Trappist-1 y el Proyecto Kepler
En la actualidad, una de las mayores preguntas de la humanidad es si estaremos solos en el Universo, y si otros planetas contienen vida y, más importante, vida inteligente.
El Proyecto Kepler esencialmente propone el uso de diferentes herramientas en el mundo para detectar potenciales planetas habitables. Como en la actualidad únicamente conocemos vida basada en complejas cadenas de carbono solubles en agua, es el agua lo primero que buscamos en otro planeta.
Se sabe que toda estrella con planetas a su alrededor tiene lo que denominan una “zona de habitabilidad”, esto es, un área en la cual las temperaturas permiten la existencia de agua líquida. Esto significa que si una estrella tiene varios planetas, aquellos que estén en esta zona de habitabilidad son los que más nos interesan.
Recientemente hablamos aquí del descubrimiento de Trappist-1, una estrella enana que podría tener a su alrededor varios planetas habitables… o al menos, eso era lo que se creía. Los planetas se encontraban en efecto en la zona de habitabilidad, pero recientes análisis indican que la probabilidad de que haya vida en alguno de ellos es mínima.
Viento estelar
La Tierra está sometida de manera permanente a los llamados “vientos solares”: una poderosa radiación que podría dar al traste con la atmósfera terrestre si no fuera porque tenemos un potente campo magnético que nos protege de ella. Planetas como Marte, que perdieron su campo magnético en el pasado, quedaron casi completamente desprovistos de atmósfera.
Al estar más cerca de la estrella (pues por ser una estrella enana es más fría, y por lo tanto los planetas tienen que estar más cerca para tener agua líquida) los planetas también están sujetos a una mayor radiación del tipo mencionado y necesitarían un campo magnético más fuerte que el terrestre para mantener su atmósfera. O al menos, eso se creía.
Sin embargo, recientes análisis indican que sería simplemente imposible para estos planetas evitar los vientos estelares. Por su cercanía con la estrella, aún si tuviesen un campo magnético fuerte su efecto sería el contrario: atraer dicha radiación, acabando en un tiempo aún más corto con la atmósfera planetaria.
El análisis fue realizado por el Instituto Smithsoniano y la Universidad de Harvard, y revela que seguramente tendrá que buscarse con más detalle un planeta potencialmente habitable, pues no es tan simple como buscar la zona de habitabilidad. Un duro golpe para las esperanzas de encontrar vida (y/o un potencial planeta para colonizar).
Imagen: nasa.gov