El Origami es conocido como un Arte, nacido en suelo japonés, el cual se caracteriza básicamente por la elaboración de estructuras de papel, que emulan elementos geométricos, materiales, vegetales o animales, sólo a través de la flexión del papel, sin que este sea sometido a cortes o pegamento.
Origami vs. papiroflexia
No obstante, a menudo surge una discusión dirigida al término correcto que debe usarse, para referirse a este tipo de papel en Español, pues puede que existan puristas que se inclinen a usar el término hispano Papiroflexia. Sin embargo, al respecto, algunos expertos han indicado que esta afirmación puede no ser del todo correcta, pues la papiroflexia no hace la excepción de no usar cortes o técnicas de pegado, mientras que el Origami sí, por lo que se tendría que aun cuando el Origami es un tipo de papiroflexia, no todas las técnicas contenidas en este género pueden ser señaladas como Origami.
Así mismo, en la elección del uso priora el gusto de los hablantes, teniéndose que naturalmente los hablantes de Español prefieren seguir identificando este Arte, así como las piezas surgidas de él con el nombre de Origami, hecho que ha promovido el afianzamiento y popularización de este vocablo, que cuenta ya con total adopción por parte de los hablantes de español de América. Caso distinto a lo que sucede en general en España, donde los hablantes en cambio se decantan por términos como papiroflexia o incluso cocotología, aun cuando en ocasiones se habla de Origami, pero sólo cuando se refiere a la formación de figuras de papel relacionada con prácticas religiosas o filosóficas.
Arte japonés nacido en China
Para sorpresa de muchos, incluso de sus propios practicantes, el Origami –lejos de las fuentes que pregonan que es un Arte japonés- nació realmente en China, aproximadamente durante el siglo I d.C, donde se practicó por algunos siglos, antes de que fuese llevado a Japón durante el siglo VI, calando y quedándose para siempre en la cultura nipona, desde donde se extendió al resto del mundo, razón por la cual el común denominador lo asume y lo conoce como un Arte japonés.
En ese sentido cabría entonces la discusión formal de a cuál de las dos culturas pertenece legítimamente, si a aquella que sirvió de cuna para su creación, o a aquella que lo anidó, fortaleciéndolo y luego haciendo que se extendiera a otras culturas. En este caso, la mayoría llega a concluir que fue Japón quien realmente dotó de vitalidad y fuerza a este Arte, explotando también su importancia religiosa, y dándole la oportunidad al mundo –a través del intercambio cultural- de conocerlo. Así, aunque fue China quien lo concibió, fue la cultura nipona quien se apropió de él, al punto de que actualmente es reconocido en todo el mundo como un arte japonés.
Arte y religiosidad
Aun cuando en occidente, el Origami es apreciado por su carácter estético, en donde es reconocido la belleza de sus piezas, en realidad oriente lo concibe de otra forma, pues aun cuando sus formas pueden ser entendidas como creaciones bellas, en realidad el foco reside en el carácter contemplativo del realizador, así como en la concentración y destreza que puede obtener a través de la observación y técnica a la hora de doblar artísticamente el papel, al punto de poder recrear con él elementos de la realidad circundante, como la naturaleza y la flora, como método para internalizar la belleza y perfección de la naturaleza. Por lo cual se afirma que el Origami en realidad tiene una base más religiosa que artística.
De esta forma, el Origami se constituye en una práctica Zen, que invitaba a sus practicantes a la meditación, la contemplación, la paciencia, la creación y la recreación. Sin embargo, es importante entender que en el momento de su llegada a Japón, el papel era un elemento sumamente costoso, por lo que la práctica de esta disciplina fue destinada realmente a personas pertenecientes a la nobleza, siendo realmente democratizada a partir del siglo XVII, cuando no solamente el papel se había convertido en un elemento mucho más accesible, sino que este Arte había sido llevado a Occidente, donde tuvo rápida acogida, por quienes lo encontraban hermoso.
Así, el concepto de Origami está netamente asociado a las tradiciones religiosas de los nobles japoneses, quienes encontraban en él una forma de meditación y contemplación, así como entendimiento del mundo circundante. En la actualidad, aun cuando es más admirado por su belleza y su creatividad, no deja de ser usado por sus practicantes como una forma de estimular algunas capacidades como la concentración, la atención, la paciencia, la creatividad, la exactitud, entre otras virtudes que pueden traducirse en mejoras de los potenciales cognitivos y de carácter, por lo que con los años también ha sido adoptado por algunos sistemas educativos, como una forma de estimular estas capacidades en los más pequeños, sin que esto quiera decir que los adultos no puedan disfrutar de esta práctica, que incluso ha sido señalada como una gran aliado en la lucha contra enfermedades degenerativas, relacionadas con la edad.
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