Tal vez uno de los músicos más importantes, en el campo de la Música académica sea Ludwig van Beethoven (Bonn, Alemania, 16 de diciembre de 17702 -Viena, Austria 26 de marzo de 1827) músico de origen alemán, quien se destacó durante su vida como un gran compositor, pianista y director de orquesta, erigiéndose además como el punto de transición entre Clasicismo y el Romanticismo.
Influencia de Beethoven
De esta forma, más allá de su virtuoso talento, Beethoven resalta como una figura de gran importancia en la Historia de la Música, así como uno de los músicos más influyentes en el entorno de la Música, considerándose su obra como un antes y un después en la evolución de la música académica. Así mismo, aun cuando este músico logró exponer mucho de su arte en el Romanticismo, destaca históricamente como el último músico del clasicismo vienés.
Igualmente, los especialistas en su obra han señalado la enorme influencia que tuvieron sobre todo sus composiciones para piano y su influencia en la música de cámara. En cuanto a su obra completa, los especialistas destacan cómo este célebre compositor produjo una rica cosecha de treinta y dos sonatas para piano, varios conciertos para triple, violín y piano, un oratoria, dos misas, una ópera, un ballet, varias piezas de música accidental compuestas para obras de teatro, piezas musicales para música de cámara, así como música orquesta, entre las que tienen especial lugar sus Nueve Sinfonías.
Vida personal de Beethoven
Muchas son las páginas que se han escrito sobre el talento de este virtuoso músico, referente universal de la Música académica. Sin embargo, como pasa con tantos artistas poco se conoce sobre su vida privada, la cual -se debata o no- tiene mucho de aporte en la obra creativa del artista. En este sentido, resulta pertinente, para aproximarse un poco más al genio de Beethoven analizar la vida de un hombre, que probablemente siempre encontró en la música –primero como sonido, y luego como huella auditiva- un refugio en el cual descansar de las distintas dificultades que encontró a lo largo de su vida, pues aun cuando contó con un insuperable talento, que lo hizo incluso llegar a ser el primer músico independiente de Viena, no estuvo a salvo de algunos contratiempos afectivos, que fueron marcando una personalidad solitaria, y un poco excéntrica.
A continuación, entonces, un breve análisis de algunas de las etapas y edades más difíciles, y tal vez más influyentes en la vida de este genio de la Música:
Niñez de Beethoven
En algún momento la crítica mencionó cómo Beethoven parecía haber recibido la antorcha del genio musical de su predecesor Mozart, a quien conoció en vida una vez. No obstante, y aun cuando la historia se haya sucedido, permitiéndole a cada uno de estos grandes músicos resaltar como el mejor de su generación, esta afirmación no está del todo alejada: Beethoven fue iniciado en la música apenas con cuatro años de edad, por la obsesión de su padre de que tocara igual que el genio musical, incluso a la misma temprana edad que éste.
Sin embargo, la enseñanza no se dio de forma armónica y con las mejores herramientas pedagógicas, sino que por el contrario, Beethoven fue obligado desde los cuatro años a practicar piano, durante largas y extenuantes jornadas. Momentos que a su vez se encontraban aderezados con el alcoholismo crónico de su padre, quien incluso lo sometía a lecciones nocturnas cuando apenas era un pequeño niño.
Más allá de los problemas de personalidad que estas crueles técnicas de aprendizaje pudieran causar, el talento de Beethoven –heredado de un abuelo pianista- dio frutos pronto, pues a los siete años, el 26 de marzo de 1778, dio su primera presentación pública, en Colonia. En ese momento, también se inició en lecciones con otros maestros, demostrando de inmediato avances sorprendentes en los campos de la composición y la interpretación del instrumento del órgano. De esta época su influencia más importante fue su profesor Christian Gottlob Neefe.
Adolescencia de Beethoven
Para 1782, a la edad de once años, Beethoven había producido su primera composición. Para sus catorce años, el mundo musical alemán ya sabía que de continuar así igualaría en genio a Mozart. A los quince años, su talento lo lleva a conseguir un puesto dentro de la orquesta de la cote de Maximiliano Francisco, primer elector de Colonia. Esta experiencia, de gran responsabilidad, fue la puerta de entrada de Beethoven a los círculos sociales de la nobleza.
