Antes de exponer algunas de las frase más célebres referentes al concepto “Cambio”, puede que sea necesario revisar de forma breve algunos aspectos sobre la definición de esta acción humana, que en ocasiones es identificada como vital para el mantenimiento del continuo fluir de la vida, tanto la biológica como la espiritual.
Definición de “cambio”
Pese a que tanto en la Literatura, como en la Filosofía, la Psicología y las corrientes espirituales, pueden encontrarse varias definiciones sobre el “cambio”, tal vez a la hora de escoger un concepto objetivo, lo mejor sea decantarse por el promulgado por la Real Academia Española de la Lengua (RAE) institución que le concede a esta palabra una entrada en su diccionario, la cual refiere a que “Cambio” es un sustantivo masculino, relacionado con la “acción de cambiar”.
Así mismo, si se continúa tomando como referencia el Diccionario de la RAE, y se decide ir también tras el rastro de la palabra “Cambiar” se encontrará que este texto le concede igualmente una entrada, la cual cuenta con tres diferentes acepciones, tal como puede verse a continuación:
- Dejar una cosa o situación para tomar otra.
- Convertir o mudar algo en otra cosa, frecuentemente su contrario.
- Dar o tomar algo por otra cosa que se considera del mismo o análogo valor.
Por consiguiente, la palabra “cambiar” ha sido identificada como un verbo, referente a la acción en donde un individuo muda, muta o modifica un aspecto, objeto o situación, generalmente sustituyéndolo o transformándolo en su opuesto.
Frases de “cambio”
Sin embargo, la palabra “cambio”, desde una perspectiva humanista casi siempre está relacionada con la capacidad humana de transformarse continuamente. Es decir, pese a que el humano tiene la sensación o visión de que durante toda su vida él responde a una misma naturaleza, en realidad es un ser en constante cambio, tanto si este es positivo como negativo.
En consecuencia, se podría decir que el “cambio” o la acción de “cambiar” es inherente a la condición humana, incluso necesaria, puesto que en la vida, que también se encuentra en continuo fluir, tal como han señalado algunos pensadores, todo se mueve y cambia, asociándose el no cambiar con la muerte.
Por eso no es de extrañar que sean varios los pensadores que han reflexionado sobre el concepto “cambio”. A continuación, algunos de ellos:
Elliot Gould (1939 – ?) Nadie puede ser esclavo de su identidad: cuando surge una posibilidad de cambio, hay que cambiar.
Nadie puede ser esclavo de su identidad: cuando surge una posibilidad de cambio, hay que cambiar.
Un ejemplo sobre las distintas frases que pueden existir sobre la necesidad de entender que la noción de “personalidad” no constituye un bloque inmutable al que el ser humano se encuentra atado, es este pensamiento del actor estadounidense Elliot Gould, para quien la “identidad” no debería ser un grillete del alma humana, sino un ente maleable, siempre en disposición de “cambio”, opción esta que permitiría –especulando sobre la intención de Gould, en esta frase- el verdadero desarrollo del ser humano.
Alejando Gándara (1957 – ?) La diferencia entre un esclavo y un ciudadano es que el ciudadano puede preguntarse por su vida y cambiarla.
La diferencia entre un esclavo y un ciudadano es que el ciudadano puede preguntarse por su vida y cambiarla.
De hecho, para algunos pensadores, como por ejemplo el escritor español Alejandro Gándara, la posibilidad de cambiar es uno de los signos más importantes que acompañan la Libertad humana. Por ende, para este autor europeo, el cambio implica también la fortuna de contar con la posibilidad de realizarla, sin embargo, esto solo es un atributo de los hombres libres, quienes cuentan con la autonomía de decidir sobre sus vidas.
Empero, este punto pudiese ser discutible desde un punto de vista más espiritual, pues aun cuando el esclavo, o el prisionero, no cuenten con la capacidad de cambiar su lugar físico o las acciones que deseen cometer, sí pueden cambiar las veces que quieran en su interior.
Heráclito de Efeso (540 a.C. – 470 a.C.) Nadie se baña en el río dos veces porque todo cambia en el río y en el que se baña.
Nadie se baña en el río dos veces porque todo cambia en el río y en el que se baña.
Quizás una de las frases sobre cambio más conocidas en la Filosofía occidental sea la pronunciada por el célebre filósofo griego Heráclito, para quien la analogía perfecta para señalar la naturaleza cambiante de la vida era la imagen del río, pues este nunca deja de fluir, es decir, de encontrarse en constante cambio. Por ende, siendo un río un canal por donde siempre está fluyendo el agua, nadie cuenta con la posibilidad de bañarse dos veces en el mismo río, pues cuando busca repetir la hazaña, el río ya ha cambiado, debido a su constante movimiento.
No obstante, no sólo el río cuenta con la capacidad de cambio, pues tal como lo señala la Filosofía –en especial, Heráclito- en el universo todo se mueve y cambia, cualidades que llevan también a inferir que nada permanece.
Alexei Tolstoi (1882 – 1945) Todos piensan en cambiar el mundo, pero nadie piensa en cambiarse a sí mismo.
Todos piensan en cambiar el mundo, pero nadie piensa en cambiarse a sí mismo.
