Son muchas las lecciones que la vida intenta ofrecernos, pero como somos tan ciegos y dormidos, su último recurso es dárnoslas con sufrimiento. Por esta razón, todos los sufrimientos y problemas de la vida conllevan en su interior grandes enseñanzas.
Absolutamente todo lo malo que nos sucede, en realidad no es totalmente negativo. De hecho, son como bendiciones disfrazadas porque por medio del dolor que estás experimentando, puedes acceder a la sabiduría que debes despertar.
Una de esas grandes lecciones de la vida es que es preferible mil veces dedicar la atención y el esfuerzo a la felicidad, al bienestar, a la alegría, a lo positivo, que a todo aquello que ocasiona de alguna u otra manera el sufrimiento.
Jamás se debe prestarle atención al sufrimiento y esto es muy difícil de comprender. Es tan difícil de captarlo y llevarlo a cabo que son contadas con los dedos de las manos, las personas que se niegan al sufrimiento. Uno pudiese negarse a todo: a los vicios, a las parrandas, al mal genio, a la lujuria, pero al sufrimiento, casi nadie. Pero son muchas las ventajas que atrae quitar por completo la atención del sufrimiento.
El sufrimiento es la peor de las adicciones. Son innumerables los adictos al dolor. Subconscientemente, a la gente le encanta sufrir, bien sea por despecho, por dinero, por un familiar, por sí mismo, por el país, por el qué dirán, por el clima, hasta porque se le pierde un botón. Hay un millón de excusas para sufrir. Pero en realidad, ninguna vale la pena, porque el sufrimiento crea más sufrimiento.
El sufrimiento es como el fuego. En verdad es fuego. Pero si uno se niega a sufrir, se adueña del fuego y éste a su vez es energía súper poderosa, con la cual podemos realizar prodigios en nuestras vidas y en las de los demás. Si pensamos en sufrimiento atraemos sufrimiento. Si pensamos en felicidad, atraemos felicidad.
Budha dice que la causa del sufrimiento es el deseo frustrado. Y si analizamos cuidadosamente, la causa del deseo frustrado es la ignorancia y la “herejía de la separatividad”. Es decir, ignoramos quiénes somos en verdad. Desconocemos nuestra Esencia Divina y allí empieza nuestra mente a apegarse a lo material, a desear desmedidamente todo lo que puede para intentar llenar el vacío del Ser, de la Consciencia, del Espíritu. La cura está en el Conocimiento de Sí Mismo.
Entonces, internamente hay una lucha tremenda por negar lo que se considera como “real”, que en este caso son los deseos frustrados. Por más fuerte que sea la excusa para sufrir, es perentorio meditar por qué uno se empeña tan decididamente en mantener ese estado, cueste lo que cueste, pero uno quiere y se aferrándose placenteramente al dolor. Eh ahí el masoquismo que en todos nos vive.
Sin lugar a dudas, el ser humano actual padece de una crueldad extrema para consigo mismo, porque está enamorado de sus propios sufrimientos. Desde ese punto de vista, podemos percatarnos de la cantidad de patologías psicológicas que surgen a raíz de lo mismo, como la depresión, la tristeza, la ansiedad, la aflicción, el auto castigo, la angustia, la pena moral, el suicidio, el estancamiento, etc. Lo peor de todo es que nada de esto se necesita.
Y no se requiere porque si uno está descontento con su vida, sufriendo de esa forma jamás la podrá cambiar. Albert Einstein dijo alguna vez: “es imposible obtener resultados diferentes si no se cambia la manera de pensar”. Muy lógico. Hay quienes creen que al mostrar sus sufrimientos a un ser amado, éste lo va a amar más.
Es terrible la tendencia moderna a querer despertar lástima en los otros, tanto a nivel económico, sentimental, espiritual o de salud. La auto consideración es el pan de cada día la puerta principal al infierno.
Por ejemplo, el despechado se encuentra tan cegado por su dolor, que ni siquiera se le pasa por la cabeza que si se arma de valor y auto estima y vence a sus propios sufrimientos, dejando de pensar en ellos, o por lo menos luchando, se va a ver más interesante, atractivo y valioso ante los ojos de quien está pretendiendo, como para todo el mundo.
Nuestro libre albedrío está basado en la libertad para elegir lo que queramos. Pero lo elegimos con el pensamiento, con la atención. Los problemas y los sufrimientos se encuentran en la mente, incluso los dolores corporales.Sólo basta con dejar de pensar en ello y ya está. ¿Difícil? claro que lo es. Pero no imposible y sí muy necesario para liberarse del infierno interior que todos llevamos dentro y que expandimos afuera.
El sufrimiento es el peor negocio, la peor inversión que uno puede hacer. Los más grandes sabios del pasado recomendaban y enseñaban a negarse a sí mismos, especialmente a la auto consideración. Todo este post no se trata de asuntos moralistas o positivistas de la nueva era, sino que se trata nada más ni nada menos que de cuestiones energéticas.
Es urgente y más que prioritario estudiar y comprender a fondo las leyes que mantienen este Universo para poder usarlas a nuestro favor, o seguiremos sumidos en el más nefasto sufrimiento, por millones de cosas.
“El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional” y el sufrimiento es andar pensando en el dolor.
Escrito por: Diego Felipe Baquero Rodríguez.