Algo que se ha implantado dentro de la rutina diaria de la mayoría de personas, es la utilización de productos anti-transpirantes. Se ha vuelto tan mecánico, que casi nadie se cuestiona todas sus implicaciones.
Pues resulta que la comunidad científica internacional relacionada con la Hiperhidrosis, ha advertido sobre el pésimo empleo que toda la vida le hemos dado al desodorante, mismo que ocasiona efectos nocivos y desagradables. Lo peor de todo, es que casi ninguno de estos productos traen instrucciones de uso en su etiqueta. Veamos:
Por ejemplo, aplicarse desodorante justo antes de salir de casa, o después de una ducha matutina, es considerado como una seria equivocación, por parte de la sociedad de investigadores. Según los expertos, el modo acertado de hacerlo, es en las horas nocturnas, previo de acostarse y teniendo cuidado de que la piel no vaya a estar húmeda. El doctor Paul Jarrod Frank, dermatólogo, explica que:
“Al dormir confluyen dos circunstancias: la producción de sudor baja a su mínimo y la axila está completamente seca, algo casi imposible después de la ducha, ya que la piel siempre queda ligeramente húmeda”.
¿Cómo funciona un desodorante?
Éste consiste en la mezcla de determinadas sustancias químicas, que juntas generan efectos anti-transpirantes, al ser aplicadas sobre la piel. La gran mayoría de marcas siempre le añaden arómas atractivos que ayudan a tapar los malos olores.
En un estudio intitulado “Topical Therapies in Hyperhidrosis Care”, la doctora Angela Ballard, miembro activo del “Departamento de Dermatología de la Escuela de Medicina de Virginia Oriental”, junto con su compañero David M. Pariser, señalan claramente que:
“Los productos antisudorales actúan introduciendo elementos, como las sales de aluminio, en las entradas a los conductos de las glándulas sudoríparas. Una vez ahí, forman cristales que taponan parte de los poros”.
Pero los profesionales en el tema de la piel, concuerdan en su totalidad, en que aplicarse por las mañanas generosamente el desodorante como todo el mundo lo hace, es un grave error y debe hacerse de manera nocturna, porque a esas horas cumplen mejor con su función, ya que la generación de sudor se reduce significativamente y las axilas tienden a secarse por completo, algo que es casi imposible de lograr después de tomar un baño, pues por más que se seque, la piel queda húmeda.
En síntesis, cuando la piel de las axilas se halla en su momento de mayor sequedad, ese es el instante más apropiado para usar un antitranspirante, puesto que podrá penetrar con mayor facilidad en los poros. Por tal razón, se recomienda que justo antes de ir a la cama por la noche, se pase una toalla limpia y seca por debajo de los brazos y aplicar el desodorante. Al día siguiente, los resultados son formidables, acabando incluso con la molesta sudoración que muchas personas no han podido combatir. Pero sólo hay un dilema en todo esto: en las noches calurosas de un verano o en zonas de temperatura más cálida, no es tan ideal el método, pero para lugares fríos y temporadas otoñales e invernales, es fabuloso.
De todas maneras, se ha descubierto con precisión, que cuando una persona disfruta de sus horas de dormir, el producto tiene cerca de ocho horas para cumplir su objetivo, penetrar hasta donde debe y neutralizar el mal olor y la transpiración. Por ejemplo, en caso de las personas que trabajan de noche, los médicos les aconsejan aplicar el desodorante tan pronto se vayan a descansar, así sea en el día.
¿Y si en realidad no necesitamos desodorante?
Esa es la gran pregunta que expone Ian Day, un aplaudido genetista que en un artículo publicado en el año 2013 en una revista científica, aseguró que el 97% de las personas caucásicas y de piel muy oscura, presentan unas variaciones genéticas que ocasionan una producción de un sudor más peculiar, porque las bacterias tienden a acumularse más debajo de sus brazos.
Así mismo, el doctor Ian Day afirma que más del 80% de los asiáticos y occidentales están exentos de ese gen, sólo que con el uso o mejor dicho, mal uso del desodorante, han vuelto dependiente el cuerpo a ello, pero si se vuelve a acostumbrar a no emplear un antitranspirante convencional, llega el día en que no volverá a sufrir de malos olores. Añade que la mayoría de gente usa desodorante por presiones sociales y sobre todo, influenciados por la acción publicitaria.
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