Los hijos: una bendición para los hogares; la alegría de cada día y los sentimientos indescriptibles del privilegio de ser padres. Pero no podemos negar que también existe el otro polo en todas las cosas: dolores de cabeza frecuentes por culpa de las travesuras de los pequeñines, muchas de las cuales pueden llegar a valer un ojo de la cara, como un niño que rompió una escultura de más de 130 mil dólares y ahora sus padres deben responder por todo. Ahora veremos: “los niños que hicieron perder miles de dólares a sus padres”:
Billetes hechos pedazos
Esta familia jamás volverá a cometer el error de guardar todos los ahorros de los últimos meses y años, en un sobre al alcance los de los niños, aunque el mismo vaya destinado para ellos. De repente, en un juego, esfuman todo aquello que con tanto esfuerzo y sacrificio se logró juntar. Pues eso fue lo que vivieron unos estadounidenses, quienes hallaron su dinero hecho mil pedazos, al igual que sus propósitos.
Se trata de dos malabaristas: Jackee y Ben Belnap. Así se ganan la vida, haciendo piruetas para la gente. Y de mucho trabajar, iban acumulando dólares para que, de ese modo, se pudieran dar el lujo de comprar todos los boletos para toda la temporada de futbol y además, ayudar a cubrir los gastos de su boda que hasta ahora se iría a realizar. Eso se lo prometía todo el tiempo Ben a su hijo, quien cada día veía más cerca el momento de pasarla tan bien en los estadios. Pudieron ahorrar 1.060 dólares en total y ya casi completaban para cumplir esa tan esperada meta.
Pero un día, Jackee buscaba desesperada la cajita donde guardaba ese dinero. La angustia contagió a todos y revolcaron la casa entera, con tal de hallar los billetes. Hasta que un fuerte grito, del que se captaba una terrible frustración, anunció que Jackee la había encontrado. Cuando Ben fue a ver, ella tenía en sus manos una trituradora de papel y señalaba hacia el bote de basura, las tiras de los billetes que tanto trabajo les costó reunir.
Todo indicaba que su pequeño hijo Leo, de tan sólo dos años y medio, habría sido el autor material. Por esos días, el niño veía a la mamá usar la trituradora con frecuencia y le quedaron unas ganas inmensas de probar qué se sentía triturar papel. En el instante en que se sintió solo y estaba cerca de la cajita del dinero de los ahorros, no tuvo reparo en tomar los billetes y divertirse de lo lindo.
Casi no pueden superar ese momento, pero cuando ya se estaban resignando, recibieron noticias del gobierno, el cual decidió reponer por completo la suma de billetes destruida. Lo único que exigían es que enviaran todas las tiras de los billetes a Washington y en un plazo máximo de dos años, les devolverían la suma.
Una millonaria travesura
Dice el viejo y conocido dicho popular: “el que rompe paga y se queda con sus tiestos”. Pero no siempre aplica, ya que, si se es menor de edad, pagan los padres. Eso le sucedió a un niño de cinco años de edad, quien jugaba en el centro comunitario de Overland Park, localizado en el estado de Kansas.
En un momento de descuido de Sara Goodman, su pequeño hijo accidentalmente rompió una escultura. Entonces llegaron de inmediato las autoridades del lugar y aunque molesta, Sara estaba dispuesta a pagar. Cuando le dijeron que la obra de arte costaba 132 mil dólares, casi se desmaya. Se arrepentía en sobremanera, de haber dejado a su travieso hijo jugando en la recepción. Esa noche se hallaban en un matrimonio al que los habían invitado.
No hubo manera de que los eximieran de pagar semejante suma, aun cuando la mujer explicó que no contaba con tamaña cantidad de dinero y alegaba que la seguridad de la escultura era la culpable, al no contar con medidas pertinentes. El niño abrazó la estatua y le ganó su peso; ambos cayeron al piso y la escultura quedó en mil pedazos.
Lo mejor es estar pendientes de los pequeñines y no dejarles dinero, ni nada peligroso o de valor a su alcance, pues de no ser así, las consecuencias podrían costar un «ojo de la cara».
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