Otro de los ámbitos en donde la palabra “cambio” es bastante apetecida, así como usada, es la política, puesto que la mayoría de los partidos y candidatos la usan como emblema y oferta.
Sin embargo, pese a ser una de las banderas más usadas y aplaudidas, sobre todo de aquellos movimientos que se presentan como revolucionarios, la mayoría maneja la idea de “cambio” como algo apartado del individuo, es decir, se habla de un cambio abstracto y colectivo, sin tomar en cuenta –especulando sobre la frase de Tolstoi- que a este puede llegarse si se propicia en principio un cambio concreto e individual. Por ende, si todo ser humano comenzara por cambiarse a sí mismo, de forma positiva, quizás resultaría mucho más sencillo acceder a ese paraíso de igualdad y paz que los distintos movimientos políticos prometen.
Everhardus Johannes Potgieter (1808-1875) Sólo la renovación puede mantener, el que se queda parado, se retrasa.
Sólo la renovación puede mantener, el que se queda parado, se retrasa.
Pese a que muchos hablan del cambio, y algunos otros lo ofrecen, en realidad la mayoría de los humanos le temen a esta noción, pues pasa por dejar atrás lo conocido y perfilarse hacia las zonas oscuras o de las cuales no se tiene la menor idea. No obstante, esto no debería ser así, pues tal como señalan algunos filósofos, el cambio –aunque se quiera- no puede evitarse, mientras que por otro lado es un hecho esencial para el desarrollo humano.
Un ejemplo de esta perspectiva lo constituye esta frades de Everhardus Johannes Potgieter, escritor holandés para quien el fluir al son que dictaba el cambio era darse la oportunidad de renovarse y evolucionar, con el desarrollo del mundo, siendo lo contrario, es decir, negarse al cambio, sinónimo de retraso. Por ende, quien no cambia se queda atrás en cuanto a la evolución de la vida misma.
Georges Clemenceau (1841-1929) El hombre absurdo es el que no cambia nunca.
El hombre absurdo es el que no cambia nunca.
Por igual, entre los distintos pensamientos que existen sobre la existencia ineludible del cambio y la necesidad que tiene el ser humano de enfrentarlo, se encuentra esta frase de Georges Clemenceau, político y periodista francés, para el cual todo hombre que se negara al cambio en realidad caería en el absurdo.
Queriendo ir un poco más profundo al pensamiento de Clemenceau en este aspecto, quizás este político francés trataba de señalar que la propia naturaleza del hombre, como ente vivo, inmerso en un universo vivo y mutable, era de cambio, por lo que rehusarse a ello era ir en contra de su propia naturaleza, es decir, negarse a sí mismo, de ahí lo absurdo.
Winston Churchill (1874-1965) Mejorar es cambiar; así que para ser perfecto hay que haber cambiado a menudo.
Mejorar es cambiar; así que para ser perfecto hay que haber cambiado a menudo.
Quienes se resisten al cambio por lo general lo asocian a algo negativo, pues ciertamente llega a remover, editar, eliminar lo existente, para traer nuevos panoramas y situaciones. Quizás lo que molesta de esto sea dejar atrás cosas que realmente se quieren. Empero, el cambio no siempre debe ser negativo, y en ocasiones de hecho puede traducirse en “mejorar”. Es decir, se cambia para ser mejor.
De hecho, según este pensamiento del político británico, Winston Churchill, mejorar significa necesariamente cambiar el estado actual, para transitar hacia uno mejor o más elevado. Por consiguiente, si se desea la superación, o incluso la perfección, se debe estar dispuesto a realizar cambios en la propia vida y personalidad, de manera continua.
Anatole France (1844-1924) Todos los cambios, aun los más ansiados, llevan consigo cierta melancolía.
Todos los cambios, aun los más ansiados, llevan consigo cierta melancolía.
Paradójicamente, y aun cuando el cambio y el fluir son inherentes al ser humano, amar y querer poseer también son atributos de la naturaleza del individuo, por lo que aun cuando se acepte el cambio como algo inevitable, siempre –al menos según la posición del escritor francés, Anatole France- es también propio de la naturaleza humana sentir melancolía ante ellos.
De esta forma, por más que se desee un cambio radical o profundo en la vida, el humano siempre volteará su cabeza hacia atrás, para ver con nostalgia aquello que se deja atrás, para acceder a un nuevo estadio.
Terencio (195 AC-159 AC) Cuando no se puede lograr lo que se quiere, mejor cambiar de actitud.
Cuando no se puede lograr lo que se quiere, mejor cambiar de actitud.
Finalmente, lo asombroso del cambio es que no es solo algo ante lo cual el humano debe enfrentarse desde la pasividad, sino que también es una opción que el individuo puede propiciar, desde su interior hasta plasmarlo en su vida. Así mismo, la posibilidad de cambio puede usarse como clave para lograr lo que se desea, tal como lo señala el cómico clásico Terencio.
Por ende, cuando se esté en un proceso, y se vea que no se consigue lo que se busca, quizás las opciones para lograrlo pasen también por cambiar, puesto que una nueva estrategia o perspectiva, en realidad, pueden ayudar a acercar al individuo a su objetivo. De esta afirmación también es necesario señalar que el cambio –como estrategia- no debe ser usado una sola vez, sino todas las veces en que se sienta necesario.
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