Técnicamente se consideran «brujas» o «brujos» a aquellas personas que practican la brujería, suerte de conocimientos y prácticas esotéricas, que se basan principalmente en la capacidad que tiene el ser humano para focalizar sus deseos y fuerzas, a través de ciertos elementos y rituales, que lo llevan a conseguir aquello que quiere, bien sea para beneficio propio o de un tercero.
Desde siempre, aun cuando en la Literatura también refiere sobre poderosos y famosos brujos, la práctica de la brujería ha sido asociada a las mujeres, es decir a las conocidas brujas, a las cuales se le confieren poderes sobrenaturales como la adivinación, la clarividencia, la realización de hechizos, e incluso de acuerdo a la sabiduría popular y las distintas historias literarias la capacidad de volar o transformarse en distintos tipos de animales. En este sentido, también se puede observar un cambio profundo hacia la recepción de este personaje dentro del inconsciente colectivo, pues se puede conseguir como un personaje frecuente en la mitología antigua, incluso siendo clave para la decisión de los héroes, a un rechazo total, donde son identificadas como seres malignos, quizás por influencia directa de la expansión del cristianismo.
Etimología de la palabra Bruja
Con respecto a la etimología de la palabra Bruja, los especialistas no cuentan con una dirección a seguir exacta. Por el contrario se pueden rastrear diversos orígenes y usos, a fin de establecer ciertos criterios. Por ejemplo, la palabra «bruja» parece provenir o estar relacionada con los vocablos bruxa (gallego) o bruixa (catalán), siendo identificado su primer uso a finales del siglo XII.
Si en cambio los especialistas se adentran en el Latín, encuentra que las personas dedicadas a las artes esotéricas eran denominadas en esta lengua con el término maleficae, forma por la que fueron llamadas en Europa hasta bien entrada la Edad Moderna, lo que al analizar su significado, ligado totalmente al concepto “maléfico” puede dar cuenta de que en esta cultura tanto la brujería como sus practicantes están asociados al ejercicio del mal. Por otro lado, en lenguas anglosajonas como el inglés, el vocablo witch, que de acuerdo a los especialistas está relacionado directamente con el vocablo wik, término celta para nombrar una religión o culto elemental, que en la actualidad es denominado por sus seguidores como Wika.
Wika, brujería actual
En este sentido, aun cuando en occidente se le denomine “brujo” o “bruja” a toda persona que en sus prácticas espirituales no siga los ritos establecidos por las religiones monoteístas o establecidas como el cristianismo, el catolicismo, el judaísmo, el islam o incluso el budismo, en realidad actualmente existe una tendencia espiritual que reclama el nombre de “bruja” y brujería: la Wika.
De acuerdo a las distintas fuentes al respecto, esta filosofía se asume como descendencia de una antigua religión druida, la cual se basa en la adoración a la naturaleza, el trato con los elementos, el amor a la vida y los seres que la integran, así como la concepción de un Dios y una Diosa, vista como la fuerza divina femenina que en unión con el Dio hacen capaces la existencia. Igualmente, la Wika asume que el hombre es libre de hacer cualquier cosa que le plazca, mientras de ninguna forma dañe a otro o incluso a sí mismo, pues para esta religión existe una regla denominada la regla del tres por tres, es decir que todo lo que sale del individuo regresa a él multiplicado por tres.
Así mismo, aun cuando se usa el término “religión” para referirse a esta filosofía que se identifica como brujería, sus seguidores afirman que no es una religión sino un modo de vida, y que a pesar de que existen grupos totalmente institucionalizados, donde la figura del sumo sacerdote y la suma sacerdotisa son totalmente identificables, también se puede ejercer en solitario, sin necesidad de congregarse, pues sólo bastará con el estudio por parte del brujo o iniciado, así como su decisión de conectarse con la naturaleza y sus elementos.
Prácticas de los brujos actuales
A pesar de que el inconsciente colectivo identifica la práctica de la wikka con bailes al aire libre, y no con esto se quiere decir que esta práctica no lo lleve a cabo, en la actualidad los brujos modernos han adaptado la práctica de sus rituales a los espacios actuales y urbanos. En este sentido, casi todos los wikanos o brujos se limitan a tener en algún lugar de su casa su altar, en el cual se estila contar con la presencia de elementos que simbolizan cada uno de los elementos, así como al Dios y a la Diosa.
Igualmente, los rituales de hoy en día están mucho más relacionados con baños o realización de pequeños amuletos. No obstante, la wikka también se centra en que el poder de la magia básicamente reside en la capacidad de desear que tenga el mago o bruja, por lo que cada día son más los participantes que usan los elementos simbólicos pero que centran sus hechizos y rituales en la capacidad de enfocarse, visualizar y lograr enviar su deseo al universo, a fin de que este fluya y regrese materializado en el deseo que se ha pedido, y el cual debe ser elaborado con la responsabilidad de que en su realización no dañe a ningún ser vivo.
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