Herencia genética
Todos heredamos la mitad de nuestros genes del padre y la otra mitad de la madre. En la mezcla vamos perdiendo la capacidad de detectar la herencia proveniente de cada lado, pero hay algunos genes que se transmiten de manera directa de padres a hijos o de madres a hijas.
En el caso de los hombres, se trata del cromosoma Y, el cual únicamente poseen los miembros del género masculino de nuestra especie, mientras que en el caso de las mujeres se trata del ADN mitocondrial, en cuyo caso todos lo heredamos de nuestras madres. Esto significa que rastreando el cromosoma Y podemos detectar la herencia masculina y con el ADN mitocondrial podemos rastrear la femenina. Como no hay mezclas, es más fácil hacer el rastreo porque el ADN se transmite de manera intacta de padres (o madres) a hijas (o hijos).
Y resulta que analizando los cromosomas Y de cientos de personas alrededor del mundo algo comenzó a quedar cada vez más claro para los investigadores: en algún momento pareciera que hubiese desaparecido una gran parte de la población masculina.
El “cuello de botella” del cromosoma Y
Esencialmente, lo que se presenta es un aparente colapso de la población masculina en tiempos del neolítico tardío en todo el viejo continente. Lo que las cadenas genéticas parecen indicar es que en este periodo solo sobrevivió un hombre por cada 17 mujeres, una cantidad a todas luces escandalosa.
Desde que apareció esta anomalía en la información genética de la que disponemos (en el 2015) los científicos han estado tratando de explicar por qué ocurrió esta catástrofe. Eventos semejantes en el pasado (como la Catástrofe de Toba) generalmente se explican por la posibilidad de un desastre climático que redujo la población, pero en este caso las evidencias genéticas indican que fueron solo los hombres los que disminuyeron, no las mujeres. No se conoce un fenómeno climático (o epidemiológico) que pueda causar esto, por lo que las causas fueron seguramente sociales.
Y, en efecto, en este periodo estaba ocurriendo una revolución que habría de modificar la manera como la sociedad había funcionado por los últimos miles de años.
La reducción de la población masculina se ve en el gráfico de la izquierda
Agricultura
El descenso en las poblaciones de hombres coincide de manera bastante clara con el comienzo en la sedentarización de las poblaciones, en los tiempos en los que la mayor parte del mundo adoptó la agricultura.
Como en este periodo comenzó la diferenciación social, una de las primeras hipótesis para explicar este fenómeno fue que el número de hombres per se no cambió, simplemente sucedió que la mayor parte de los hombres dejaron de tener descendencia. Esto tendría sentido en un escenario en el que solo los “líderes” tienen hijos pero… no es algo que antropológicamente hablando sea muy común, mucho menos como para que haya ocurrido a lo largo y ancho del mundo.
Pero recientemente un estudiante de sociología de la Universidad de Stanford llamado Tian Chen Zeng realizó una propuesta diferente: que con el advenimiento de la agricultura la sociedad comenzó a estructurarse en “clanes” de ascendencia masculina. Y su teoría se ha convertido en el nuevo paradigma para explicar este suceso.
El mundo de los clanes
En el pasado, los clanes o tribus eran nómadas, intercambiaban miembros de manera permanente y ocupaban territorios en los que los recursos no eran tan abundantes. El nomadismo no va bien con un gran número de hijos, y por esta razón las sociedades nómadas tienen mecanismos para controlar sus poblaciones. Las mujeres, por ejemplo, sólo pueden quedar en embarazo cada 4 o 5 años, pues deben cargar un niño y no pueden moverse libremente si van cargando dos.
Pero cuando nació la agricultura las cosas cambiaron. El control de tierras fértiles se volvió prioritario y la población dejó de ser un limitante, pues ahora había más comida (comida de menor calidad, sí, pero en mayor cantidad). Varias corrientes de la antropología consideran que fue en este periodo cuando los roles de hombres y mujeres comenzaron a diferenciarse, pues se hizo necesario que alguien estuviese en el hogar cuidando a los hijos y se comenzó a tener la posibilidad de tener varios niños seguidos.
La nueva situación llevó a que los clanes fuesen dominados por hombres, generalmente de la misma familia (y, por lo tanto, con el mismo cromosoma Y). Mientras que las mujeres podían moverse de clan, los hombres siempre permanecían en el suyo. Y como la tierra para sembrar se volvió ahora un recurso importante su defensa y conquista comenzó a enfrentar unos clanes con otros.
Y fue esto lo que sucedió. Resultó que los clanes comenzaron a exterminarse entre ellos por el control de los territorios, llevando a una disminución en la población masculina, pero no en la femenina. Se realizaron modelos matemáticos que demostraron que, en efecto, la hipótesis encaja con los hallazgos y por lo tanto esta se convirtió en la teoría más aceptada sobre la desaparición de los hombres en el neolítico tardío.
Fuentes:
- https://www.sciencealert.com/neolithic-y-chromosome-bottleneck-warring-patrilineal-clans
- https://www.futurity.org/neolithic-y-chromosome-bottleneck-1772632-2/?utm_source=quora&utm_medium=referral
Imágenes: 1: express.co.uk, 2: evolutionistx.wordpress.com, 3: wikipedia.org