El trágico accidente del vuelo 401
Tragedia
Nuestra historia comienza con una tragedia que, en su momento, conmovió a los Estados Unidos. El 29 de diciembre de 1972 el vuelo 401 de Eastern Airlines, que se dirigía de la ciudad de Nueva York a la ciudad de Miami, se estrelló en los Everglades de Florida. El accidente – hasta entonces, la peor tragedia aérea civil en la historia del país – parece haberse causado porque la tripulación no fue consciente de que se había desactivado el piloto automático y el avión perdió gradualmente altitud. De los 176 tripulantes 75 sobrevivieron al impacto (dos de los cuales morirían poco después) y 101 murieron como consecuencia del choque.
Entre los muertos se encontraban Robert Loft y Donald Repo, comandante y segundo oficial del vuelo respectivamente. Según contaron sus compañeros, los hombres eran muy responsables y siempre garantizaron la seguridad en sus vuelos, por lo que debió ser muy doloroso el segundo en el que fueron conscientes de la gravedad del error que habían cometido. En su defensa, un serio problema en el tren de aterrizaje que habría comprometido el vuelo tenía a la tripulación completamente ocupada, pues su solución era urgente, e hizo que no notaran el problema del piloto automático.
Aprovechamiento de los restos
Luego de que se rescataran todos los sobrevivientes y se recuperaran los cuerpos de los desafortunados muertos, la aerolínea comenzó a recoger los restos de la aeronave con la intención de utilizarlos en otros vuelos.
El asunto era protocolario y nadie le habría puesto mayor atención de no ser por eventos extraños que comenzarían a suceder poco después… en otros vuelos de la misma aerolínea.
Apariciones
Las apariciones no eran evidentes, y ocurrían de manera tan cotidiana que pasó algún tiempo antes de que los miembros de la aerolínea comenzaran a notar que algo estaba sucediendo.
Se trataba de pasajeros como cualquier otro, que sencillamente aparecían sentados en las sillas o caminando al pasillo en los momentos adecuados. Siss Patterson, una de las azafatas, afirma que en una ocasión se encontró frente a un hombre que no estaba identificado y le solicitó su pasabordo (en el que aparecía el número de asiento que le había sido asignado). El hombre, tras un breve periodo de confusión, se levantó y desapareció, causando gran impresión en la azafata que posteriormente lo identificaría como Robert Loft.
Pero no se trataba simplemente de apariciones. Unas semanas después del accidente un hombre se acercó a algunos miembros de la tripulación para advertirles de un posible problema con el vuelo. En una ocasión, un asistente de vuelo llamado fue testigo de cómo un hombre no identificado se acercaba a una aeronave con equipo de reparación y comenzaba algunas obras en uno de los hornos de galería. No sería hasta el final del vuelo que se encontrarían algunas chapuceras reparaciones que impidieron que un error no previsto causara otra catástrofe.
Faye Merryweather, otro asistente de vuelo, fue testigo de cómo un rostro se materializó en otro horno de galería, en este caso el de la aeronave Tri-Star 318. Tras llamar a un par de superiores, sus acompañantes reconocieron el rostro de Donald Repo, que en una voz tenue les advirtió “cuidado con el fuego en esta aeronave”. El asunto llevó a una revisión mecánica profunda que reveló serios inconvenientes con el motor y llevó a que el vuelo se cancelara.
Fue en este momento cuando se comenzó a hacer la asociación: los hornos en los que apareció Repo eran los mismos que habían sido “rescatados” del accidente. Algunos miembros de la empresa comenzaron a hacer las cuentas… y todo encajaba:
Los dos hombres aparecían allí donde hubiesen sido reciclados objetos de su vieja aeronave.
Las apariciones continuaron por algún tiempo para disgusto de los dirigentes de la aerolínea (que por cierto llegaron a amenazar con el despido a los empleados que insistieran demasiado en el tema). Pese a que los reportes eran fiables y los presentaban empleados muy buenos, el asunto terminó por esconderse y demonizarse.
Todo indica que las directivas de la empresa no tenían por qué estar tan prevenidas. El propósito de los dos fantasmas (en particular de Repo) parecen haber sido ante todo garantizar la seguridad de los vuelos y evitar que una tragedia como la suya se repitiera. Quizás desaparecieron después de haber cumplido, después de la muerte, con aquello que no pudieron lograr mientras estuvieron con vida.
Imágenes: 1: thisdayinaviation.com, 2: oculto.eu