Su carrera había comenzado, y continúo en ascenso. Para 1787, con tan sólo 17 años, Beethoven había conseguido hacerse con un mecenas: el conde Ferdinand von Waldstein, quien fue la pieza vital para que el joven marchara a Viena, por asuntos de formación, consiguiendo por primera vez en su vida un momento de descanso de la gran presión que significaba su padre, con quien mantuvo siempre una relación distante, a diferencia del vínculo que sostenía con su madre, a quien incluso llamaba “su mejor amiga”. Fue en este viaje en el que Beethoven tuvo la oportunidad de tener un breve encuentro con Mozart.
Llegada a la madurez
Como en ocasiones ocurre, la mayoría de edad sorprendió a Beethoven con grandes pérdidas y llegadas de grandes responsabilidades. En este sentido, este virtuoso de la Música Académica tuvo que perder en el año 1787 a su madre, a causa de la tuberculosis. Por si esto no fuese suficiente, su padre enfermó de depresión y se entregó con mucho más ahínco al alcohol, terminando por cometer ciertos delitos, que lo llevaron a prisión, falleciendo cinco años después de su esposa. Beethoven desde el primer momento se hizo cargo de sus hermanos, teniendo que emplearse como violinista en una orquesta, así como profesor de piano.
Carrera, discapacidad y soledad
No obstante, su genio y talento hicieron que la emergencia económica durara poco, puesto que a los pocos años ya contaba con una gran reputación como compositor, produciendo obras que los editores musicales se disputaban a capa y espada, y que el público vienés –sobre todo la élite de la aristocracia austriaca- se peleaba por escuchar, identificando en el músico alemán el próximo genio que les regalaba la época, después de la muerte de Mozart.
Sin embargo, esta etapa tampoco sería fácil para Beethoven quien comenzaría a enfrentar a un nuevo enemigo: la pérdida de capacidad auditiva. El miedo a quedarse sordo, como en efecto sucedería, lo llevó a entregarse a una ferviente y nutrida actividad creadora, como si en verdad tuviese al tiempo como enemigo. Poco después, cuando la sordera era un hecho ineludible, Beethoven descubrió que la música también es una huella auditiva, y aun cuando no podía escucharla, la recordaba y sabía hablar su lenguaje. Sin embargo, este músico sufrió su discapacidad en soledad, muy pocas personas de su círculo sabían de su condición, siendo un total secreto para el público que perseguía sus creaciones.
Este intento por esconder su situación, en opinión de algunos biógrafos, agravó ciertos patrones de comportamiento y personalidad, que comenzaron a presentarse en el músico desde la juventud. De esta forma, terminó por aislarse por completo, auto-confinándose en una soledad, que no obstante acompaño con la música y su creación. Así mismo, el amor tampoco pareció ser su fuerte, y por el contrario le propinó algunas decepciones amorosas, las cuales solo parecieron confirmarle su decisión de mantenerse en soledad.
Días finales
A medida que su condición avanzaba, Beethoven también optó por restringir al máximo sus presentaciones en público. Sin embargo, el 22 de diciembre de 1808, presentó al público una larga jornada musical, en donde se interpretaron su Fantasía para Piano, su Concierto para Piano número 4, así como su Quinta y Sexta Sinfonía, en lo que sería su último concierto en vivo. El público lo consideró magistral.
Después de unos años, totalmente en solitario, debido también a su condición de sordera, y una ardua actividad creadora, su salud comenzó a dar muestras de debilitamiento. Después de una larga afección de salud, este célebre maestro de la Música falleció el 26 de marzo de 1827, ocasionando el luto de la ciudad en donde había vivido los últimos años. De acuerdo a algunas investigaciones, existe la tesis de que este músico haya muerto víctima de contaminación con plomo, lo que al parecer explicaría la pérdida auditiva, los problemas hepáticos que terminaron por acabar con su vida, así como algunos rasgos de su carácter y personalidad.
De esta forma, se puede leer en la vida personal de este genio de la Música cómo una vida entregada a la creación no está exenta de vivir grandes crisis personales. Al tiempo en que puede resultar altamente contrastante cómo un individuo puede llegar a llenar su creación de hermoso sonidos y timbres, cuando vive una vida de silencio y aislamiento, más allá de lo paradójico de un genio musical sin capacidades auditivas, que no sólo demuestra que el sonido es también una huella auditiva, sino que la discapacidad no está peleada con el talento y la creación.
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