Los terremotos de China
En 1966, 90.000 personas perecieron en el horrendo terremoto que azotó la ciudad china de Xingtai. Fue uno de los peores desastres que había vivido el país desde los tiempos de la Guerra Civil. No era la primera vez que China era azotada por un terremoto (de hecho, los chinos empezaron a llevar registros sísmicos en el año 1177 A.C.), pero sí fue la última vez que el gobierno chino estuvo dispuesto a permitir que un terremoto pasase sin hacer nada.
Aquel año el gobierno ordenó a los científicos del país comenzará a trabajar en un sistema de predicción sísmica a gran escala que le permitiera a China evitar una catástrofe como esta. Se inició una ambiciosa expansión de la red de oficinas sismológicas que incluyó 16 observatorios, 350 estaciones sismográficas provisionales, 6000 puestos de registro y 10.000 observadores de tiempo completo. Todo esto de la mano con un sistema que permitía a los ciudadanos realizar sus propias mediciones y alertar a las autoridades cuando fuera necesario de un posible peligro.
China, por su ubicación, es particularmente vulnerable a los sismos. Se encuentra ubicada entre las placas indo australiana al sur, euro asiática al occidente y pacífica al oriente, lo que significa que los roces entre las tres pueden causar sismos de particular magnitud. En efecto, poco tiempo después del terremoto de Xingtai se sucedieron tres fuertes temblores avanzando hacia el noreste que motivaron la realización de la Primera Conferencia Sismológica Nacional, realizada en Pekín en 1970.
En esta conferencia los sismólogos, analizando los datos a su disposición, concluyeron que la siguiente sacudida sería más al norte y predijeron que en un lapso de diez años habría un terremoto de magnitud importante en Manchuria, específicamente en la provincia de Liaoning, con una población de 35 millones de personas.
La observación
Durante los tres años siguientes la tierra permaneció tranquila mientras miles de científicos chinos recopilaban más y más datos. En este periodo la actividad sísmica disminuyó de manera importante, algo que se consideraba peligroso a largo plazo pues implicaba que cuando ocurriese un movimiento este sería más fuerte.
En 1974 la roca ubicada sobre la falla principal comenzó a moverse lentamente. La superficie de la península de Liaodong, ubicada al sur de la provincia de Liaoning, comenzó a inclinarse. Los temblores pequeños se incrementaron de manera súbita y el magnetismo terrestre comenzó a presentar modificaciones. En este momento las autoridades indicaron que un sismo habría de ocurrir en los próximos dos años.
Aquí se hizo vital la ayuda del ejército de voluntarios que las fuerzas chinas llevaban años reclutando. Más de 5.000 jóvenes y adultos comenzaron a reportar sus propias mediciones a las oficinas sísmicas, brindando una cantidad impresionante de datos que les permitieron a los científicos continuar con sus predicciones.
En este momento a la región comenzó a prepararse, brindando clases a las personas sobre cómo reaccionar ante un terremoto, incluyendo el tema los currículums escolares, organizando planes de evacuación en las industrias, etc. Y a medida que avanzaba el tiempo, comenzó a quedar claro para las autoridades que el sismo ocurriría en el sur de la provincia. En estaría, la magnitud de la gravedad terrestre se redujo y la resistencia eléctrica comenzó variar, y además comenzó a aparecer radón, un gas extraño, en las aguas subterráneas.
El gran terremoto
En diciembre de 1974 se sucedieron 12 temblores muy leves, sólo uno de los cuales pudo ser detectado sin instrumentos. Esto llevó a que la oficina sísmica de la provincia alertara de que el terremoto ocurriría seguramente en los próximos seis meses.
De inmediato el gobierno se puso en acción. Se construyeron refugios temporales, se organizaron las brigadas de urgencia y se realizó una cruzada para asegurarse de que aún la gente en lo más remoto del campo de la provincia tuviese claro lo que podía suceder y que debían hacer cuando sucediera.
Y entonces llegaron los reportes de los animales. Más de 700 personas informaron que vacas, cerdos, serpientes, aves, ratas, entre otros, se estaban comportando de manera errática e incomprensible. Y los chinos sabían desde hace mucho tiempo que cuando los animales se comportan raro es porque algo va a suceder.
Los días anteriores las señales de alerta se habían incrementado. La resistencia eléctrica fluctuaba de manera muy violenta, se secaron manantiales que llevaban siglos fluyendo y la producción petrolera aumento de manera considerable (porque la presión en el interior de la tierra impulsaba más petróleo a la superficie). Pero cuando los animales comenzaron a comportarse erráticamente todas estas señales mermaron. El agua se quedó quieta, las aguas permanecieron inmóviles. Y esto, creyeron los sismólogos, era la calma que precede a la tormenta.
El cuatro de febrero la oficina informó al consejo provincial que un terremoto ocurriría en las inmediaciones de Haicheng ese mismo día.
A las dos de la tarde comenzó la evacuación. Colegios, fábricas, tiendas y hospitales permitido salir a las personas a buscar refugio. Incluso al ganado se le permitió salir de los corrales para que encontrara seguridad en el campo abierto. Incluso se presentaron películas de manera gratuita para convencer a las personas de que salieran de sus hogares.
A las 7:36 de la noche el suelo comenzó a temblar. El sismo fue 20 veces más fuertes de lo que originalmente se había pensado, y destruyó gran parte de la ciudad, pero gracias a las alertas murieron menos de mil personas. Se calcula que de no haber sido por las advertencias podría haber habido hasta un millón de muertos en este suceso.
Aun en la actualidad nos es difícil predecir los terremotos con precisión, pero cada vez aprendemos mejor cómo hacerlo. Y el incidente en Haicheng fue la primera vez en que una predicción de este tipo resultó acertada. Se trata de un hito en la sismología mundial.
Fuentes:
- Selecciones del Reader’s Digest Colombia. Abril de 1984.
Imágenes: 1: funfactz.com, 2: geotimes.org, 3: thatsmags.com