Dentro de los distintos géneros narrativos o literarios, se puede concebir a la Descripción Pictórica como el recurso que permite a un autor describir de forma detallada y plástica una escena, objeto o persona, a fin de transmitir su presencia y apariencia, de la forma más verídica posible, persiguiendo a la vez que su interlocutor pueda hacerse una imagen mental de la entidad descrita.
Características de la Descripción pictórica
Así mismo, los especialistas en recursos narrativos han señalado que la Descripción pictórica se caracteriza principalmente por la posición estática y contemplativa que asume la voz de quien narra, a fin de suspender sus pensamientos y acciones frente al elemento descrito, con el objetivo de poder apreciar cada uno de sus rasgos –generales y específicos- que le permitan elaborar una imagen verbal de lo observado.
De igual forma, los estudios literarios refieren a que este tipo de descripción es una de las más utilizadas por los autores, en el momento de darse a la tarea de describir paisajes, lugares (tanto exteriores como interiores), animales, edificaciones, obras de arte y por su puesto personas. En este sentido, el autor deberá enfilar sus capacidades narrativas, para ir dibujando con palabras la imagen que sus ojos ven, a fin de que el lector pueda decodificar este dibujo en su pantalla mental, haciéndose también una imagen de lo descrito.
Tipos de Descripción
Igualmente, según sean los rasgos o recursos que predominen dentro de una Descripción Pictórica, esta podrá ser clasificada según los tres tipos distintos que la narrativa distingue para este tipo de recurso literario. A continuación, una breve descripción de cada uno de ellos:
Descripción pictórica plástica
Este tipo de Descripción Pictórica recibe el adjetivo adicional de “plástica” o “plásticamente” debido a que son los rasgos, referentes al color, los olores, texturas y otras señas sensoriales, las bases principales en donde recae la descripción elaborada. Un ejemplo de este tipo, lo puede constituir la siguiente descripción, extraída de la novela El amor en los tiempos del cólera, del escritor colombiano Gabriel García Márquez:
«El cuarto sofocante y abigarrado que hacía al mismo tiempo de alcoba y laboratorio, empezaba a iluminarse apenas con el resplandor del amanecer en la ventana abierta, pero era luz bastante para reconocer de inmediato la autoridad de la muerte. Las otras ventanas, así como cualquier resquicio de la habitación, estaban amordazadas con trapos o selladas con cartones negros, y eso aumentaba su densidad opresiva”. (García Márquez, 1985)
Descripción pictórica comparativa
Por su parte, aun cuando este tipo de Descripción sigue levantándose sobre la narrativa de rasgos percibidos a través de los sentidos, en este caso preciso, el autor compara estas señales o tipos observados con el objeto, circunstancia o elemento, con hechos naturales para el lector, a fin de acercarlo a su conocimiento, y garantizar la comprensión del elemento que desea describir. Un buen ejemplo de este tipo de descripción puede ser el siguiente:
Esa habitación era como haber penetrado la dura superficie del marfil. Las blancas paredes y frías paredes evocaban la bruma del mar, que permanece inmóvil antes de la tormenta. El aire no escapaba a esa sensación de pulcra opresión, su olor era idéntico a esas cajas que aun nuevas y sin uso han permanecido por años cerradas, guardando en ellas el olor del polvo y el olvido.
Descripción pictórica por antítesis
Finalmente, las descripciones catalogadas como pictóricas pueden también construirse en base al contraste o comparación con otros elementos –conocidos o no por el lector- que se caractericen por ser lo contrario a lo que el narrador desea describir, a fin de ir construyendo el relato desde la diferencia. Un ejemplo de este tipo de descripción puede ser la que se muestra a continuación:
Volver a verlo fue enterarme de que ya no existía. Su cuerpo, su olor, su sombra estaban ahí, pero él estaba tan ausente que era como si una oscura sombre flotara en la habitación. Su vacía mirada parecía traspasar los cuerpos sin esfuerzo. Él representaba la nada, lo acabado, lo que nunca volvería a ser de nuevo.
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