Inglaterra en un siglo de creencias
Corría el siglo XVIII, durante el reinado del rey Jorge en Inglaterra, cuando sucedió uno de los casos que más armó revuelo para la época. Se trataba del insólito y espectacular caso de Mary Toft de Godalming, una mujer que en septiembre de 1726 llamó a John Howard, el cirujano local para que atendiera su parto.
Parto de conejos
El hombre acudió lo más pronto posible a casa de Mary y, para su sorpresa, la mujer había dado a luz a nueve conejos. Los animales no nacieron completos sino que se trataba de partes enteras de conejo, lo que no quita el hecho asombroso que la mujer estaba dando a luz a no uno, sino a toda una camada de animales.
El mismo John Howard escribió a los hombres de ciencia para que le ayudaran a investigar tan insólito caso, lo que no tardó en ocurrir y varios hombres notables fueron enviados por el propio rey, entre los que se encontraba Natanael Saint André, un cirujano de renombre. Howard les explicó que la mujer había tenido un aborto reciente y la mujer siguió dando a luz conejos en presencia de los médicos.
La mujer más famosa de Inglaterra
Hacia noviembre de ese mismo año el caso de Mary se había convertido en toda una sensación nacional, y fue trasladada a Londres donde se le realizarían más estudios. Pero para sorpresa de todos, María dejó de dar a luz los extraños conejos.
El final de la historia
Un médico londinense advirtió a la mujer que debería chequear quirúrgicamente el útero para hacer las respectivas investigaciones científicas pero, ante la noticia, la mujer decidió confesar que todo se trataba de un fraude y que era ella misma quien introducía los conejos en su vientre motivada por deseos de fama y, principalmente, porque esperaba conseguir una pensión de parte del rey.
La mujer fue encarcelada por fraude, aunque se le dejó libre al cabo de un tiempo y hay quienes aseguran que logró tener un hijo un año después. No tan buena suerte corrieron John Howard y Natanael Saint André, quienes habían certificado y defendido el fenómeno como verdadero, y sus carreras resultaron seriamente arruinadas.
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