Las pruebas de que nunca estamos solos, de que existen humanidades en otros astros del infinito universo, son cada día mayores. Lo más interesante es que no son actuales, sino que generación tras generación, se han venido captando contactos alienígenas y uno de los más famosos y dicientes, es el del mismísimo papa Juan XXIII, quien se contactaría con una raza extraterrestre en pleno Vaticano. Veamos la historia:
El papa más místico de los últimos tiempos
Este señor, Angelo Giuseppe Roncalli, quien llegó a ser el papa Juan XXIII, se caraterizó toda su vida por su tendencia a lo místico y sobrenatural. Desde muy joven era conocido por sus dones de predicción, pues sus profecías se iban cumpliendo cabalmente. Dicen que auguró la Segunda Guerra Mundial, los asesinatos de la familia Kennedy, entre otros eventos mundiales. Dentro de una de sus visiones del futuro, es que en el año 2033 aparecerá Jesucristo por segunda vez en la Tierra.
En todo su pontificado, se esforzó por modificar varias políticas de poder de la Iglesia Católica y escribió las encíclicas de “Pacem in teris” y “Mater et magistra”. Sin lugar a dudas, el evento que más sobresale de su vida, es el encuentro con ser intergaláctico que presuntamente aterrizó en el Vaticano, para una reunión con el Papa, en las inmediaciones de la zona denominada Castel Gandolfo, una localidad exclusiva del sumo pontífice, en el año 1961.
Sólo dos décadas después, se supo de dicho encuentro cercano del tercer tipo, gracias a la confesión realizada por el secretario personal de Juan XXIII, Loris Capovilla. Este hombre relató en detalle, cómo una nave espacial aterrizó y salió de ella un hombre sideral, quien mantuvo una conversación larga con el Papa. Literalmente, en su narración, dijo:
“El Papa y yo estábamos caminando a través del jardín, una noche del mes de julio de 1961, cuando observamos sobre nuestras cabezas una nave muy luminosa. Era de forma oval y tenía luces intermitentes, de un color azul y ámbar. La nave pareció volar sobre nuestras cabezas por unos minutos, para luego aterrizar sobre el césped, en el lado sur del jardín.
Un extraño ser salió de la nave: tenía forma humana, a excepción de que su cuerpo estaba rodeado de una luz dorada y tenía orejas más alargadas que las nuestras. Su Santidad y yo nos arrodillamos. No sabíamos lo que estábamos viendo, pero supimos que lo que fuese no era de este mundo; por lo tanto, debía ser un acontecimiento celestial”, comentó el asistente Capovilla.
La confesión prosigue y cuenta que el papa Juan XXIII, se levantó el suelo donde oraba de rodillas y se dirigió hacia el misterioso ser interplanetario. Mantuvieron una conversación cercana a los 20 minutos, pero según Capovilla, no pudo escuchar nada de lo que hablaban. Cuando culminaron el diálogo, aquel misterioso humano de las estrellas subió a la nave y se marchó. Lo único que dijo el papa en esos momentos fue:
“Los hijos de Dios están en todas partes; aunque algunas veces tenemos dificultades en reconocer a nuestros propios hermanos”.
La Iglesia Católica lo confirmó
Pero por más que le preguntara, el secretario personal de Juan XXIII dijo que jamás le reveló una sola palabra. Sin embargo, es un hecho concreto que somos visitados por seres de otros mundos mucho más avanzados y que la Iglesia Católica lo sabe con exactitud desde hace mucho tiempo. De hecho, José Ga riel Funes, el jesuita director del Observatorio del Vaticano llamado “Lucifer”, aceptó en el año 2008 que efectivamente hay vida inteligente en varias partes del Universo.
No se trata de una especulación, sino de un verdadero relato por parte de estas autoridades eclesiásticas. Muchos misterios envuelven al “papa bueno”, como le llamaron a Juan XXIII, quien dirigió la Iglesia desde 1958, hasta 1963. Escribió su propio libro de profecías, intitulado “La profecía del Papa Juan XXIII, la historia de la humanidad desde 1935 hasta 2033”, en el que precisa cómo aparecerán señales increíbles en el cielo, así como catástrofes y cambios políticos de gran relevancia que transformarán el mundo para siempre.
En ese libro igualmente se refirió a las naves extraterrestres, diciendo que antes de 2033 cuando aparezca Cristo, la humanidad verá por doquier luces azules y rojas en el firmamento, mismas que ya han hecho contacto con algunos hombres. Juan XXIII falleció el 3 de junio del 63, pero desde entonces, dejó muy claro que la Iglesia y los gobiernos saben perfectamente que no estamos solos en el universo y que hay vida inteligente en el espacio infinito.
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