Las abuelas nos inspiran, en buena parte de las veces, ternura, afecto y hasta protección. Así mismo, en muchas ocasiones hacen las veces de mamás, de consejeras, y es de verlas cuando cogen afecto por sus nietos. Sin embargo, Tamara Samsonova, una anciana rusa, no encaja en este patrón en absoluto y no es precisamente la abuelita más dulce del mundo sino que, por el contrario, es una asesina serial que gusta de decapitar y luego descuartizar a sus víctimas.
La mujer, de cabello rubio ondulado y conextura frágil, residente de San Petesburgo, nació en el año de 1947 y fue arrestada a mediados del año 2015 tras confesar su autoría en un macabro crimen en las proximidades de la calle Dimitrova, lugar donde residía.
La abuela asesina fue captada por una cámara de vigilancia llevando en su mano una bolsa, misma en la que transportaría restos humanos. Luego iba de vuelta a su casa y se le veía salir con otra bolsa y, finalmente, con una olla tapada con un trapo. Su víctima: Valentina Ulianova, una mujer de 79 años a la que, de acuerdo a los informes policiales, había primero decapitado y luego destripado.
Las investigaciones condujeron hasta la señora Tamara que confesó su crimen, se dejó esposar dócilmente y hasta lanzó un cariñoso beso a la cámara que había llegado hasta allí. De acuerdo a ella, la mató no por ningún motivo pasional o de dinero, sino simplemente porque se había cansado de verla.
Pero lo más pavoroso se supo cuando fue hallado un diario en el que la mujer escribiría los pormenores de sus crímenes, mismos que podrián ascender a más de 10, entre ellos el de un inquilino que doce años atrás había sido encontrado en las proximidades sin brazos y sin piernas y cuyo caso no había sido resuelto en su momento. Otra posible víctima podría ser su esposo, quien falleció hacia el año 2005.
El caso conmocionó a Rusia en su momento y los lugareños, que conocieron a la mujer manifestaron que nunca hubieran imaginado algo así.