La naturaleza de la realidad ha fascinado a la humanidad desde el principio mismo de su existencia. La búsqueda de explicaciones para los fenómenos ha generado incontables ejemplos de cultura, religión y ciencia, y ha potenciado el desarrollo de la mente y de la civilización.
¿Existe el mundo físico?
Sin embargo, es interesante ver cómo muchos filósofos cuestionan la existencia misma de la realidad. Al fin de cuentas, si el cerebro es capaz de generar un mundo físico y de hacernos vivir experiencias durante el sueño, nada nos asegura que nuestra “realidad” no sea así mismo una ilusión generada por alguna perversa ley del universo, o por una deidad a la que le gusta jugar con las vidas de los hombres. En todo caso, lo cierto es que la realidad tal como la entendemos parece ser extremadamente compleja y estar muy mediada por lo que nuestras mentes perciben como “real”.
La física cuántica, que nace en 1904 con la determinación de la constante de Planck, profundizará en estos misterios. Lo que antes era territorio de los filósofos se convertirá en componente central de la ciencia con la proposición de la Función de Onda de Schrödinger y su verificación por parte de Richard Feynman un par de décadas más tarde. En la segunda mitad del siglo XX y la primera mitad del siglo XXI se hará progresivamente más fuerte la noción de que la “realidad” dista mucho de aquello que vemos (al menos a escala microscópica) y que nuestras mentes tienen alguna influencia sobre ella. Un punto culmen de estos conceptos vendrá con la teoría de la realidad holográfica del universo. En esta teoría se sostiene que la realidad del universo no es más que una frontera del universo en sí.
Explicar esto es extremadamente complejo. La teoría tradicional del origen del universo supone que existe un momento en el cual por una razón desconocida una singularidad (esto es, una región que no puede explicarse con las leyes de la física) generó una explosión que creó el universo conocido. Esta teoría, por su parte, afirma que tal singularidad no existe en sí misma, sino que es el umbral más allá del cual la realidad no existe. El universo, entonces, partiría desde este punto creciendo en círculos concéntricos en un proceso de inflación (o aumento acelerado del tamaño) y la realidad como la conocemos no sería sino la frontera de esta esfera generada en torno al punto inicial, lo que se conoce como horizonte de sucesos.
Conceptos del Universo Holográfico
Este horizonte no es sino la representación cuatridimensional (pues se incluye el tiempo como una dimensión, algo que Stephen Hawking formuló) del punto inicial, tridimensional (con dos dimensiones espaciales y una temporal) que se ubica en la base de todo el sistema. Así como un holograma es una representación tridimensional ubicada sobre un punto bidimensional, la realidad tal como la percibimos no sería sino una parte del universo: una representación cuatridimensional sobre una superficie tridimensional.
Las implicaciones de esto son muy importantes. De acuerdo con Hawking, el universo “holográfico” que percibimos no sería sino uno de millones de universos posibles, todos los cuales podrían ser representaciones del centro tridimensional (el cual sería la verdadera realidad). Hace falta ver qué tanto se puede aplicar esta teoría al desarrollo de nuevas tecnologías, pero ya revolucionó la manera en que comprendemos el universo.
Fuente de imagen: cosmonoticias.org