Síndromes extraños
Ya hemos visto casos en los que la mente, por alguna razón, se convence de un sinnúmero de cosas que parecen no tener sentido – que la persiguen, que el cuerpo está hecho de vidrio, que hace parte de una conspiración, que su vida fue organizada por un reality show – pero seguramente el Síndrome de Cotard se lleve un premio al trastorno más extraño. Este síndrome se da cuando una persona está convencida de que ha muerto (o bien, de que su cuerpo no existe).
Un tanto difícil de explicar, el síndrome de Cotard se describió por primera vez en 1880 por el neurólogo francés Julet Cotard, quien describió el caso de una mujer (a la que llamó mademoiselle X) que ya no creía en el Diablo o en Dios, en la existencia de partes de su cuerpo y afirmaba que estaba condenada. Por alguna razón, parecía creer que ya no necesitara de alimentación y que estaba condenada por la eternidad a permanecer en la tierra, pues ya no sería capaz de morir. El delirio fue descrito por Cotard como “Delirio de Negación” y su paciente llegó a morir de inanición al negarse a recibir alimentos.
Se registran casos de esta extraña enfermedad al menos desde 1780, pero el primer diagnóstico oficial no se hizo hasta un siglo más adelante. Su característica principal, como lo estipuló Cotard, es la negación de la vida, del cuerpo o de la existencia de una o más partes corporales. Consta de 3 fases: la fase de germinación (donde aparecen síntomas de depresión psicótica e hipocondría); la fase de florecimiento (donde el síndrome se desarrolla y los síntomas de negación llegan a su máximo); y la fase crónica, donde a los delirios se añaden los síntomas de una depresión crónica.
¿En qué consiste este «delirio del muerto»?
Normalmente, quienes sufren el síndrome de Cotard terminan por alejarse de todas las personas cercanas y adoptar una vida solitaria: son comunes las visitas a cementerios y la intención de permanecer enterrado en alguna tumba debido a la convicción de que, realmente, se está muerto. Debido a esto, además, se descuidan cosas como la higiene y la salud personal, la persona deja de comer (o lo hace solo esporádicamente), o en ocasiones opta por atiborrarse de comida ya que “los muertos no engordan”. Este fue el caso de Hayley Smith, una joven de Alabama (Estados Unidos) que duró 3 años convencida de que era un cadáver.
De acuerdo con el relato de Hayley, las cosas comenzaron de manera abrupta: “estaba de compras cuando comenzó la extraña sensación… mi cuerpo entero se durmió, boté todos los vestidos que tenía y salí corriendo de la tienda. Sentí que enloquecía”. El caso de Hayley llegó al punto en el que perdió contacto con todos sus amigos y no fue hasta una visita fortuita – casi dos años después – que tomó el valor para contarle a su padre, quien de inmediato le aconsejó que visitara un psiquiatra. En este periodo, Haley acostumbraba a ver películas de zombies porque decía que “la hacían sentir en casa”.
Al final, la ayuda terapéutica terminó por ayudar a Hayley, quien ha hecho algunas declaraciones instando a personas con el Síndrome a buscar ayuda psicológica. Sin embargo, muchos otros que sufren de la enfermedad terminan por enfermar o morir debido a la falta de alimentación o al mal estado en el que mantienen sus cuerpos. Hasta el momento, investigaciones indican que el trastorno se debería a un malfuncionamiento del área de rostro fusiforme del cerebro, que llevaría a que las personas no reconozcan su cuerpo como suyo. ¿Conoces a alguien con un trastorno extraño? ¿Has llegado a sentir que te encuentras en un cuerpo ajeno?
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