Sin duda alguna, el más grande basurero del planeta es el mar, donde desemboca toda la contaminación de los ríos, incluyendo sus desechos que son de toda índole, desde hospitalarios, industriales, militares, entre otros, como por ejemplo cadáveres tanto de animales como de seres humanos. Pero unos científicos, quisieron investigar qué sucedía cuando se lanzaba carne en putrefacción al fondo del océano y lo que descubrieron fue sorprendente…
El mar, un tiradero de cadáveres
El equipo investigativo estaba conformado por preparados profesionales de Ciencia de la Universidad Ocean Network, junto con algunos profesionales de Criminología de la Simon Fraser de Canadá, pues se debe tener en cuenta que quienes más arrojan cadáveres humanos al mar son los criminales, especialmente los grandes de la mafia.
El objetivo primario era saber a ciencia cierta, cuánto tiempo duraba en desintegrarse un trozo de carne al ser arrojado a las aguas marítimas. De tal modo que utilizaron el cadáver de un cerdo, el cual dispusieron en una jaula con una cámara de video adaptada en su interior, para capturar todo el procedimiento.
El experimento se desarrolló en dos etapas distintas: una, en época de primavera y la otra, en temporada de otoño en las aguas del mar de Salish. En ambas, los resultados fueron idénticos: el cuerpo del cerdo se desintegraba en un lapso de 72 horas, quedando únicamente el esqueleto que luego sería recolectado por algún pulpo y el cual al pasar de seis meses, desaparecía por completo.
El cerdo fue colocado a 300 metros de profundidad, en un lugar en el que el agua tiene una gran cantidad de oxígeno y de vida marina, entre las islas de Victoria y de Vancouver, en el la costa oeste del país canadiense.
Los huesos prevalecen unos cuantos meses
De tal modo que los criminales no se pueden deshacer de un cadáver tan fácilmente, por el mero hecho de lanzarlo al océano, pues aunque la carne se descompone a gran velocidad, los huesos prevalecen unos meses, con la posibilidad de que queden fragmentos a la vista.
Los primeros seres que llegan a comerse el cuerpo sin vida, son unos diminutos crustáceos llamados lisianásidos. Cerca de las primeras 5 horas, también hacen presencia unos tiburones de poco tamaño denominados Hexanchus griseus y se marchan a las 24 horas siguientes. Pero tan pronto como se alejan, los lisianásidos vuelven a su banquete. Finalmente, los cartílagos restantes del esqueleto son comidos por algunos camarones.
Imágenes: youtube.com