Chucky, el muñeco diabólico, fue objeto de muchas cintas de terror en los años 90 y sembró el miedo en todos los que la veían. Pero lo que nadie sabe es la verdadera historia detrás de ese misterioso personaje. Aquí la tenemos:
El niño y su inseparable amigo paranormal
Robert Eugene Otto es el verdadero protagonista de esta terrorífica historia. En 1896, cerca de Key West, Florida, él recibió un muñeco hecho a mano por algunos de los empleados de la casa, que según se dice, eran hombres de raza negra traídos de las Bahamas y cuya principal arma es la práctica del vudú. El muñeco era muy sencillo y estaba relleno de paja. Tenía un traje de marinero y el pequeño Gene, como le decían sus padres, lo llamó Robert.
El muñeco y el niño eran inseparables y hacían todo juntos, como si se tratara de un hermano o de algún niño de carne y hueso; tanto así, que los padres del niño empezaron a preocuparse, porque el infante comenzó a tener comportamientos extraños: hablaba con el muñeco durante largas horas y según algunos vecinos de la familia Otto, cuando la casa quedaba sola, veían al muñeco asomándose por las ventanas y alcanzaban a oír ruidos extraños dentro de la vivienda.
Todo empezó a ponerse más escalofriante, cuando Robert experimentaba terribles pesadillas. Pero un día, comenzaron a suceder cosas fuera de lo normal y los muebles se movían solos. Se empezaron a escuchar golpes fuertes en las paredes y cuando los padres del menor le peguntaban por qué hacía ese tipo de cosas, él solo decía: “no fui yo, fue Robert”. Este fue motivo suficiente para que enviaran al muñeco al ático, pues no lo votaron a la basura porque el niño estaba muy encariñado con él.
Pasaron los años y Robert se convirtió en un afamado artista y vendía cuadros por doquier. Él atribuía su éxito al misterioso muñeco que lo acompañó en su infancia. Finalmente, con la muerte de sus padres, heredó la casa en la que pasó su infancia y se fue a vivir allí con su esposa Anne. Luego de algunos meses de convivir en la casa, Robert se percató de la presencia del muñeco y decidió volverlo a poner en algún lugar visible. Desde ese instante, el vínculo renació y se fortaleció aún más.
La maldición del muñeco continuó
Anne no gustaba mucho del muñeco, pues según ella, adquiría raras facciones y le emitía una vibración negativa. Como si fuera poco, los sucesos sobrenaturales empezaron a ser cada vez más recurrentes. Debido a esto, el matrimonio dejó de recibir visitas, pues para nadie era un secreto que en su casa había un muñeco maligno. Decidieron arrojarlo de nuevo al ático, para que no los perturbara más; no obstante, desde allí se oían risas en medio de la noche y golpes cada vez más fuertes. Nunca indagaron algún método para acabar con el mal que los aquejaba. En 1972, murió Robert e inmediatamente, Anne vendió la casa.
El muñeco quedo abandonado en el ático y la niña de 10 años de la nueva familia que llegó a la casa, lo descubrió y se encariñó inmediatamente con él. Pero al parecer, al muñeco no le agradaba su nueva dueña y en repetidas ocasiones, la niña se despertaba en medio de la noche víctima de terribles pesadillas y asegurando que el muñeco quería matarla. La historia concluye cuando finalmente, el muñeco es sacado de su lugar de origen, para ser puesto en el “Martello Gallery-Key West Art and Historical Museum”, donde según algunos trabajadores del lugar, el muñeco sigue más vivo que nunca, pues se han escuchado golpes en ese sitio donde está encerrado, pero al buscar evidencia, las cámaras dejan de funcionar o las fotos quedan borrosas.
Imagen: flickr.com