Los peces abandonados
En la ciudad de Boulder, Colorado (Estados Unidos) se encuentra un pequeño lago que desde hace algunos años fue colonizado en su totalidad por bailarinas (conocidas como “Goldfish”, o pez dorado, en inglés) que, al parecer, algunos habitantes habrían arrojado irresponsablemente al sistema fluvial de la localidad. Las bailarinas, originalmente desconocidas, se cuentan por los miles y parecen reproducirse a ritmos cada vez más rápidos.
Los biólogos de la región se encuentran buscando soluciones pues la presencia de los peces no solo no es natural en la región, sino que es un peligro para las especies nativas que habitan en ecosistemas vinculados a este lago. Por ahora, los pececillos no han abandonado esta fuente de agua, pero se teme que lo hagan pronto… y si lo hacen, podrían comprometer la estabilidad de las especies que habitan allí desde hace miles de años.
¿Cómo librarse de los peces dorados?
Se han desarrollado varios proyectos para sacar a los animales del lago: el primero de ellos es desecarlo antes de que lo abandonen y retirarlos manualmente, y aunque viable resulta costoso y engorroso. El segundo involucra el uso de sustancias químicas, pero estas podrían filtrarse a otras fuentes de agua y amenazar a animales que no son una amenaza. Por último, se evalúa la posibilidad de usar descargas eléctricas. Los peces podrían llevare luego a acuarios en la zona de recuperación de aves y usarse para alimentar a águilas, halcones y gavilanes enfermos que llegan allí en busca de cuidado.
No es la primera vez que algo así sucede en las fuentes de agua de Estados Unidos: es un problema más o menos recurrente por la costumbre que tienen las personas de arrojar sus peces a los sistemas fluviales locales en lugar de deshacerse de ellos como lo recomiendan las autoridades. Pero, a pesar de los posibles problemas, es innegable que los pececillos dan un aire bello, casi mágico, al pequeño lago que han convertido en su hogar. Algunos lo conocen ahora como el Lago de los Peces Dorados.
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