El consumo de alcohol es socialmente aceptado. En el 90% de los países, su uso en repetidas ocasiones no cuenta con el seguimiento y el control que debería llevar esta sustancia, que resulta tóxica pero placentera para el ser humano. Pero el exceso del mismo y el vicio como tal, podría acarrear serias consecuencias en la salud. En breve, algunas “enfermedades causadas por el alcohol”.
Cirrosis hepática
Este es el mal que más aqueja a los consumidores de alcohol, alrededor de todo el mundo. Consiste en una patología que afecta directamente al hígado, impidiéndole cumplir sus funciones a cabalidad, ya que genera una cicatrización de los tejidos del hígado, lo cual impide la absorción y asimilación de las sustancias que se ingieran. La cirrosis desencadena otros males que pueden causar la muerte, como son las várices en la garganta, retención de líquidos y fallo hepático. Este último es causante de la muerte de un 80% de los pacientes quienes la padecen, debido a que el hígado está dañado casi en toda su totalidad.
La enfermedad de Wernicke
Es un mal transitorio y reversible, que se puede corregir con una dieta adecuada y la ayuda de algunos medicamentos. Esta enfermedad es neurológica y es tratada con medicamentos psiquiátricos. Se debe principalmente, a la escaza presencia de vitamina A en la sangre. Los síntomas más frecuentes se manifiestan durante la ingesta de bebidas alcohólicas y en el peor de los casos, puede prolongarse por más tiempo. El individuo experimenta desorientación, perdida de la memoria y problemas visuales.
Síndrome de Korsakoff
Este síndrome es consecuencia del abuso prolongando de alcohol y es el resultado de la progresión de la enfermedad de Wernicke, pero este mal es irreversible, pues genera un daño cerebral que no puede ser curado. Esto sumado al alto índice de toxinas que circulan en la sangre y como consecuencia, dañan el cerebro. Los síntomas de esta enfermedad en algunos casos, se asocian con la locura y van desde desorientación, delirio de persecución, trastorno obsesivo compulsivo, entre otros.
Cardiomiopatía alcohólica
Es una enfermedad muy grave, puesto que el corazón aumenta su tamaño y tiende a tornarse flácido, por lo que no puede funcionar correctamente. Este fenómeno ocurre a causa de que la presión sanguínea se eleva muy seguido, dependiendo de la frecuencia del consumo de bebidas embriagantes, que obviamente incrementa el trabajo del corazón y éste termina por colapsar.
Daños en el tracto digestivo
El alcohol entra al cuerpo, gracias al contacto que tiene con la boca, garganta, esófago y el sistema digestivo, donde es transformado por el hígado. El alcohol produce un efecto ácido y abrasivo en las encías y los dientes. Puede ocasionar la inflamación del esófago y desencadena una esofagitis. Debilita el estómago y en ciertas ocasiones, puede debilitar las paredes que cubren el abdomen. El aparato estomacal segrega más ácidos que desencadenan gastritis, indigestión y en algunos casos, enfermedades más graves.
Esteatosis hepática
Esta enfermedad más conocida como hígado graso es un mal reversible, que se caracteriza por la acumulación de ácidos grasos y triglicéridos en las células que cubren el hígado. Los síntomas van desde indigestión, fatiga, malestar general, hasta fuertes punzadas en la parte superior derecha del abdomen.
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