El Pensante

La Guerra del Chaco: relato de una improbable victoria paraguaya, parte 1

Historia - agosto 30, 2018

Imagen 1. La Guerra del Chaco: relato de una improbable victoria paraguaya, parte 1

Típico paisaje del Chaco Boreal

Paraguay herido

Hace algún tiempo publicamos la serie La Guerra de la Triple Alianza, o el día que Paraguay casi desaparece de la Historia. En este artículo hablamos de la tragedia paraguaya, que llevó a la práctica aniquilación de la población masculina del país (el Paraguay perdió quizás un 90% de todos sus hombres), la reducción del territorio nacional (en más de un 30%) y la práctica conversión de Paraguay en un país despoblado.

La historia de este país se parte en antes y después de la Guerra de la Triple Alianza. Lo que sobrevino fue la imposición del modelo liberal-exportador que sería resentido por gran parte de la población y eventualmente entraría en crisis a finales de la década de los 1920’s.

Para este momento Paraguay era uno de los países más pobres de América del Sur, carecía de una infraestructura industrial importante y tenía una población equivalente a apenas un tercio de la boliviana. Bolivia no era un país rico bajo ninguna métrica, pero tenía una economía mucho más grande, el triple de población y los recursos para llevar misiones extranjeras a modernizar su ejército. Por esta razón, el gobierno boliviano no temía, de ninguna manera, una guerra con Paraguay.

El Chaco Boreal

Entre los territorios del Alto Perú (lo que hoy es el Altiplano Boliviano), o el territorio más poblado de Bolivia, y el costado oriental del Río Paraguay (la parte histórica y más poblada de Paraguay), se encuentra una región conocida como el Chaco. Caracterizada por altas temperaturas, bajas precipitaciones y muy poca presencia de cuerpos de agua, es un territorio árido, en algunas zonas semidesértico, caracterizado por la presencia de potreros y arbustales y una muy baja ocupación humana.

Imagen 2. La Guerra del Chaco: relato de una improbable victoria paraguaya, parte 1

Mapa que muestra la totalidad del Chaco

En tiempos coloniales, la región no era del interés de las autoridades españolas, razón por la cual jamás se molestaron en trazar fronteras claras. Bolivia y Paraguay asumían simplemente control sobre vastos territorios del Chaco, pero como nadie vivía allí, a nadie le importaba realmente. Varios intentos para conseguir tratados bilaterales fracasaron, porque ningún país aceptaba los puntos del otro.

En específico, el conflicto era por la zona conocida como el “Chaco Boreal”, ubicada al norte del Gran Chaco y extendiéndose hacia lo que hoy es el nororiente paraguayo y el noroccidente boliviano. Los otros territorios del Gran Chaco (el Chaco Austral y el Chaco Central) pertenecían a Argentina.

Petróleo y carrera armamentista

Si bien ambos países aspiraban al control de estos territorios, no sería hasta el hallazgo de petróleo por parte de la Standart Oil Company en 1927 que realmente comenzarían a mostrar interés. El hallazgo ocurrió en el área boliviana, pero la Standart no tenía la manera de sacar el petróleo, pues no podía cruzar territorio paraguayo y Argentina no aceptó la construcción del oleoducto.

Peor aún, mientras que Bolivia había dado autorización a la Standart Oil Company, Paraguay estaba negociando con la Royal Dutch Shell. Esto significaba que ni Bolivia ni su compañía aliada obtendrían beneficios, de encontrarse petróleo en el Chaco paraguayo.

Dicen que la ambición es la raíz de todos los males. Pues bien, ante la posibilidad de un Chaco inundado en petróleo, ambos países comenzaron a mejorar su armamento hacia finales de los 1920’s. Como se trataba de naciones pobres, aún para los estándares latinoamericanos, les fue difícil comprar armas modernas, pero en cualquier caso contrataron asesores y realizaron un esfuerzo de modernizar sus tácticas militares. En esto, Bolivia, con una economía más de tres veces superior a la paraguaya, tenía una clara ventaja.

Imagen 3. La Guerra del Chaco: relato de una improbable victoria paraguaya, parte 1

Mapa del Territorio en disputa. Noten la cercanía con Asunción, con respecto a La Paz

Ambos países comenzaron a extenderse hacia el Chaco, buscando el control sobre las fuentes de agua y construyendo fortificaciones a lo largo del camino. En 1928 Paraguay comenzó las hostilidades, cuando sus tropas atacaron súbitamente el Fuerte Vanguardia de Bolivia. Seis soldados bolivianos murieron en el ataque. Bolivia respondió atacando el Fuerte Boquerón, pero sorprendentemente las hostilidades terminaron allí y Paraguay, considerado país agresor, se vio obligado a reconstruir el Fuerte Vanguardia.

Cabe indicar que en estas fechas Bolivia consideraba a Paraguay como un país de segundo orden, que caería fácilmente ante el ejército boliviano. Daniel Salamanca, presidente del país, indicó en 1928 que:

Bolivia tiene una historia de desastres internacionales que debemos contrarrestar con una guerra victoriosa […. Así como los hombres que han pecado deben ser sometidos a la prueba del fuego para salvar sus almas [… los países como el nuestro, que han cometido errores de política interna y externa, debemos y necesitamos someternos a la prueba del fuego, que no puede ser otra que el conflicto con el Paraguay [… único país al que podemos atacar con seguridades de victoria.

Pero, como veremos, el pequeño Paraguay sorprendería a Bolivia… y a toda América del Sur.

