Por lo general, el concepto de Debilidad es tomado como negativo, pues en un mundo competitivo no es de extrañar que la fortaleza sea ampliamente reconocida, mientras que la debilidad sea tenida como garantía de fracaso o sufrimiento.
Sin embargo, este no es el único pensamiento que ronda sobre la debilidad o el débil. No obstante, antes de revisar la visión general que han tenido los más grandes pensadores sobre esta condición, se revisará su propia definición, con el fin de entender cada uno de estos pensamientos en su justo contexto.
Definición de debilidad
Siendo entonces una condición o característica humana no es de extrañar que este concepto hay sido abordado por las distintas corrientes filosóficas, psicológicas o humanistas en general, a lo largo delos siglos, de ahí que pueda resultar un poco complejo el escoger una sola definición de Debilidad.
Por ende, la forma más objetiva de aproximarse a una definición de Debilidad, será teniendo en cuenta el concepto promulgado por la Real Academia Española de la Lengua, institución lingüística que le concede una entrada en su Diccionario, texto en donde se pueden leer las siguientes acepciones:
- f. Falta de vigor o fuerza física.
- f. Carencia de energía o vigor en las cualidades o resoluciones del ánimo.
Al revisarlas, se puede observar cómo el concepto de Debilidad se entiende entonces asociado a la falta de fuerza o incluso de ganas de vivir. Esta ausencia de fortaleza se comprende a su vez asociadas tanto asociadas al ánimo de la persona, como a su condición física, no obstante también podría tener que ver con no ser fuerte ante algo: sentir debilidad por una persona o causa.
Por otro lado, la idea de Debilidad también puede ser asociada con una situación mucho más política, es decir, relacionada con la interacción de dos personas, o con la posición de una persona ante un grupo, una idea, una institución, una persona o cualquier entidad que quiera imponer su poder ante este individuo. Empero, en esta visión sobre la Debilidad, esta no es vista de forma peyorativa, sino como una condición a resguardar, o en otras palabras, la idea de Debilidad hace colocar el acento en la necesidad de proteger al débil.
Frases célebres sobre Debilidad
Siendo entonces una condición que en algunos casos se debe evitar, y en otros proteger, no es de extrañar que las distintas generaciones de pensadores se hayan preocupado por estudiar y expresar sus ideas sobre ella. A continuación, algunos ejemplos sobre estas:
Ramón J. Sénder (1902 – 1982) Si el cántaro da en la piedra, o la piedra en el cántaro, mal para el cántaro.
Si el cántaro da en la piedra, o la piedra en el cántaro, mal para el cántaro.
Esta frase del escritor español del siglo XX, Ramón J. Sénder, de alguna manera se expone como una especie de advertencia sobre el cuidad que debe tener el débil al enfrentar al fuerte, pues bien sea que el débil se abalance sobre el fuerte, o el fuerte sobre el débil, de cualquier manera el débil tiene las de perder.
No obstante, esta frase no quiere decir que el débil no debe defenderse del fuerte, sino que quizás su estrategia no deba ser el enfrentamiento o la medición de fuerzas, terrenos en donde perdería, sino que deberá generar otras estrategias que le permitan vencerlo, o salvarse de él.
Muslih-Ud-Din Saadi (1184 – 1291) Creer que un enemigo débil no puede dañarnos, es creer que una chispa no puede incendiar el bosque.
Creer que un enemigo débil no puede dañarnos, es creer que una chispa no puede incendiar el bosque.
Sin embargo, así como el débil debe tener cuidado de no enfrentarse de forma directa con el fuerte, este último debe cuidad no subestimar al débil, pues puede ser un error que lo lleve a la derrota.
Al menos así pensaba el poeta persa Muslih-Ud-Din Saadi, para quien era importante considerar que al momento de medir a un enemigo no sólo se debe prestar atención a su tamaño o envergadura, sino a la capacidad destructiva que puede generar, como la chispa, que no parece tan imponente como el bosque, y que sin embargo es capaz de generar un incendio que lo consuma por completo.
Nicolás Maquiavelo (1469 – 1527) La habilidad y la constancia son las armas de la debilidad.
La habilidad y la constancia son las armas de la debilidad.
Dentro del imaginario que supone el constante enfrentamiento entre fuertes y débiles, casi siempre se dan por sobreentendidas las facultades o virtudes del fuerte: valor, tamaño, talla, fuerza, poder.
Por el contrario, en el caso del débil, señalar sus virtudes no siempre arroja resultados inmediatos. Sin embargo, si se toma de guía la frase de Maquiavelo, el Débil deberá desarrollar en él otras facultades, que quizás sí puedan hacer fracasar al fuerte, como lo son la habilidad para moverse rápido, y la constancia para no rendirse en el primer revés.
