El Foro de Davos y los Súper Humanos
En el artículo pasado hablamos de uno de los factores “X” del Foro Económico Mundial, es decir, de una de las variables potencialmente impredecibles que podrían modificar la manera como se viene desarrollando nuestra sociedad: la posibilidad de encontrar vida (o inteligencia) extraterrestre. Este asunto, aunque prioritario, resulta una posibilidad más bien a largo plazo: no parece ser algo de lo que nuestra generación (al menos) deba preocuparse.
Sin embargo, los otros “Factores X” del Foro no son variables que vayan a cambiar en un largo plazo de tiempo. Es más, en algunos casos el cambio ya está sobre nosotros. En este artículo nos referiremos a una de estas variables: al mejoramiento del cuerpo mediante la medicina y la tecnología y la creación de eventuales “súper humanos”.
Los paradójicos peligros de la longevidad
Curiosamente, la primera preocupación del Foro tiene que ver con algo que dista mucho de la ciencia ficción que nos imaginamos cuando hablamos de súper humanos, y más con una realidad que, día a día, se vuelve más y más prominente: el aumento en la esperanza de vida. Aunque estamos hablando de algo potencialmente bueno, este aumento puede llevar a consecuencias nefastas para nuestra sociedad si no somos capaces de lidiar adecuadamente con él.
El principal problema es que más años de vida no significan mejor calidad de vida en los últimos años. Aunque blindados contra muchas de las enfermedades “tradicionales” (infecciones, por ejemplo), los adultos mayores sufren cada vez más de dolencias que, aunque no les cuestan la vida, si limitan sus capacidades y los vuelven dependientes de ayuda externa (por ejemplo el Alzheimer). Esto lleva a que como sociedad cada vez sea necesario dirigir más y más recursos a estos sectores… y nuestro stock de recursos, aunque extremadamente vasto, sigue siendo finito.
Un mundo con cada vez menos jóvenes
De la mano con este problema viene el asunto de la disminución en las tasas de natalidad: tradicionalmente en nuestra sociedad un gran número de jóvenes ha trabajado y, con su sustento, mantenido a un pequeño número de ancianos. Sin embargo, cada vez más la población envejece y son menos quienes nacen para reemplazar a los que van dejando de trabajar… y aunque esto es algo bueno – pues indica que la población también está dejando de crecer – nos pone ante un problema muy serio respecto a qué hacer con las personas que dejan de trabajar o cómo conseguir los recursos para cuidarlas.
En conjunto, es extremadamente problemático que gran parte de la población no solo deje de trabajar sino que comience a requerir cuidados especiales. La medicina, tan eficiente a la hora de mantener con vida, ha sido incapaz de permitirle a una persona mantener sus habilidades y continuar con su trabajo. Este problema ya está presente en algunas sociedades del mundo (principalmente, en Japón), y su solución a corto plazo no pinta nada sencilla.
Tecnologías para mejorar nuestras mentes El eventual surgimiento de «drogas cerebrales»
El segundo punto del foro es mucho más cercano a lo que nos imaginamos cuando alguien habla de un “súper humano”, e involucra la invención de nuevos medicamentos que potenciarían las habilidades cognitivas del hombre, es decir, que crearían seres súper inteligentes. De nuevo, esto puede parecer bueno a primera vista, pero sus implicaciones son bastante complejas: ¿Quién producirá estas drogas? ¿Cuánto costarán? ¿Qué será de aquellos que no puedan acceder a ellas?
La principal preocupación del foro involucra una eventual división de la humanidad en dos castas: aquellos con poder o riqueza, capaces de mejorar su desempeño (y por lo tanto de aumentar más su poder y riqueza) y aquellos que se irían quedando más y más atrás en la lucha evolutiva condenados a servir de fuerza de trabajo casi esclava a los primeros.
¿Qué tan peligrosas son estas tecnologías?
Sin embargo, también interesa a los integrantes del Foro las evidencias de que muchas de estas sustancias (o procedimientos) podrían usarse para modificar a voluntad el cerebro del paciente. Ya sea para limitar sus habilidades en general o factores específicos (como la mentalidad crítica o el escepticismo), la posibilidad de alterar la mente de otra persona nos coloca en un escenario en el que la distopía se convierte en una posibilidad latente. ¿Qué nos asegura que las personas encargadas de estas tecnologías las usarán para el bien de la humanidad?
Peor aún, las investigaciones – que avanzan rápidamente – nos indican que pronto eliminar recueros particulares o transformar las creencias religiosas de las personas podría ser sencillo. En estos términos, estaríamos solo a algunos pasos de que un dictador pudiese inocularnos a todos, directo en nuestras mentes, una devoción incondicional a su figura. ¿Cómo controlar estas tecnologías?
No existe modo alguno de saber qué pasará con estas nuevas tecnologías, aunque por ahora, el peligro de que al problema de la distribución de la riqueza se añada un “problema de la distribución de la inteligencia) parece más real que nunca. No sabemos si lleguemos a tener tal control sobre el cerebro (quizás algunas agencias secretas ya lo tengan), ni si seremos capaces de manejar correctamente tal responsabilidad. Pero sí sabemos que puede cambiar, para bien o para mal, el destino de nuestra especie.
- Extraterrestres, superhumanos y cambio climático: los “Factores X” del Foro Económico Mundial, parte 1
- Extraterrestres, superhumanos y cambio climático: los “Factores X” del Foro Económico Mundial, parte 3
Y tú, ¿opinas que seremos capaces de darle buen uso a estas tecnologías?
Fuente de imágenes: 1: i.vimeocdn.com, 2: theprisma.co.uk, 3: reports.weforum.org.