El Pensante

Ensayo sobre el Dadaísmo

Descripción de Dadaísmo

En el ámbito de la Historia del Arte, se conoce como Dadaísmo a un movimiento artístico, surgido en Zúrich, Suiza, durante el año 1916, por parte del escritor Hugo Ball, al cual más adelante se plegó el poeta rumano Tristan Tzara, cuyo nombre real era Samuel Rosenstock, y quien llegó a convertirse en el auténtico emblema de esta vanguardia.

Imagen 1. Ensayo sobre el Dadaísmo

Con respecto a sus propuestas artísticas, el Dadaísmo surgía como una respuesta contra los cánones y convenciones artísticas, a las cuales tildaba de aburguesadas y acomodados. De esta forma, los dadaístas buscaban burlarse de este tipo de arte y sus creaciones. No obstante, su principal objetivo era constituir una oposición al concepto de razón que había sido canonizado por el movimiento del Positivismo.

Al igual que otras vanguardias, el Dadaísmo no sólo se enfocaba en una solo manifestación artística, sino que por el contrario convocaba una diversidad de formas y expresiones, como la Pintura, la Poesía, la Escultura, la Música, cuyos intérpretes y creadores tomaban al Dadaísmo más como una forma de vida, que como una simple estética o lenguaje, por lo que se erige entonces como un movimiento incluso revolucionario, que retaba abiertamente al canon establecido.

Etimología del Dadaísmo

Tal vez una de las discusiones más polémicas en torno a este movimiento artístico sea el origen mismo del término que lo signa, pues no existe un consenso sobre su verdadera procedencia ni tampoco sobre su significado real. Incluso si se revisan algunos testimonios de los participantes de esta vanguardia puede encontrarse distintas versiones, por ejemplo la que brinda Hans Arp, quien afirmaba que el término Dadá había sido hallado por el mismísimo Tristan Tzara el 8 de febrero de 1916, cuando a las seis de la tarde de ese día había tomado un diccionario, abriéndolo al azar y encontrando este término que podía traducirse como “caballo de madera”, la cual fue empleada simplemente para nombrar este movimiento, sin que en realidad importara su significado.

No obstante, de sus participantes el que más significados le otorgó al término Dadá fue Tristan Tzara, quien durante el Manifiesto de esta vanguardia, redactado en 1918, el poeta rumano declaraba que este término en realidad no significaba nada, por lo que algunos estudiosos del arte han señalado que los integrantes de este movimiento querían indicar que lo importante del movimiento no era su nombre en sí, sino el arte que practicaban y sus creaciones. Por su parte, otros creen que ese gesto de escoger una palabra superflua y sin significado para nombrar una vanguardia consistía un acto de irreverencia, en la cual pretendían burlarse una vez más del canon y la Academia.

Breve historia del Dadaísmo

De acuerdo a los anales de este movimiento, al parecer se originó en Suiza, específicamente en la ciudad de Zúrich, entre el año 1916 y 1922, cuando de la mano de su fundador Hugo Ball, un grupo de artistas de varias partes de Europa, quienes se encontraban en este país neutral huyendo de los estragos de la Primera Guerra Mundial, se reunieron en el Cabaret Voltaire. Posteriormente, Tristan Tzara se integró al movimiento tomándolo para sí, llegando a convertirse en la figura más representativa de este movimiento.

Su primera reunión, tal como cuentan sus archivos históricos, tuvo lugar el 5 de febrero de 1916, en el Cabaret Voltaire, donde se organizó una muestra musical y una exposición, cónsono con los orígenes propios de los participantes, que en su mayoría provenían de Rusia, Francia, Alemania. Sin embargo, el asunto no se quedaría así, sino que buscaría trascender a algo más estructurado, que tomó la forma de un panfleto artístico, que incluyó, entre otros, textos de Apollinaire, Picasso, Kandinski, Arp, y que llevó por título Cabaret Voltaire, para hacer honor al sitio que los había juntado por vez primera.  Tan solo un año después, logró inaugurarse la Galería Dadá.

De la misma forma en que se había esparcido la guerra por Europa, el Dadaísmo atravesó las fronteras de Suiza, para instalarse en Alemania y Francia, donde encontró gran número de adeptos, quienes sintieron la resonancia de su constante búsqueda para lograr una nueva forma de expresión, que viniera a articular la rebeldía que se sentía sobre el desánimo y los conceptos preestablecidos que se habían heredado del positivismo. Así, el Dadaísmo crea en formas, lenguaje y también en materiales, instaurándose como una verdadera novedad en comparación con el arte canónica y tradicional.

En este sentido, algunos especialistas han indicado que el Dadaísmo puede definirse también como un movimiento antiartístico, que a través de todos sus géneros alzaba la voz en contra del arte del momento, tratando de construir un lenguaje que cuestionara las concepciones de Arte y Belleza, de hecho en esta actitud radicaba la noción principal del Dadaísmo: colocar en jaque el mundo, para cuestionar todo lo constituido, incluso el acto mismo de cuestionar, por lo que algunos han apuntado a que el Dadaísmo buscaba ponerse en duda a él mismo.

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