La globalización es un fenómeno propio de los países industrializados, que aun cuando tiene su base en lo económico, posee su manifestación en lo político, social, lo tecnológico y lo cultural, haciendo que cada día surja mayor comunicación, transacciones e interdependencia entre los países pertenecientes a la comunidad o aldea global, como se llama al grupo de países involucrados en esta característica propia de la era moderna.
Conceptos de Globalización
Con respecto al concepto oficial o técnico de este fenómeno, existen distintas definiciones, dadas por varios teóricos, corrientes políticas y demás disciplinas. Sin embargo, dos conceptos relevantes sobre lo que puede ser considerado como tal “globalización”, pueden ser los siguientes:
Real Academia de la Lengua Española
Aun cuando no es un texto económico, la definición de Globalización que brinda la Real Academia de la Lengua Española resulta pertinente por ser el más consultado, por todo aquel individuo, sin formación política o económica, que desee empaparse sobre qué es la Globalización. De esta forma, el Diccionario producido por esta institución refiere que la Globalización es:
La “tendencia de los mercados y de las empresas a extenderse, alcanzando una dimensión mundial que sobrepasa las fronteras nacionales”.
En este sentido, la Globalización sería entendida como un fenómeno de dimensiones mundiales, enfocado netamente en la posibilidad de las naciones involucradas de comercializar sus productos, sin que las limitaciones fronterizas y aduaneras sean un obstáculo insalvable. Esto sin embargo, es necesario de evaluarlo en su práctica real, pues no todos los países involucrados en esta ecuación comercial cuentan con las mismas condiciones, por lo que tarde o temprano terminan siendo mucho más beneficiados los países más poderosos, quienes además de contar con mejores ventajas, son los que de alguna forma colocan las reglas del juego.
José Luis Sampedro
Por su parte, sería importante también revisar entonces la definición que da de la Globalización el economista español José Luis Sampedro, quien en su libro El Mercado y la globalización (editado en el año 2002) definía a este fenómeno de la siguiente manera:
Constelación de centros con fuerte poder económico y fines lucrativos, unidos por intereses paralelos, cuyas decisiones dominan los mercados mundiales, especialmente los financieros, usando la más avanzada tecnología y aprovechando la ausencia o debilidad de medidas reguladoras y de controles públicos.
De esta manera, sale a la palestra otro importante rasgo que persigue la Globalización: el que las reglas de las transacciones y condiciones sean dadas por el mismo mercado y sus participantes, más que por los estados de los países involucrados. Así, la Globalización estaría siendo definida no sólo como un fenómeno económico, sino como un mecanismo totalmente liberal, en donde el Estado no es contemplado en su naturaleza rectora, sino como un mero factor, que no interviene de forma importante en el nuevo escenario del comercio mundial, que pretende erigirse como un espacio paralelo.
Globalización y capitalismo
Revisados estos conceptos, entre muchos de los que existen, se puede señalar entonces que la Globalización es ante todo un proceso regido por una lógica liberal, orientada a un intercambio económico, que busca las mejores ganancias con las mínimas restricciones y obligaciones ante las autoridades de los distintos territorios en donde se involucra. Visto así, se podría decir también que la Globalización es un fenómeno netamente capitalista.
Esta afirmación, que es aceptada por algunas corrientes con orgullo y en otras –de corte de izquierda- con aberración, dejaría en escena que la principal motivación de la Globalización es la venta y compra de mercancías, más allá del territorio en donde se encuentra circunscrita la fábrica de dicho producto, procurando entonces encontrar clientes potenciales en todo el mundo.
Globalización y cultura
En este sentido, todo ejercicio de mercadeo debe tener totalmente claro el tipo de público al cual venderá su producto, a fin de saber cómo comercializarlo. Sin embargo, plantearse la tarea de vender un solo producto entre la gran diversidad de culturas y costumbres que ejercen los ciudadanos del mundo parece ser una idea imposible. A menos que a través de plataformas comunicacionales y tecnológicas se conciba la idea de crean un espacio virtual en donde las personas que a él accedan comiencen a seguir un mismo patrón o modelo de vida.
De esta forma, el intercambio ocurrido a través de los distintos medios de comunicación y plataformas tecnológicas, como el internet, produce de forma natural un proceso de contacto e intercambio cultural entre los ciudadanos de distintas nacionalidades. Sin embargo, también han sido creados mecanismos comunicacionales para ir formando una especie de homogenización de gustos, tendencias y necesidades, que produzcan entonces el ciudadano modelo de la aldea global, al cual se le venderá el producto diseñado, independientemente del rubro que ocupe este: cultural, social, material, tecnológico, etc.
Educación y Globalización
En medio de esta lucha comunicacional y cultural de los países industrializados y globalizados por crear al nuevo ciudadano de la aldea global, la Educación resalta como un aspecto vital, del que existen varias aristas a considerar. Por una parte, es importante destacar que esa carrera por sumar cada día más consumidores a ese espacio virtual de comercio ha permeado a la Educación, la cual con la excusa de estar al día con las nuevas tecnologías se convierte en un espacio ideal para enseñarle al futuro consumidor las herramientas que le permitirán integrarse a la aldea global a la que pertenecerá.
Desigualdad del mundo globalizado
En segundo lugar, es importante destacar que al hablar de Educación en un mundo globalizado, es inevitable pensar en las grandes ventajas que podrían generarse, en las poblaciones más alejadas o de bajos recursos la aplicación de herramientas y técnicas de tele-educación. Sin embargo, sería ingenuo olvidar que dentro de la lógica del capitalismo todo es mercancía. De esta forma, la Educación virtual, es decir, aquella creada para funcionar con y a través de las herramientas de tecnología y comunicación también tiene un costo, que busca generar las mayores ganancias a sus creadores, haciendo entonces que quien no posea los medios simplemente no tendrá acceso a esta instancia, aun cuando en el mundo real la Educación sea un Derecho Humano.
En referencia a esto, también resalta –y no sólo en lo concerniente a la educación- la enorme brecha que existe entre los países industrializados, que forman parte del concierto de la Globalización, frente a aquellos que por la escacez de recursos económicos y tecnológicos simplemente no participan. No obstante, la Globalización también trabaja porque de alguna forma, los ciudadanos que forman parte de esta aldea virtual no puedan ver a los otros ciudadanos que no están integrados a este sistema, al tiempo que entiendan que el único modelo de vida posible es aquel planteado por este mecanismo del que forman parte, como algo natural.
Globalización, educación y homogenización
Así las cosas, aun cuando algunos puedan interpretar a la globalización –debido a sus herramientas y tecnologías- como una demostración de una Educación elevada, algunas corrientes de pensamiento son enfáticas en señalar cómo en realidad el aprendizaje que se ha originado desde los distintos medios educativos sobre el manejo de tecnologías ha sido fríamente planificado por los sectores globalizados, que lejos de perseguir en realidad una democratización de la información y los medios, buscan que a través de ellos, los consumidores mundiales vivan un proceso de homogenización, que permita más fácilmente calcular los efectos y comportamientos de mercado, que vengan a garantizar las máximas ganancias, fin último de este proceso.
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