La guerra por el Mediterráneo
En tiempos medievales el Mediterráneo era mucho más de lo que hoy representa. Era el centro del mundo, hogar de las sociedades económicamente más avanzadas de Occidente: los reinos cristianos, las poderosas ciudades-estado italianas y los avanzados califatos árabes, así como el Imperio turco.
Y por esta razón, fue por siglos el teatro de guerra de uno de los conflictos de mayor duración en la Historia: la lucha entre el mundo cristiano y el mundo árabe por la conquista del gran mar interior.
En 1565, tras siglos de avances cristianos (el Mediterráneo había vuelto a ser un lago cristiano en torno al siglo XI, tras casi 400 años de dominio musulmán) el Imperio Otomano presentó un nuevo desafío a una creciente predominancia cristiana. A la caída de Constantinopla (capital del cristianismo ortodoxo y por siglos el último baluarte cristiano en Oriente) se respondió con la toma de Granada (último reducto musulmán en el occidente europeo), y al asedio de los piratas tunecinos, con la presencia de las órdenes cristianas en las islas mediterráneas.
Una de estas órdenes fue la Orden Hospitalaria de San Juan, bautizada posteriormente como “Orden de Malta” por la cesión que el Emperador Carlos V hizo de aquel territorio a los Hospitalarios en 1530. Dicha cesión fue consecuencia de la derrota de los Caballeros en Rodas a manos del Sultán otomano Solimán el Magnífico en el año 1522.
El ataque de los berberiscos
Los piratas musulmanes eran obvios aliados del Sultán, y en el año 1551 una poderosa alianza de piratas berberiscos y barcos turcos bombardeó Malta y tomó las isla de Gozo y el fuerte hospitalario en Trípoli, ambos bajo control de la Orden.
Juan de Homedes, Maestre de la Orden, entendió bien el patrón y predijo correctamente que lo que seguía era un ataque a gran escala contra Malta, baluarte del cristianismo en medio del Mediterráneo y último refugio de los Hospitalarios. Así, comenzó prontamente una serie de mejoras y fortificaciones destinadas a mejorar el Fuerte del Ángel y crear dos nuevos, el de San Miguel y el de San Telmo.
Como si no fuera suficiente con la pérdida de estos territorios, la flota aliada española-hospitalaria fue prácticamente aniquilada 9 años después en la isla de Djerba tras un infructuoso ataque a posesiones musulmanas. Esto dejó a Malta en una precaria posición y forzó a su nuevo Maestre, Jean de la Valette, a enviar una carta urgente a todos los priorazgos de la Orden indicándoles que estuviesen atentos, pues la invasión podría ocurrir en cualquier momento. Sin una armada, sin suficientes transportes (que además serían presa fácil de los berberiscos) y con sus caballeros dispersos por Europa, la situación era crítica para el Gran Maestre.
Pero los musulmanes cometieron aquí un error garrafal. En lugar de enfilar baterías contra Malta se entretuvieron asolando las costas españolas, atacando al Emperador. Pasarían 5 largos años antes de que Malta sufriese el asedio, dando tiempo a la Orden de reorganizarse y de crear una fuerza pirata propia al mando del Caballero Romegas.
El asedio
Los éxitos de Romegas (que como es lógico siempre evitó una confrontación directa) llevaron a que en 1565 el Sultán comenzara rápidas preparaciones para un ataque. Alertado por espías en Constantinopla, el Gran Maestre comenzó sus propias labores de defensa, armando la isla y aprovisionándola.
La flota turca, compuesta por casi 200 naves (y unos 30.000 hombres) era verdaderamente imponente. Los hospitalarios estaban bien armados, pero contaban en el mejor de los casos con unos 8.000 hombres, al menos la mitad de los cuales carecían de buen entrenamiento.
Al descender, los turcos se dirigieron al Fuerte de San Telmo, el más importante de los tres. Este sería su primer grave error, pues pese a su absoluta mayoría les tomaría más de un mes capturar el fuerte (habían calculado 4 días máximo), el cual los caballeros defendieron hasta la muerte. Casi 6.000 musulmanes murieron en el asedio (contra poco más de dos centenares de caballeros), incluyendo la mitad de los jenízaros, la tropa de élite del ejército.
Esto permitió que los aliados italianos levantaran sus propios ejércitos y que el resto de la isla estuviese mucho mejor preparado para la segunda parte de la invasión.
La guerra total
Fueron en total tres grandes avanzadas del ejército turco, cada una más exitosa que la anterior, cada una repelida en un punto más lejano de la isla. La Valette tuvo que oponerse varias veces a las constantes propuestas de abandonar Malta y sencillamente entregarla a los enemigos, pues la situación era desesperada; sin embargo, el Gran Maestre pudo darse cuenta de la desmoralización que cundía en las tropas turcas y resistió hasta que aquellas se desbandaron.
Se calcula que en total perecieron más de 30.000 musulmanes (habían recibido refuerzos importantes de los piratas bereberes y tunecinos) y alrededor de 5.000 cristianos. La isla quedó convertida en un gigantesco cementerio y fue prácticamente abandonada por un periodo importante, hasta que las donaciones europeas (de países agradecidos por haber detenido la avanzada otomana) permitieron reconstruirla.
Imágenes: 1: unapicaenflandes.es, 2: cornisa.net, 3: wikipedia.org