Concepción del tiempo
Tal vez una de las nociones que más inquietud causa a la curiosidad humana sea el Tiempo, considerado como el período de duración de una persona, suceso u objeto, así como también el período que puede ocurrir entre un acontecimiento u otro.
De esta forma, el tiempo ha sido estudiado por la matemática y también por la Física, disciplina donde constituye una de las Magnitudes Fundamentales (más información en Magnitudes Físicas Elementales) , la cual permite –a través de su contabilización objetiva- definir cuánto tomó un fenómeno en realizarse o repetirse, teniendo como unidad de medición universal el segundo. Sin embargo, las Ciencias exactas no son las únicas que se han interesado en el estudio del Tiempo, primeramente, ésa fue una tarea ejercida por la Filosofía (principio de todas las ciencias) área donde numerosos pensadores han promulgado sus conceptos, ideas y percepciones del fenómeno físico denominado tiempo. En este sentido, la Filosofía distingue entre tres principales visiones sobre el asunto del tiempo, las cuales corresponden a Aristóteles, San Agustín y Kant. A continuación se detallará cada una de ellas:
Concepción Aristotélica del Tiempo
A pesar de que varios filósofos y pensadores griegos se interesaron por el Tiempo como fenómeno inherente a la existencia, la institución de la Filosofía considera que fue Aristóteles (más información en Biografía de Aristóteles) el pensador que dejó una de las teorías más sólidas con respecto a este tema. Incursionando en la visión aristotélica del tiempo, lo primero que han destacado algunos investigadores, es cómo Aristóteles coloca el acento en la noción de movimiento, es decir, que considera a este fenómeno estrechamente relacionado con la sucesión de acontecimientos y acciones. Dicho de otro modo, para usar el análisis que hace en su ensayo El Tiempo desde una perspectiva filosófica, el filósofo moderno Francisco Tito Lomas, Aristóteles cree que no puede existir tiempo sin que tengan lugar los acontecimientos o sin que existan seres en movimiento, es decir, en acción.
De esta forma, la visión de Aristóteles concibe al tiempo como un continuo de sucesos, donde pueden distinguirse conceptos como “antes” y “después”, siendo además posible medirlo y cuantificarlo a través del entendimiento humano, cualidad que además lo une con el concepto moderno que tiene del Tiempo la Física. Tomando en cuanta esto, y en palabras del propio Aristóteles, registradas en su Física, el Tiempo podría definirse de la siguiente manera:
“la medida del movimiento respecto a lo anterior y lo posterior”.
Así mismo, respecto a esta definición, Tito Lomas señala que Aristóteles no plantea que el Tiempo sea el movimiento en sí, sino la medida que indica que este sucede, haciendo que sea la noción de cambio la que nos haga conscientes de la noción del tiempo, el cual sin éste primero simplemente no sería percibido por los humanos, de acuerdo a la visión aristotélica. Igualmente, se podría destacar que la noción más importante de esta concepción es la idea de sucesión, lo cual a su vez origina el concepto de tiempo métrico, es decir aquel que puede medirse y registrarse.
Concepción Agustiniana del Tiempo
Otro de los importantes filósofos, cuya noción del Tiempo es considerada como una de las principales en Filosofía es la de San Agustín (más información en Biografía de Agustín de Hipona) quien distanciándose totalmente de Aristóteles no concibe en tiempo ligado a la naturaleza del movimiento sino al alma. Igualmente, San Agustín plantea tres distintos tiempos: el pasado, donde se ubican las cosas que ya no existen; el futuro que plantea lo que vendrá, y el presente que inmediatamente se convierte en algo que no existe, convirtiéndose para este filósofo en una verdadera paradoja.
En este sentido, el filósofo moderno Tito Lomas, refiere que San Agustín expresa la perplejidad sobre el presente, considerándolo un tiempo que no es, sino que constantemente dejar de ser, por lo que –como señala Tito Lomas de acuerdo a su interpretación de San Agustín- carece de dimensión, pudiendo ser identificado sólo a través del pasado (lo que ha dejado de existir) y el futuro (aquello que todavía no es, pero será). En tal sentido, San Agustín también plantea que el tiempo es un “ahora” que no cuenta con las posibilidades de detenerse, ya de su paralización contemplaría la negación propia de su naturaleza.
Sin embargo, al no haber presente, ni pasado ni futuro, San Agustín afirma que el tiempo no es una noción asociada al movimiento ni la sucesión, sino al alma, siendo entonces el pasado algo que podemos recordar, mientras el futuro es concebido con algo que esperamos y el presente con algo a lo que el humano dirige su atención. De esta forma, según señala Tito Lomas, San Agustín considera los tres distintos momentos del tiempo (pasado, presente y futuro) describiéndolos como memoria, espera y atención.
Concepción Kantiana del Tiempo
En tercer lugar, otra de las visiones filosóficas que marcó pauta en la noción sobre el tiempo por parte de este disciplina fue la del célebre pensador Inmanuel Kant, para quien el tiempo ni está relacionado con el movimiento ni con una experiencia intrínseca al alma, sino con una capacidad humana interna para percibir la realidad, es decir, para poder organizar las experiencias. Siendo entonces correspondiente al entendimiento de cada individuo, el tiempo existe en cada persona. Finalmente, Kant apunta en su visión sobre el tiempo que este corresponde a un forma anterior de la sensibilidad, sin la cual es imposible cualquier experiencia, pues estas necesitan de la dimensión interna del tiempo para realizarse.
Concepción filosófica posterior del tiempo
Después de estas tres visiones primordiales, la filosofía ha seguido dilucidando sobre este fenómeno propio de la experiencia humana, destacándose en la Filosofía moderna sobre todo las visiones sobre el Tiempo, correspondientes al existencialismo, el historicismo y vitalismo, en las cuales también se da el debate sobre si el Tiempo es una experiencia interna o externa al humano.
Fuente de imagen: panamarte.net