intenciones. Otras se referían a actos diabólicos que, deliberadamente o como consecuencia del pecado y de acciones impías, atraían este fenómeno sobre las poblaciones europeas.
No es hasta el siglo XX que comienzan a documentarse mejor estos eventos. Uno de los más conocidos se dio en 1901 en Ohio, Estados Unidos, cuando una piedra en la ventana de un vecino fue el augurio de más de 7 días de lluvia de piedras, que aunque no era tan copiosa (las piedras caían en bajos números) sí involucraba rocas de tamaño considerable que milagrosamente no lastimaron a nadie. La lluvia terminó tan súbitamente como empezó y jamás se supo la razón detrás de ella.
Un caso más interesante ocurrió en Valencia, España, el 13 de agosto de 1935, cuando los trabajadores del Teatro de verano Gran Vía sintieron como una veintena de piedras pequeñas cayeron sobre las sillas (que se encontraban a la intemperie). Pero esto no pareció más que una llovizna cuando un verdadero aguacero se desató en los alrededores del edificio. Aunque se trataba de pedruscos y de piedras relativamente pequeñas, causaron mucho daño a las instalaciones, rompiendo ventanas y adornos y generando gran cantidad de escombros. Al igual que en el caso anterior, la lluvia terminó súbitamente luego de algo más de una semana.
Algunos meses más tarde el fenómeno se repitió con fuerza en la población española de Benalgamón, aunque de nuevo se trató de pocos proyectiles, pues incluso miembros de la Guardia Civil organizaron grupos de búsqueda y vigilancia… y pese a encontrarse a escasos metros de las rocas, jamás pudieron encontrar a alguien que las lanzara.
El fenómeno luego se repitió en Australia (varias veces entre 1946 y 1962), en Nueva Zelanda (1963), en Nueva York (1973), en Arizona (Estados Unidos, 1983) y recientemente en Sicilia, en el año 2013, aunque en este caso hay una altísima probabilidad de que se tratara de la erupción del Volcán Edna. En otros casos no existen razones geológicas que nos permitan explicar este fenómeno.
¿Cómo explicarías tu las misteriosas lluvias de rocas?
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