El Pensante

La Bruja de Coyoacán

Mitos y leyendas - septiembre 16, 2019

Imagen 1. La Bruja de Coyoacán

El tormento de los niños

Cuenta la tradición que el joven más apuesto de todo Coyoacán levantaba suspiros a su paso y era muy codiciado entre las féminas del lugar, que en más de una ocasión se preguntaban quién sería la afortunada que lograría conseguir el corazón del chico.

Un día el joven conoció a una bella pero sencilla mujer del pueblo. Él se enamoró perdidamente de ella, y a pesar de las advertencias que le hacían -que no se acercara a aquella jovencita porque lo más probable es que ella tuviera tratos con el diablo y fuera practicante de magia negra- el galán no hizo caso y después de meses de cortejo, se casó con la joven.

La mujer que había elegido como esposa era extraordinaria: era hábil con las tareas del hogar y una excelente cocinera, solo había un pequeño inconveniente y era que cada noche para cenar la esposa cocinaba moronga o morcilla, siempre era el mismo plato y jamás cambiaba. Cansado de todo eso, el joven le pidió un consejo a su mejor amigo, quien le dijo que lo mejor era enfrentar a la mujer y preguntarle por qué hacía eso.

Siguiendo el consejo, aquella misma noche el joven le preguntó a su esposa por qué siempre cocinaba lo mismo: ella muy apenada por la situación, le explicó a su marido que ella era la hija del carnicero del pueblo y que su padre siempre repartía lo que no se vendía entre sus hijos: al hermano mayor le tocaban las vísceras, al del medio las patas y ella, que era la menor, la sangre.

El marido se disculpó con su esposa y le agradeció todo su esfuerzo, al otro día el joven se encontró nuevamente con su amigo, quien muy asustado le advirtió que tuviera cuidado con su cónyugue pues se decía que la sangre que ella usaba para preparar la morcilla era de los niños que capturaba, pues el rumor de que era una bruja se hacía cada vez más fuerte y él había investigado para constatarlos.

Imagen 2. La Bruja de Coyoacán

Y nunca se volvió a ver a la bruja

Con la duda plantada en su cabeza, el hombre decidió espiar a su mujer y se hizo el dormido: cuando notó que ella se despertaba, se levantó y la siguió hasta la sala y lo que vio lo hizo derrumbarse en el suelo y llorar a mares.

Su bella mujer empezó a desprender su piel, como sí se tratase de la cascara de una fruta, transformándose en el proceso en una bola de fuego que salía por la chimenea. El hombre hizo tripas corazón, y con repulsión tomó la piel que había dejado la bruja en el piso y la lanzó al fuego esperando que se consumiera.

El decepcionado y enojado marido, se escondió para esperar el regreso de su esposa y vio cómo la bola de fuego ingresaba por la chimenea y se agitaba con nerviosismo al no encontrar su piel. Con los primeros rayos de sol, la bola de fuego se empezó hacer más pequeña hasta que se consumió completamente desvaneciéndose en un grito ensordecedor y a partir de ese entonces nadie volvió a escuchar de la bruja de Coyoacán.

Fuentes:

  1. https://www.maspormas.com/ciudad/leyendas-chilangas-bruja-coyoacan/

Imágenes: 1: corporacionphantom.wordpress.com, 2: youtube.com