Comienza la guerra: el incidente de la Laguna Pitiantuta

Pasarían cuatro años antes de que la situación volviera a escalar, pero cuando ocurrió sería ahora por causa de los bolivianos.

Por años, ambos ejércitos habían avanzado al interior del Chaco, fortificando sus posiciones y organizando fuertes cerca de fuentes de agua potable. Fue así que los paraguayos encontraron la Laguna de Pitiantuta en medio de la región y construyeron un fuerte en secreto. Los bolivianos habían hecho otro tanto en varias regiones del Chaco, pues la idea era usar esos fuertes para negociar una mayor extensión de territorio.

En 1932 los bolivianos encontraron la laguna en un vuelo de reconocimiento, y los militares tomaron la decisión de avanzar sobre la laguna. El cuerpo de agua podía sostener las operaciones de un ejército considerable, por lo que el Alto Mando Boliviano consideraba fundamental controlarlo.

Imagen 4. La Guerra del Chaco: relato de una improbable victoria paraguaya, parte 1

Croquis de la laguna. Al nororiente se ve el fuerte («reducto») boliviano

En este momento el presidente boliviano Daniel Salamanca se encontraba negociando un tratado de no agresión con Paraguay. La idea era establecer una frontera mediante la diplomacia, y no mediante las armas (de ahí la importancia de ir “ocupando” territorio). Por esta razón, el avance del ejército boliviano hacia esta laguna y el ataque al fuerte paraguayo, ocurrido el 15 de junio de 1932, se ejecutó a espaldas y contra las órdenes directas del Presidente Boliviano.

Peor aún, tras el ataque y la destrucción del fuerte, Salamanca recibió información errada que afirmaba que los bolivianos podrían fortificarse en el costado occidental y que los paraguayos estaban en el costado oriental. Esto permitiría que ambos ejércitos tomasen la laguna (que era bastante grande) sin entrar en conflicto e incluso que eventualmente la laguna se convirtiera en la nueva frontera.

Pero no. El fortín boliviano se encontraba al nororiente, en el lado “paraguayo” de la laguna, por así decirlo. Era indefendible desde un punto de vista estratégico y diplomático.

Las primeras hostilidades

Los paraguayos estaban confundidos.

¿Por qué atacarían los bolivianos el Fuerte? ¿No estaban en negociaciones? La Inteligencia Paraguaya indicaba que Salamanca estaba buscando disminuir el pie de fuerza boliviano (la crisis de 1930 había tenido un duro impacto en la economía del país), por lo que no tenía sentido un ataque en estos momentos.

En cualquier caso, el Estado Mayor de Bolivia fue terriblemente negligente a la hora de fortificar la laguna, y para los paraguayos fue extremadamente fácil recuperarla. Tras breves escaramuzas en las que murieron dos paraguayos y 5 bolivianos estos últimos huyeron del lugar, dejando a su comandante con apenas 14 hombres. Tras ver que no había manera de resistir, el boliviano abandonó la posición y la entregó a los paraguayos.

Nos encontramos en el 16 de julio de 1932. El ataque paraguayo, un claro caso de legítima defensa, fue presentado por Salamanca como una agresión, y de inmediato ordenó a sus diplomáticos retirarse de las negociaciones y a los militares la conquista de los fuertes de Toledo, Corrales y Boquerón.

El comienzo de la Guerra: la Batalla de Boquerón

Motivados por lo que creían era un ataque a la soberanía boliviana, los habitantes del país (bueno, al menos de las grandes ciudades) pronto se movilizaron en apoyo al presidente. Hacia finales de julio los tres fuertes paraguayos fueron ocupados, y el país guaraní comenzó así mismo a prepararse para la guerra.

El Presidente paraguayo Eusebio Ayala decretó la movilización general de Paraguay, preparando en esencia al país para una guerra a gran escala. A sabiendas de que los bolivianos tenían problemas logísticos, se esperaba que una serie de rápidos ataques paraguayos, antes de que llegaran refuerzos de Bolivia, inclinara la balanza en su favor.

Imagen 5. La Guerra del Chaco: relato de una improbable victoria paraguaya, parte 1

Soldados paraguayos marchando al Fuerte Boquerón

Por esta razón, pronto pusieron en marcha el grueso de su ejército, arribando al Fuerte de Boquerón el 9 de septiembre de este año. Realizaron duros ataques contra la posición boliviana, a la par que ocuparon los alrededores impidiendo que llegasen refuerzos. Sus armas antiaéreas, así mismo, prevenían que los bolivianos pudiesen abastecer el fuerte desde el aire.

En Bolivia, los ciudadanos recibían constantes noticias de las victorias bolivianas y la debilidad del enemigo. Nadie esperaba que los paraguayos hubiesen movilizado la práctica totalidad de su ejército, y por esta razón en el alto mando no entendían por qué resultaba tan dura la defensa del fuerte. Pero día tras día quedaba más claro que Paraguay no iba a quedarse quieto ante la agresión y que el fuerte iba a tener que ser abandonado.

Y así, el 29 de septiembre de 1932 las tropas bolivianas se batieron en retirada tras haber perdido más de 1500 hombres. Para los ciudadanos de Bolivia, que esperaban una victoria rápida sobre el Paraguay, la noticia cayó como un baldado de agua fría. La guerra sería de todo, menos fácil.

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Imágenes: 1: geolatinoamericana.blogspot.com,  2 y 4: wikipedia.org, 3: notimerica.com, 5: intermedios.com.py