Casi siempre, es desde el cerebro donde se controla a toda la máquina orgánica. Si uno quiere aplaudir, lo hace, al igual que correr, caminar, brincar, mover los hombros, articulaciones, cabeza, etc, si se cuenta con un estado físico normal.
Empero, del mismo modo como se encuentran las acciones voluntarias con nuestro cuerpo, se hallan las involuntarias, donde es casi imposible controlar la situación y donde la mente ya no juega ningún papel. Eso puede ocasionar momentos vergonzosos y algunas indican que algo anda mal en el organismo. Veamos algunas de esas reacciones del cuerpo que es imposible controlar:
Un tic en el ojo
Es algo que casi siempre le pasa a todo el mundo en algún momento. Es una extraña sensación, un tanto desagradable, pero instintivamente uno se lleva la mano al ojo y al instante cesa aquel movimiento involuntario.
Científicamente se le llama “nistagmo ocular” y es una reacción que ocurre debido a que los ojos no se logran adaptar a los movimientos en un momento dado.
Los rugidos del estómago
Los médicos le denominan “borborigmo”. Es un rugido que se escucha venir de los intestinos, cuando no se ha comido nada, especialmente en ayunas. Los investigadores de la Universidad de Alicante, explican que cuando se ha ingerido alimentos, los movimientos peristálticos que se generan, movilizan el tracto digestivo.
Sin embargo, al no haber comido absolutamente nada, se generan otra clase de movimientos que, a su vez, provocan una sensación de hambre. Según los estudios efectuados al respecto, el organismo hace esto con el fin de preparar el cuerpo para una nueva ingesta de alimentos, limpiando cualquier rastro de comida que exista.
Que se ponga la piel de gallina
Esto se ocasiona a causa de cambios bruscos en la temperatura, estados de excitación, o si se percibe alguna clase de peligro próximo. Científicamente se le conoce como “piloerección”. Sucede cuando los músculos que están ligados a cada uno de los bellos capilares, se contraen. El profesor Josep Tur, de la “Universidad de las Islas Baleares”, en España, afirma:
“La piel de gallina es un fenómeno fisiológico que nos protege del frío aumentando la capa de aire encima de la piel y, por lo tanto, el aislamiento. Es el equivalente a ponerse un pulóver».
En el dado caso de experimentar algún tipo de intimidación, los pelos se ponen de punta como un mecanismo instintivo, que por debajo de la razón intenta mostrarse de mayor tamaño y de un riesgo considerable.
“Ya hemos perdido mucho pelo respecto a otros primates, así que la piloerección no nos hace parecer tan feroces como ellos o como cuando un gato se eriza, pero es la misma respuesta a un estímulo exterior potencialmente dañino”, añade el profesor.
La sensación de caerse al estar entre-dormido
Los misterios del sueño aún siguen siendo muchos para la ciencia. Para el profesor Tur, cuando una persona duerme es similar a cuando un disco duro de un ordenador se desfragmenta. Todos los recuerdos, asociaciones en el día, acciones, deseos y frustraciones, ocurren en el sueño.
La perspectiva de Tur frente a esa extraña sensación de caerse en instantes de estar entre dormido y despierto, se debe a que se llega a la fase REM, que significa “Movimiento rápido de ojos”. En ese periodo del sueño el cerebro se mantiene en actividad, pero de una forma inconsciente.
El hipo
Por más que uno intente, es casi imposible controlarlo. Se trata de unos espasmos producidos por los nervios del diafragma, generalmente ocasionado por exceso de ingesta de alimentos, o también una mezcla abrupta entre bebidas muy calientes y muy frías.
Sonrojarse
El sentirse apenado por alguna situación, es una reacción natural y que la cara se torne rojiza es algo también muy difícil y casi imposible de poder controlar a voluntad. Son esas circunstancias en las que se experimenta una sensación de querer escapar de ahí cuanto antes, deseando ser tragado por la tierra. Quizá, porque se cometió algún error o se dijo algo inadecuado.
Es un corto periodo de tiempo, el estado de vergüenza ocasiona que el sistema nervioso se altere y genere adrenalina, acelerando las funciones vitales con la finalidad de preparar el cuerpo para la huida. Toda la circulación se agita, los vasos se dilatan y eso causa el sonrojo de la piel.
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