Albert Einstein (1879 -1955) La debilidad de actitud se vuelve debilidad de carácter.
La debilidad de actitud se vuelve debilidad de carácter.
Aun cuando existe mucha literatura sobre la necesidad de entender que la debilidad no necesariamente está atada al concepto de derrota, esto no quiere decir que necesariamente se incentive el ser una persona débil. Un ejemplo de esto lo constituye la frase del célebre científico Albert Einstein, para quien la debilidad debía a ser algo a evitar, al tiempo que relacionaba el cómo una actitud débil terminada por producir un carácter débil.
Por ende, la mejor forma de ir fortaleciendo la personalidad, es ser consciente de cómo se asume la actitud, o mejor dicho, con cuál actitud se enfrenta el mundo.
Jacques Benigne Bossuet (1627 – 1704) La más peligrosa de todas las debilidades es el temor de parecer débil.
La más peligrosa de todas las debilidades es el temor de parecer débil.
Sin embargo, combatir la debilidad no debe confundirse con ocultarla, tanto de otros como de sí mismo, pues de acuerdo a lo que piensan algunos, como por ejemplo el clérigo católico francés, Jacques Benigne Bossuet, no hay cosa más evidente y peligroso que pretender hacer esto.
Ante este pensamiento, se puede inferir que quizás tratar de oculta una debilidad puede empujar a quien quiere tapar lo que considera un error o falta a cometer actos temerarios, que lo pongan en riesgo. Además, en algunas ocasiones, las debilidades saltan a la vista, por lo que tratar de taparlas quizás no es la mejor opción, pues además de peligros puede ser contraproducente para la reputación de quien pretende hace esto.
Georges Bidault (1899 – 1983) Los débiles tienen un arma: los errores de los que se creen fuertes.
Los débiles tienen un arma: los errores de los que se creen fuertes.
Así como los fuertes tienen mayor ventaja de ganar en competencias en donde el premio se consigue por fuerza o poder, a los débiles quizás les quede mucho más sencillo el cultivar la oportunidad, puesto que es la habilidad y la capacidad de usar los recursos a su favor lo que hace que en realidad puedan erigirse como vencedores.
Una de estas oportunidades, tal como lo señalaba el político francés del siglo XX, Georges Bidault, es usar a su favor los errores de sus adversarios, puesto que esta será la hendija perfecta por donde podrán colarse, acercarse y actuar por sorpresa. Por ende, al débil solo le queda estar muy atento, estudiar y aprender del adversario fuerte-
Francisco de Quevedo (1580 – 1645) Una sola piedra puede desmoronar un edificio.
Una sola piedra puede desmoronar un edificio.
Tal como el débil puede caer en el error de creer que no puede vencer jamás a un adversario fuerte, este último tal vez podría cometer la misma falta, es decir, que al ser más alto, más poderoso y fuerte, no será derrumbado nunca por un enemigo al que ve o considera débil.
No obstante, tal como lo recordaba el escritor del Siglo de oro español, Francisco de Quevedo, por muy alto que sea un edificio, si la pequeña roca da en el punto exacto y con la fuerza precisa, puede derrumbarlo. Subestimar al enemigo débil es un error que puede arrebatar la victoria, subestimarse creyéndose muy débil para derrotar a otro es también un error que quizás aleje la posibilidad de vencer, aun teniéndola.
René de Chateaubriand (1768 – 1848) La amenaza del más fuerte me hace siempre ponerme al lado del más débil.
La amenaza del más fuerte me hace siempre ponerme al lado del más débil.
En cuestiones de Política es donde los conceptos débil y fuerte cobran mucho mayor auge, pues pareciera que el juego del poder hace que todo el tiempo se estén pesando los semejantes, para poder reconocerlos como iguales, adversarios o subordinados.
Sin embargo, este juego de poder y de categorizaciones, basadas en las fuerzas, no es tomado como algo natural por todo el mundo, e incluso es precisamente la razón o la base de que algunos tomen partido. Un ejemplo de esto lo constituye esta frase del escritor René de Chateaubriand, diplomático francés del siglo XIX, para quien su papel en Política era básicamente colocarse del lado de los más débiles.
Esta visión quizás un poco repetitiva hace que automáticamente se piensen en dos situaciones llamativas: la primera el cómo aquel que no se considera necesitado o pobre, en términos sociales se diferencia de los débiles; segundo, cómo se cree que lo más valeroso que se puede hacer frente a los necesitados es ayudarlos, o defenderlos.
No obstante, esta visión mesiánica de la política es criticada por los que creen que nadie puede ser salvado por nadie, sino que se debe procurar que el individuo cada vez se fortalezca más, y se convierta en constructor de su propia salvación.
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