La inmensidad del gran mar océano
El océano es una región vasta, cuya magnitud supera la imaginación de cualquier hombre. Quizás por esto las leyendas que allí se originan parecen no tener fin, aunque podría ser por la insaciable sed de almas humanas que parece tener esta región del mundo. La cantidad de hombres y barcos que han desaparecido sin dejar rastros en las aguas del gran océano no pueden contarse.
En los anales del misterio marítimo, uno de los que verdaderamente destaca es el extraño caso de un barco que muchos creían imposible de hundir. Llamado “MV Joyita”, se embarcó en un viaje de rutina en dirección a las Islas Fiji solo para reaparecer como un barco fantasma, su tripulación perdida, marchando sin rumbo por los océanos del sur. Nunca se supo cuál fue el destino de la tripulación del que vino a bautizarse como el “Mary Celeste del Pacífico Sur”.
Historia del MV Joyita
El MV Joyita era un yate de lujo construido en 1931 por el famoso director de cine Roland West y bautizado por el nombre de su esposa, Jewel Carmenville (Jewel significa joya en inglés). Medía 21 metros de longitud y debido a su estructura de madera (resistente y de alta calidad) se suponía que jamás podría hundirse, sin importar el daño que sufriera el casco.
La historia del barco también era bastante curiosa: había sido adquirido por la marina estadounidense y usado en Pearl Harbor durante la Segunda Guerra Mundial con el nombre YP – 108. Tras otras varias adquisiciones (una de las cuales se caracterizó por reforzar su casco con corcho, incrementando las leyendas sobre su invulnerabilidad), el MV Joyita terminaría en manos de un navegante británico radicado en Samoa, llamado Thomas H. Miller.
En las paradisíacas islas del pacífico el MV Joyita se convertiría en una nave de pesca y de transporte de pasajeros. El 3 de octubre de 1955 la embarcación zarparía en dirección a las islas Tolekau desde Apia, capital de Samoa. Se trataba de una travesía de rutina y se esperaba que llegaran a su destino el 5 de octubre… sin embargo, el día llegó y no había rastro en las islas del barco.
Originalmente las autoridades pensaron que se trataba de un problema en los motores que había retrasado levemente a la tripulación. Sin embargo, pasaron los días y no había rastros del barco en las aguas entre las dos islas. En la semana siguiente el gobierno neozelandés envió a efectivos de la Real Fuerza Aérea a buscar la embarcación, que revisaron más de 260 mil kilómetros cuadrados sin encontrar restos de la nave.
Aparece la embarcación perdida
El 10 de noviembre de 1955, el capitán del navío mercante Tuvalu detectó la embarcación perdida cerca de las costas de la isla de Vanua Levu, a casi 1000 kilómetros de su destino. Pronto descubrieron que la tripulación había desaparecido y el Joyita se encontraba a la deriva, sin ningún piloto a bordo. No solo faltaban los pasajeros, sino que las 4 toneladas de cargamento y los botes salvavidas también habían desaparecido. El barco se mostraba en un estado lamentable, con el puente quebrado y varias ventanas rotas.
Pero los misterios del MV Joyita no hicieron sino aumentar cuando los visitantes abordaron la nave. En primer lugar, las luces seguían encendidas y todos los relojes se habían quedado pausados a las 10:35. Los equipos de posicionamiento (como brújulas y sextantes) habían desaparecido, y la radio estaba funcionando correctamente sin que hubiera señales de haber enviado un mensaje de ayuda.
El MV Joyita habría tenido problemas con una de sus tuberías, que al parecer había inundado uno de los cuartos de máquinas. Por razones desconocidas, el capitán se habría hecho a la mar con solo uno de sus motores en funcionamiento, volviéndolo muy vulnerable ante un malfuncionamiento del mismo. Aparentemente, el motor habría fallado y la tripulación no fue capaz de contener la inundación, por lo que decidieron abandonar la nave… pero, ¿por qué?
La gama del barco respecto a ser imposible de hundir no era mera leyenda. Su estructura de madera con corcho hacía prácticamente imposible que naufragara: la tripulación habría permanecido a salvo si se hubiera quedado a bordo. El capitán Miller era perfectamente conocedor de esto y nadie dudaba de que jamás habría abandonado su nave (que además era su favorita) voluntariamente.
Algunos propusieron un ataque pirata, pero no tenía sentido que el cargamento (madera y suplementos médicos) hubiera sido robado, pues eran objetos que no tenían ningún valor para los piratas. Se llegó incluso a proponer el secuestro por parte de un submarino soviético o una fuerza expedicionaria japonesa que no sabía que la guerra había terminado, pero ninguna hipótesis parecía convincente.
Otra teoría le apuntaba a un motín de la tripulación que, por motivos desconocidos, habría decidido rebelarse contra el capitán y habría abandonado la nave al primer problema. Esto tiene más sentido (explicaría por qué abandonaron una embarcación completamente segura) pero también parece poco probable.
Jamás se volvió a encontrar rastro de Miller ni de ninguno de los tripulantes de la nave. El misterio del Joyita es tan grande hoy como hace 60 años, y a estas alturas permanecerá para siempre. Nadie sabe qué sucedió aquellas noches de octubre que llevase al abandono del barco, que a partir de entonces cargó una especie de maldición sobre sí hasta ser abandonado como una carcasa inútil, más de una década después. Al día de hoy, no queda más que el recuerdo de la otrora infatigable nave.
¿Qué propondrías tú para explicar este misterio?
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